El monasterio

En esta ocasión visitamos el Monasterio de Santa María de Veruela, situado a los pies del Moncayo en la provincia de Zaragoza (Aragón). El autor nos describe y nos enseña el monasterio y su entorno que tan importante es para entender la trama y a los personajes. Nos trasladamos al siglo XIV, y como ocurre en las anteriores novelas de la trilogía está muy bien la ambientación.

La acción se desarrolla en un lugar como el Monasterio de Veruela, situado en un enclave mágico y misterioso al pie del Moncayo, rodeado de leyendas, en una época en que las gentes eran muy incultas y supersticiosas. Y más en vísperas de todos los santos.

—¿Qué sucede en la noche de Ánimas?
—Los habitantes del Moncayo creen que en esa fecha se abren las puertas del infierno y, por unas horas, los muertos vagan por nuestro mundo. Hacen todo tipo de ritos paganos para sentirse a salvo. Pero si se enteran de esto... no sé cómo reaccionarán esos ignorantes.

Hay que tener en cuenta que no se trata de un simple monasterio, no se encuentra aislado, está rodeado de gente que trabaja el campo, cuida el ganado, comercia; hay herreros, taberneros, lavanderas y gente que se dedica a todos los oficios necesarios en una ciudad, que además se encuentra en un terreno de conflictos, donde conviven cristianos, moros y judíos.

Este monasterio no es solo una muralla, una iglesia y un claustro. Veruela es lo más parecido a una gran ciudad.

Cuando la gente de la ciudad hablaba de los monasterios solo nombraba a los monjes y el abad. Se olvidaban a menudo de todas las demás personas que los poblaban.

Cuando es atacada la comitiva del notario real solo queda con vida su ayudante, el joven Bizen de Ayerbe. Por orden del rey Pedro IV de Aragón, el notario tenía la misión de recuperar los restos del infante Alfonso, primogénito y heredero del rey Jaime I de Aragón, y que fue enterrado en el monasterio de Veruela, para ser trasladados a Huesca, al convento de los Predicadores. al llegar, Bizen se hará pasar por el notario real y pretenderá cumplir con la misión encomendada por el rey. Con lo que no cuenta es que en el monasterio se acaba de cometer un crimen, el hermano lego Octavio ha aparecido muerto con una daga clavada en el cuello, y además los restos del infante han desaparecido. El abad Sancho está enfermo, en su ausencia gobierna y supervisa todo el prior Antón, su mano derecha. El crimen parece que solo ha podido cometerlo uno de ellos y el abad, que enseguida descubre que Bizen no es el verdadero notario real, le encargará que investigue lo sucedido y encuentre al asesino de Octavio, ya que dice no fiarse de ninguno de los monjes para realizar esa tarea. Todos son sospechosos, desde el decano Esteban encargado de la cilla, el hermano Julián encargado del agua, el hermano Timoteo encargado de las obras, el hermano Saturio encargado del herbolario, el hermano Ramiro el boticario, el hermano Bartolomé el semanero, el hermano Rogelio el hospedero, el hermano Cipriano el portero y hasta el joven hermano Hugo.

La tarea no va a ser nada fácil, ya que se tendrá que amoldar a las reglas y costumbres del monasterio, como son sus "horas canónigas". Cada uno de los monjes del monasterio tiene una ocupación asignada. Y además guardan voto de silencio y es difícil hacerles hablar, solo lo harán por separado. Algunos conocen una parte de la verdad. Todos tienen secretos que esconder, o guardan el secreto de otro. No parecen ser muy sinceros, entre ellos hay ambición y envidia. También encontraremos traición, venganza, amor... Todo son misterios alrededor del monasterio y de sus habitantes. Entre las gentes del pueblo se encuentran unas hermanas huérfanas, Marta y Elena, que viven con su tía y se ocupan de lavar la ropa del monasterio. Su vida llena de misterio se cruzará con la de Bizen y con su investigación.

El monasterio es un thriller histórico que engancha y en el que iremos de sorpresa en sorpresa, con unos monjes que esconden muchos secretos.

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