En apenas unas páginas, Zweig , consigue trasmitir tanto o más que si hubiera escrito 800. Soberbia, prejuicios, denuncia social, desprecio , amor y tradición son algunas de ellas. La historia comienza cuando el narrador acude a un tradicional café Vienes ( los que amamos Viena vemos esos terciopelos rojos y esas vitrinas de dulces al lado de de la Sthepansdom) allí se encuentra recordando cuando era joven , como un excéntrico librero judio se sentaba en el café , en la misma mesa , trasmitiendo sabiduría literaria y viviendo en su mundo , en los libros , sin importarle nada más. Maravillosa narración en la que Zweig, en 1921 , ya intuye ( quizas) lo que la primera guerra mundial provocaría en el mundo , la segunda. Si cabe con más prejuicios y más horror. Pero volviendo al café Vienes , Zweig , sentado en una mesa , nos hará sentir a los amantes de los libros que existe un refugio , aunque sea mental, para evadirnos del mundo. Como el Viejo Mendel. "Los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido." |