En un ratito de siesta. Un viaje en barco, donde lo de menos es el barco o el viaje. Un personaje hecho sólo de ajedrez. Desde la nada y hasta nada más. Desde una pobre humildad hasta una solitaria arrogancia. Nada más que ajedrez. Una partida de ajedrez. Y otra. Y una revancha. Y ahora un protagonista con una historia que contar. Prisionero de la gestapo. Prisionero en una habitación vacía y solitaria. La tortura del vacío, de la nada. El intento de escapar con la mente en partidas de ajedrez, en partidas a ciegas hasta tocar la locura. Un miedo: una última partida entre el desvarío y la cordura. Todo esto sólo en un ratito de siesta. |