Sé que después tendré que volver a estar sola, y no hay nada más terrible que estar sola cuando estás rodeada de gente
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Sé que después tendré que volver a estar sola, y no hay nada más terrible que estar sola cuando estás rodeada de gente
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No hay nada más terrible que estar sola cuando estás rodeada de gente.
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Yo solo tenía una docena de libros baratos, encuadernados en cartones rotos, y los quería más que a nada en el mundo,...
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Concentré en ti todo lo que en circunstancias normales se hace añicos y se dispersa. Te ofrecí todo mi haz de sentimientos y toda mi impaciente persona. Para mí eras…, ¿cómo explicártelo?, cualquier comparación sería pobre. Para mí lo eras todo, toda mi vida. Todo existía sólo si tenía relación contigo, toda mi vida sólo tenía sentido si se vinculaba a ti.
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A ti, que nunca me has conocido.
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Nada hay más terrible que la soledad entre la gente
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Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste.
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Únicamente los niños solitarios pueden ir acumulando todos sus amores; los demás van gastando sus sentimientos en charlas mundanas; los van perdiendo en confidencias mutuas, pues han oído y leído mucho acerca del amor como un juguete, y de él se jactan como los chicos de su primer cigarrillo.
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Entonces su mirada se posó en el jarrón azul que tenía ante él, encima del escritorio. Estaba vacío, por primera vez desde hacía años estaba vacío en el día de su cumpleaños, y se asustó: fue como si, de repente, se hubiese abierto una puerta invisible y un golpe de aire frío hubiera penetrado desde el más allá en su tranquila habitación. Sintió a la muerte y sintió un amor inmortal: algo le atravesó el alma y pensó en aquella mujer invisible, etérea y apasionada como el recuerdo de una lejana melodía.
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"En toda la noche no pude pensar sino en ti, aún antes de conocerte. Yo sólo tenía una docena de libros baratos, encuadernados con cartones rotos, y los quería más que a nada en el mundo, los leía una y otra vez. Y ahora me asediaba la pregunta de cómo sería el hombre que poseía y había leído tantos y tan maravillosos libros. Tenía que ser un hombre muy rico y culto para dominar tantos idiomas. Se me despertaba una especie de etérea veneración al pensar en todos esos libros. Traté de imaginarte: eras un señor con gafas y una larga barba blanca, parecido a mi profesor de geografía, sólo que más benévolo, más guapo y más cortés. No sé por qué estaba tan convencida de que tenías que ser guapo, aún creyéndote un hombre mayor. Esa misma noche, y aún sin conocerte, soñé por primera vez contigo." (Págs.12-13).
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises