Se puede escapar de sí mismo?. Puede la mente liberarte de la opresión, la rutina, el miedo a enloquecer ante el propio vacío existencial?. Puedes enfrentarte a tu miedo para no ser víctima y verdugo de las circunstancias?. Zweig nos presenta un relato extraordinario, que rezuma elegancia, destreza y que bien podría tener algo de autobiográfico. Dos hombres muy diferentes, en cuanto a su origen e historia personal, se encuentran en una travesía hacia New York. Uno es campeón del mundo de ajedrez , juega para huir de la pobreza, el dinero es su motivación. El otro huye de su destino. Un tablero y la fascinación por el movimiento de las figuras serán los responsables de que se destape el pasado del segundo. A partir de ahí, asistimos a todo un desfile, secuencia de sensaciones y ejemplos de huir de la locura, la supervivencia, la propia resistencia a sucumbir a la tortura que te pone a prueba día a día y que puede llevar a la enajenación. Este relato, con gran profusión de imágenes mentales que evocan el sufrimiento de un hombre privado de libertad, está considerado como uno de los mejores de Zweig y al mismo tiempo no puedo dejar de pensar que fue escrito poco tiempo antes de dejar este mundo junto a su esposa, de forma voluntaria. Esta fue su peculiar forma de huir o es un ejemplo más de esa insatisfacción, tristeza, falta de correspondencia que sufren los personajes de sus novelas?. Tan bello, tan intenso, tan duradero , como la esencia de la magia agridulce!. Incomparable!.Eso es leer a Zweig para mí. |