El candelabro enterrado

Un librito corto de Stefan Zweig, de esos que demuestran su maestría. Casi sin darte cuenta, en apenas 130 páginas, te enseña más de lo que hubieras podido imaginar.
La novela comienza en plena caída de Roma, cuando los vándalos saquean la ciudad. Entre todas las riquezas del pueblo romano se hacen también con la menorá, el candelabro de siete brazos del Templo de Salomón y que forma parte del Tesoro sagrado del pueblo judío. La comunidad judía de Roma, al conocer la noticia, decide que uno de sus niños deberá ver por última vez el candelabro antes de que desaparezca de la ciudad, puesto que su historia debe continuar siendo contada y precisan de un testigo.
Comienza así una historia de peregrinaje, tanto del objeto como de Benjamín, ese niño elegido que se prolongará durante décadas. Y con ese viaje, Zweig aprovecha para darnos una lección de Historia a la vez que nos habla de tradiciones judías, de la lucha entre la justicia y poder, de las condenas para los perseguidos y la importancia de la perseverancia.
Si hay algo que me enamora siempre que leo a Zweig es lo estimulante que es, las ganas de saber que genera. Un maestro en toda regla.