Carta de una desconocida

Hace unos años leí varias novelas cortas de Zweig, pero mi memoria prácticamente las había olvidado. Ésta fue una de ellas, y debo decir que en su momento me hizo reflexionar e incluso me gustó. Pasados los años, se me ha hecho soporífera debido a la trama, en la que vemos como una niña se “enamora” de su vecino; mejor dicho, se obsesiona de él; todo esto con una diferencia de edad de más de diez años. Es innegable que Zweig, con su prosa directa, consigue crear una tensión que hace que, como lector, no puedas parar de leer, pero la inmadurez de la protagonista, aún con el paso de los años, aún viendo que él es todo un libertino, o un “alma libre”, si así suena mejor, me ha resultado insufrible.
A todo esto añadir que, cuando él recibe la carta ella ya ha fallecido, porque en vida era incapaz de entregársela; una carta donde le revela un gran secreto que les afecta a ambos. Y no es hasta el final de la novela donde conocemos que él, a pesar de haber tenido varios encuentros íntimos con ella, ni siquiera la recuerda, tal como reza el título de la novela: es la carta de “una desconocida”.
Una historia que de romántica no tiene nada, y que resulta un claro ejemplo de toxicidad en una relación. 65 páginas de un monólogo interno de la protagonista que me ha resultado un culebrón pesado.

¡Soberbia manera de manejar la pluma por parte de Zweig y de plasmar los erráticos sentimientos del ser humano! Simplemente puedo decir que me ha parecido fascinante.

El argumento es aparentemente sencillo: Una desconocida, envía una carta a un culto y sofisticado escritor, en la que le plasma su amor verdadero desde el anonimato.
Pero no es para nada sencillo en realidad. Zweig desentraña los sentimientos de una mujer anónima, no nos hace falta saber demasiado de su vida, ni su nombre, ni dónde vive, pero nos muestra su faceta intrínseca, mediante vivencias y palabras desgarradoras.

Verdaderamente me ha encantado, Zweig plasma la tristeza, la culpa, la valentía, la obsesión y la cruel añoranza de manera espléndida.

Lo recomiendo muchísimo, es corto pero intenso, merece la pena gastar una hora de tu vida inmerso entre sus páginas.

Segunda novela que leo de Stefan Zweig y segunda novela suya que me encandila. No sé por qué pospuse tanto leer al autor porque ya os adelanto que se está convirtiendo en uno de mis favoritos.

La capacidad que tiene Zweig de removerte y de transmitir tanto en tan pocas páginas me deja completamente alucinada. En este caso nos encontramos ante el relato, de apenas 70 páginas, del amor obsesivo de una mujer por un escritor que vivió en su mismo bloque de apartamentos cuando ella era una niña.

Un amor platónico en un principio, con tintes de obsesión, que se va transformando con el paso de los años en resignación y anhelo. Zweig logra transmitir el desasosiego de la mujer, su amor por una persona que ha idealizado y a la cual no es capaz de bajar del pedestal donde la puso.

Pensaba que no sería capaz de conectar con ese amor, en ocasiones enfermizo, pero me ha sorprendido todo lo que hay detrás. Ya no el amor no correspondido, si no el dolor de que una persona sea todo tu mundo y para él tú hayas pasado por su vida sin pena ni gloria. Que no recuerde vuestros encuentros, que alguien que te marcó tanto no sea capaz ni de ponerte cara.

Una lectura corta pero muy intensa, una carta de amor y de despedida, de una desconocida no tan desconocida, que a mí me dejó con una sensación de tristeza e impotencia al acabarla, pero que, sin duda, tardaré en olvidar.

Un relato corto pero muy intenso. Un relato que nos habla de un amor no correspondido, de una devoción absoluta, de una ignorancia que sume a otros en el mas absoluto dolor, de un conocimiento tardío y doloroso que hace sentir sin alma a la perdona... Esa intensidad de este relato hace que su lectura sea rápida y deje un sentimiento de amargura.Relectura del 03/03 al 06/03/2022

Cuando se ha evitado durante demasiados años la obra de un autor; cuando el peso de la misma, las enjundiosas opiniones de lectores más avezados y el reconocimiento unánime de la crítica parecen pesar como una losa; cuando uno demora esa lectura, abrumado por su extensión o simplemente perezoso ante la aventura de encontrarse con otro autor brillante que aumentará inevitablemente la montaña de libros “que no tendré tiempo de leer”... Cuando se tiene la sospecha de que quizá su estilo no se corresponda con aquél que actualmente más le gusta o que su temática pueda resultar ajena a sus intereses, a pesar de no negar que se trate de un clásico y que los clásicos son imperecederos... Y cuando finalmente, de un modo casual, espontáneo y casi sorpresivo llegamos a uno de esos libros (en este caso mejor sería decir que el libro llega a nosotros), abrimos las páginas de una de sus obras más reconocidas, quizá la más breve y por tanto la menos amenazante, podemos sonreír con cierto azoramiento; podemos alegrarnos de la espera ya que es justo pensar que éste y no otro era el momento adecuado y que, tal vez, hace diez años no habríamos valorado del mismo modo que ahora hacemos las sutilezas del lenguaje de Stefan Zweig, pues de este autor hablamos. Ni podríamos haber profundizado más allá de la anécdota que narra, ni descendido a las pulsiones más profundas sobre las que se enrosca la historia. Mayores y más sabios, o más escépticos y, por tanto, más necesitados de una convicción prestada. Y así es el descubrimiento de una historia que nos abre a la vida y al resto de la obra de este autor al que ya no nombraré con cierto temor reverencial y sin poder opinar sobre él más allá de lo oído o leído a otros. Y con todo este largo preámbulo tan sólo pretendo decir que en ocasiones he demorado lecturas que sé imprescindibles y urgentes, dejando llegar el momento adecuado. Y que en ocasiones ese momento quizá nunca llegue pero que en otras, más frecuentes por suerte, la espera parece despertar un leve hormigueo mientras paso las páginas, ese hormigueo y ese ansia de imaginar más allá de las palabras, esa imaginación que sólo espera de un buen libro para remontar. Y es que ése es el efecto que me ha causado Carta de una desconocida, pese a que lo concreto y preciso del lenguaje de Zweig parece dejar poco espacio para la especulación del lector. Todo lo contrario, el dibujo que hace de los personajes y de sus impulsos permite elevarse sobre el texto, mientras nuestros ojos siguen ya ciegos las líneas, y pensar en las secretas motivaciones de una mujer que tras sufrir una vida de entrega secreta decide, ante el cuerpo sin vida de su hijo, escribir una única carta dirigida al objeto de su amor, de toda su vida, para hacerle saber de su sufrimiento, para abrirse a él como no fue capaz de hacerlo hasta ese momento. Y uno piensa en qué habría hecho en su lugar (o en el lugar del destinatario de la carta). Y así, podemos sentir el profundo dolor de una madre que ha perdido a su hijo pero no puede siquiera pensar guardar unos instantes para pensar en las horas que ha vivido con él, o lamentarse de la vida que ha perdido sino que, en lo más íntimo de su dolor, trata de evocar sus momentos más felices, compartiéndolos con el objeto y causa de su felicidad y de su desdicha. Pero dejando de lado la interpretación más usual de que la carta encierra un profundo amor no correspondido, una relación desigual, unidireccional, tomo prestado el ambiente vienés en el que se ambienta el relato y pienso que la carta es un gran monumento a la determinación y al amor propio, a las vidas que se frustran por sí mismas, incapaces de hallar un lugar en el mundo. ¿Quién es la desconocida remitente de la carta?¿La niña que se enamora de un vecino que representa todo aquello de lo que ella ha sido privada, que es la ventana que le permite mirar más allá de su drama familiar?¿O la joven que con determinación decide regresar a Viena ganándose la vida duramente y que logra por fin atraer levemente la atención de su amado?¿O quizá la mujer que por el bien de su hijo, logra fortuna y admiración de otros hombres que le resultan indiferentes?¿O tal vez la mujer que decide poner por escrito su vida, pese a que aún es joven, pocas horas antes de que entierren a su hijo, rompiendo un silencio que ha durado toda su vida? En las pocas ocasiones en que la desconocida dama accede a la intimidad de su amado, siempre ansía con desesperante vehemencia que éste la reconozca. Pero, ¿a quién espera que reconozca, a cuál de todas las mujeres quiere que reconozca? Porque, lo más dramático de su larga epístola es que la joven parece desconocer quién es ella misma, enajenada de su vida, no comprende que su galán ha reconocido en ella lo que realmente era en cada momento y, de este modo, creo que la ha amado como ella no ha sido capaz de hacer. Tesis arriesgada y polémica, ya sé. Es mérito de Stefan Zweig el haber escrito esta larga carta que deja tantos interrogantes como los que la joven pretende desvelar. Porque al fin, la desconocida sigue en su penumbra. Sus intenciones y anhelos parecen más ocultos e indescifrables cuando finaliza la carta que a su inicio. Y ésta creo que es la mayor virtud de este libro que despierta la imaginación adormecida de unos lectores demasiado acostumbrados en nuestros días a que el autor arruine nuestro campo de libertad interpretativa. Con traducción de Berta Conill, la editorial Acantilado publica esta obra echándose de menos, al menos en este caso y en el de otras novelas breves del mismo autor, una mínima introducción que sitúe en su contexto la novela respecto de la obra de Zweig y la de éste dentro de la Literatura del siglo pasado, si bien nada de esto impide una valoración acertada del mérito de la misma. La ausencia de nombres que definan a los personajes, que los humanicen, refuerza esa vinculación directa con el lector, esa apelación a su criterio. de otro lado, determinadas reiteraciones (como la mención al hijo muerto) van creando una tensión creciente que Zweig sabe manejar sin caer en la sensiblería y limitando con fuerza cualquier exceso de drama más allá de la propia locura de la desconocida narradora. Un texto en apariencia sencillo que habla de una pasión que lastra una vida pero también de los impulsos irracionales que a todos nos asaltan ocasionalmente y tras los que corremos el riesgo de extraviarnos; en ocasiones el riego está en no correr tras ellos, ¿quién lo sabrá a priori?. Un texto en definitiva que nos habla con interrogantes que deberemos tratar de responder en la intimidad si pretendemos estar a la altura de lo leído.

Un escritor recibe una carta de una desconocida que afirma amarle y le cuenta su historia de amor unilateral.
Es mi primera vez con este autor y realmente no se cómo reseñar este pequeño libro.
Si es corto pero de una intensidad que no da tregua, empatía, resentimiento, dolor, tristeza, soledad, todo esto y más te hace sentir. Lo que sí puedo decir es que cuando lo termine tenía un nudo en la gargante y el corazón roto.
Creo que es un libro que releere una y otro vez

Para ser un libro, es breve, para una carta, un poco extensa. En cualquier caso, resume toda una vida, desde la más tierna infancia hasta el día final.

Cuando siente que va a morir, la desconocida escribe una carta dirigida a su amor y le cuenta su vida, que fue siempre la de él.

Despierta sentimientos de ternura, tristeza, fuerza, odio, felicidad, orgullo, amor, olvido,… Y podría seguir, porque una vida da para todo eso.

Una vida, la de ella, obsesionada con un deseo que nunca verá hecho realidad y al que se condicionará para siempre. Si acaso, el destino le ofrece la oportunidad de verlo cumplido en algún que otro instante que ella no duda en aprovecharlo.

Este amor surge cuando "la desconocida" es una niña que crece sin nadie en quien confiar. Su padre ha muerto y su madre vive para el duelo. Luego está ella, en soledad, que de forma inconsciente busca llenarla con ese amor que ha descubierto a través del ojo de la cerradura.

Es un amor de la infancia, que madura con la adolescencia y en apariencia inofensivo. Pero este sentimiento se va haciendo cada vez más fuerte, y resistente, y al llegar a la edad adulta descubre que le empieza a doler. Se ha convertido en una pasión, en una obsesión. Pero ella sigue adelante y, como si de una droga se tratara, no quiere abandonar. Ya es más fuerte que ella.

Ella no existe para él, pese a que fueron vecinos. Se cruzaron en algún momento, en el portal, siendo una niña, y pasados algunos años se volvieron a ver varias veces, pero para él siempre era una desconocida.

Ella nunca lo dejó, siempre lo estuvo acechando, siguiendo, observando. Nunca fue correspondida. Solo quería que en alguno de esos encuentros la reconociera. No fue así.

Tomó una elección, la de seguir adelante con lo bueno y con lo malo. Nunca le pidió nada. Él nunca supo de su existencia.

De esos contados encuentros que ella ocasionó y por los que se dejó llevar dieron su fruto. Pero este no maduró, se fue momentos antes que ella y el tiempo que lo tuvo fue como tenerlo a él.

Fue desgraciada por no ser reconocida, ni correspondida, pero vivió su pasión de la mejor manera, como ella quiso.

Es una carta desgarradora, en la que se puede sentir el dolor y la impotencia de ella por no ser reconocida por él. Bella en la narrativa por todo el sentimiento que expresa y demoledora porque cuando la terminas quieres llorar.
Enlace: https://belnotas.blogspot.co..

Me fascinan las novelas de este autor, y esta también lo consiguió. Me parece increíble cómo consigue atrapar y remover al lector en tan pocas páginas.

Leer la carta de esta mujer ha sido angustiante y conmovedor. La manera que tiene de hacernos empatizar con ella a la vez que ha conseguido repelerme ligeramente (¿por qué? Pues leedlo para saberlo, que os estoy intentando convencer de hacerlo) , y cómo le describe a él a través de los ojos de esa mujer desconocida.

"No hay nada más terrible que estar sola cuando estás rodeada de gente".

Y no os puedo contar más porque al final mi opinión sobre el libro acabaría siendo más larga que el mismo. Que son 80 páginas. Ideal para una tarde de sofá, manta y ganas de tragedia.

Más opiniones de mis lecturas en mi perfil de Instagram @mi.taburete

Hace ya unos años que me propuse leer como mínimo un libro de Stefan Zweig al año. Hasta ahora lo he cumplido y esta es la novela elegida en el 2023: una de sus obras más famosas.

La trama de la novela viene perfectamente reflejada en el título: es la carta que una desconocida escribe a un escritor. Un escritor que fue vecino suyo cuando ella era una niña y del que se enamoró profundamente ya en aquel entonces. Un escritor con el que posteriormente tuvo un par de encuentros que para él no significaron nada y que para ello lo significaron todo. Hoy, muerto su pequeño hijo y próxima su propia muerte, decide escribir a su amor platónico una carta en la que le confiesa su amor.

“Carta a una desconocida” es una novela cortita como la mayoría de las novelas del autor. de hecho, en un primer momento se publicó como relato formando parte de un libro recopilatorio de varios. Pero tuvo tanto éxito y la historia tiene tanta entidad que, poco tiempo después, se publicó ya de forma independiente como novelita corta. Y así ha sido durante el siglo que tiene de vida esta corta pero intensa y preciosa historia. Una de las más famosas del autor. Y no me extraña porque es una novela bellísima. Todo lo que he leído del autor me ha encantado pero esta novela sea, probablemente, de mis preferidas.

Como carta que es, está escrita en primera persona por una mujer. Una desconocida enamorada platónicamente de un escritor. Un amor que surgió cuando era niña y que durará toda su vida aunque no sea correspondido. En la carta le cuenta el nacimiento de ese amor y cómo ha evolucionado años después. Se dirige directamente a él, su amor, su adorado. Es Amor con mayúsculas lo que destila esta novela. Ese amor que no pide nada al otro, que vive por sí solo y sólo para él. Un amor intenso y precioso que da lugar a una novela muy corta –se puede leer en un par de horas- pero muy intensa. Su lectura no deja indemne, os lo aseguro.

Me encanta como escribe Stefan Zweig. Un autor muy prolífico del que os aconsejo cualquiera de sus novelas cortas o sus colecciones de relatos. Son historias todas ellas preciosas, comprometidas socialmente. Con una prosa tremendamente elegante, cuidada, intensa, emocionante, desnuda el corazón de sus personajes y más en esta ocasión en la que la protagonista es pura pasión.

Conclusión final

No os cuento más. Es una novela tan corta que prefiero que la descubráis por vosotros mismos y os recomiendo encarecidamente que lo hagáis. Si ya habéis leído a Stefan Zweig no os extrañará encontraros con esta maravilla. Y si no habéis leído nada suyo, tenéis que hacerlo y esta novela es tan preciosa que, si la leéis, estoy segura de que leeréis más cosas suyas.

¡Por fin retomo una historia de Stefan Zweig! Tengo todavía varias de sus obras sin leer, pero la verdad a veces me pregunto por qué, ya que de lo que he leído, siempre me quedo con buen sabor de boca.

Esta carta (que salvo un par de párrafos es literalmente la transcripción de una carta) podría perfectamente llamarse "Diario de una obsesión". Como en otras ocasiones, la expresión de los sentimientos atrapa irremediablemente. Llegas a empatizar con esta desconocida y vives con ella los momentos más impactantes de su vida.