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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
25 September 2020
Jamás os he traído a Stefan Zweig al blog, y teniendo en cuenta lo muchísimo que le admiro desde hace muchos, muchos años, la verdad es que me da hasta vergüenza. Lo conocí como biógrafo, y leí sus obras sobre María Estuardo, María Antonieta y Balzac casi una detrás de otra. Luego ya vino su faceta como novelista y especialista en novelas cortas y relatos, y me terminó de enamorar. Cuando este verano me regalaron Una boda en Lyon por mi cumpleaños, me decidí a traerlo al blog. Me hubiese gustado hacerlo con un libro de más "peso" dentro de su bibliografía, pero ya habrá tiempo para eso.

Aunque el libro se llama Una boda en Lyon, en realidad es una compilación de cuatros relatos (publicados originalmente entre 1901 y 1946), siendo el que da título al volumen el principal de ellos. Los otros tres relatos son La caminata, Un ser humano inolvidable y Dos solitarios. Estos cuatro relatos se reparten las apenas 60 páginas que contiene la edición, así que os doy una pincelada sobre cada relato y mi opinión sobre él sin extenderme demasiado (espero).

Una boda en Lyon está ambientada durante la Revolución Francesa, concretamente durante los días de novienbre de 1793 en que Lyon fue tomada por asalto tras ser considerada ciudad traidora a la Asamblea Nacional, y en los que se ordenó su total destrucción además de una masacre dciudadana. En este contexto de decenas de fusilamientos diarios conocemos la historia de dos jóvenes que se reencuentran en los sótanos del Ayuntamiento donde pasan la noche antes de su ejecución al amanecer. Tenían previsto casarse justo el día en que las tropas de la Asamblea habían irrumpido en la ciudad, y su máxima ilusión sigue siendo morir como marido y mujer.

Un relato conmovedor y muy emocionante, narrado con esa sensibilidad y esa elegancia a las que Zweig nos tiene siempre acostumbrados, y a las que además se suma esa precisión narrativa que ya de por sí brilla en sus novelas cortas y que en este relato arrulla al lector. Apenas necesita veinticinco páginas para pellizcarte el corazón y dejar en él la huella de esta humilde, preciada y triste historia. Es mi favorito de los cuatro relatos, sin lugar a dudas, y es del que menos os voy a hablar porque no debo hacerlo. Así son las cosas.

La caminata nos traslada a los tiempos en que Jesucristo, aquel al que llamaban el Maestro, obraba milagros en unas tierras que esperaban la llegada del Mesías. Había esperanza en los corazones, y nuestro protagonista es uno de esos jóvenes piadosos llenos de expectación. Un día, tras un funesto sueño, decide ponerse en camino y ver en persona el rostro de su Señor. Camina angustiado, con prisas, ¿y si ocurre algo que le impida conocer al Redentor?

Quizás es el que más me ha sorprendido del libro ya no solo por la ambientación sino por la historia en sí misma. Es el más original de todos, te imaginas perfectamente desde el principio el momento concreto y preciso hacia el que se encamina el protagonista, y Zweig consigue crear hasta cierta intriga por saber si llegará o no llegará a tiempo, todo aderezado por entretenimientos y retrasos varios. Tiene un final curioso que da para debatir sobre él y su significado, y del que, sin adentrarme más allá, se deduce un trasfondo filosófico más acusado de lo que aparenta a primera vista.

Un ser humano inolvidable nos invita a conocer a Anton, un ser humano que vive su vida acorde a dos premisas muy difíciles en esta vida: una es no se somete al poderoso dios que es don dinero, y la otra es que vive entre sus semejantes sin haberse creado ni un solo enemigo. Siempre parece saber lo que necesita la gente, siempre está dispuesto a ayudar a todo el mundo y todas sus buenas acciones le son recompensadas. No tiene un solo penique que pueda llamar suyo, pero no acepta más dinero que el vaya a necesitar para comer ese mismo día, y si ese día ya tiene el dinero que necesita, no acepta pago alguno. No se preocupa por el mañana, se limita a confiar en Dios... y todas las puertas están abiertas para él.

Estamos ante una reflexión sobre la sociedad en que vivimos subyugada al poder del dinero. Y no me refiero al dinero en grandes cantidades ni a aspiraciones de riqueza, sino al día a día de un ciudadano normal con pequeñas preocupaciones monetarias, facturas que pagar y plazos que cumplir. El narrador, un vecino observador de las andanzas de Anton, es un narrador optimista que tiene fe en sus semejantes y en que estos están siempre a la altura de una persona generosa y desinteresada como Anton. Reflexiona sobre cómo sería nuestra sociedad si todos confiáramos en los demás, si fuesemos altruistas de corazón y elimináramos el dinero de nuestras vidas. Nunca vienen mal meterse en vena estas dosis de fe en la humanidad, y aunque fue publicado de manera póstuma en 1946, no sé en qué época fue escrito... duele pensar en Zweig escribiendo esto y perdiendo desesperadamente esa confianza años después.

Dos solitarios narra el momento en que se conocen un hombre y una mujer. de él no conocemos el nombre; a ella la llaman "la birriosa Jula". Ambos son compañeros en una fábrica pero jamás han hablado. Él tiene un pie tullido y ella una fealdad tan llamativa que es objeto de burla constante por parte de sus compañeros. Jula llora la última humillación cuando él se acerca a consolarla y esa conversación, aun siendo practicamente extraños, desahoga sus almas doloridas tras toda una vida sufriendo por sus físicos.

Este relato, que cierra el libro, es muy, muy breve, y también el más sencillo de todos en cuanto a la historia que narra. No es más que el encuentro entre dos seres que sufren por su físico y las limitaciones que les impone en su día a día (en un caso físicas por cuestiones de movilidad, en el otro psicológicas a causa de las humillaciones y el rechazo social), pero Zweig lo cuenta bonito, lo cuenta tierno, y sabes cómo va a terminar desde que empieza, pero eso es lo de menos. A Zweig se le escapa aquí otro poquito de fe en el ser humano y su buen corazón, otro poquito de fe en que las cosas van a salir bien.

No os he reiterado en cada relato lo bien que escribía este señor porque ya lo he dicho en el primero y no hace falta repetirse cuando es algo que se sobreentiende. Aun así (y obviamente es una opinión muy personal), yo creo que Una boda en Lyon es un librín para lectores habituales de Zweig, más que para aquellos que quieran adentrarse en su obra por primera vez, porque para quienes no lo hayan leído nunca, quizás la lectura les sepa a poco. Sin embargo, para quienes sí están habituados a su obra y no van buscando formarse una opinión sobre él en base a estos pocos relatos, Una boda en Lyon supone una ración de caviar reducida pero muy sabrosa... un tentempié de lujo que sabes de antemano que vas a saborear y con el que matar el gusanillo cuando el hambre por leer algo suyo es apremiante y no es momento para un plato más contundente.

Huelga decir (antes de que alguien me diga que el caviar no le gusta xD), que lo podéis sustituir por el alimento que más gustéis, pero la conclusión es la misma: Una boda en Lyon es una delicatessen que se degusta con mucho cariño. O yo la he degustado con mucho cariño, que para el caso es lo mismo.
Enlace: https://inquilinasnetherfiel..
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