Encuentros con libros

Leer a Zweig puede convertirse en adictivo y lo digo tras acabar la segunda obra que leo de él. No lo digo haciendo referencia a sus libros como si de alguna droga se tratara, más bien de esa medicina que cura el alma, que abre el apetito por el buen gusto a la pluma de escritores cuyos escritos están catalogados como auténticas obras maestras de la literatura.
Definitivamente me resulta imposible negar que cada vez me gusta más Zweig, que crece en mí el firme propósito de leer su bibliografía y aunque recientemente he leído alguna que otra corriente que pone en tela de juicio la hipocresía de su pensamiento en ciertas cuestiones, ya me guardaré yo de crearme mi propia y respetuosa opinión del autor austriaco.
Encuentros con libros, una obra para lectores que se acercan a un libro de su exploración salen con un mapa lleno de otros destinos hacía nuevos e interesantes tesoros literarios que descubrir.
En este, el autor a modo de prologo cuenta lo que le aconteció en una travesía por el Mediterráneo en un barco que realizaba la ruta de Génova a Argel. A bordo conoció a un joven marinero italiano con el que entabla una camaradería bastante distendida. Un buen día el muchacho le pide que le lea una carta que una chica le ha escrito. Es en ese momento cuando Zweig se queda asombrado porque hasta ese momento no había entablado amistad con nadie que no supiera leer. Esto le lleva a pensar en la siguiente pregunta ¿Cómo se puede respirar sin el aire universal que brota de los libros?. La vida sin un libro, sin poder leer, sin vivir la vida de otras personas, sin tener acceso al conocimiento que nos hace mucho mejores.
A partir de ese momento y con el sentimiento de cuán importante son los libros y sus autores, como lectores, tendremos el privilegio de ver ante nuestros ojos, una treintena de textos donde el autor recopila prólogos, reseñas, artículos sobre distintos autores, libros o géneros. Sabremos mucho más sobre Stendhal, Balzac, Goethe, Byron, Rilke o Flaubert.
Sin lugar a dudas Zweig nos abre una ventana a los clásicos, esos que muchas veces adornan nuestras bibliotecas sin que los hayamos leídos pero que al preguntarnos, nuestros piropos hacía ellos manen como un caudal prolifero de buenos propósitos y virtudes. En este punto, el austriaco en este libro me ha parecido en cierto modo ese buen bloguero al que tras entusiasmarle un buen libro, hace todo lo posible por convencer a futuros lectores, en hacer que ese libro tenga la mayor difusión posible y para ello nos cuenta perspectivas inimaginables, datos, detalles que hacen más atractivo ese ejemplar o a ese autor, como sí de un canto de sirena se tratara.
Territorio para cazar citas, Encuentro con libros, vaya por delante, es un prado literario lleno de árboles frutales donde de sus ramas cuelgan obras que devorar con placer, pero ese paseo como todo buena caminata debe hacerse sin prisa, con la pausa del que degusta cada hoja y cada contenido del recorrido que realiza por un bello paraje. Puede que no sea la mejor obra para descubrir al austriaco, pero como ya tuve la ocasión de comprobar en una obra anterior, sin lugar a dudas no hay ni una sola frase que sobre, su prosa enamora al buen lector y uno queda hipnotizado por todo lo que cuenta.


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