El monasterio

Hoy os traigo mis impresiones sobre "El monasterio", una novela centrada en reflejar el mundo monástico y en la que se funde la ficción histórica con el misterio en un viaje, a través del tiempo, que nos trasladará hasta 1366.



Hasta la puerta del monasterio de Santa María de Veruela, una suerte de ciudad amurallada y autosuficiente, enclavada a los pies del Moncayo, llega Bizén de Ayerbe, aprendiz del Notario del reino de Aragón. Es el único superviviente de una comitiva cuyo destino era este enclave. Respaldado por un edicto real y dos bulas papales, llega con la misión de recoger los restos de un regio personaje que recibió allí sepultura en contra de su voluntad, para trasladarlos hasta un convento de Huesca por deseo expreso del difunto que lo dejó dicho en su testamento.



Los acontecimientos se complican porque ese mismo día un terrible suceso ha enturbiado la tranquilidad de la congregación. El cuerpo sin vida de Octavio, uno de los hermanos legos, ha sido descubierto en el interior del templo, en maitines. Tenía clavada en el cuello una daga de procedencia incierta. Lo más perturbador de este crimen es que todas las puertas del templo estaban bien cerradas desde dentro, pues los propios monjes se encargaban de hacerlo. ¿Cómo se explica lo sucedido? Solo hay una respuesta plausible: uno de los hermanos es el asesino, por lo que los diez monjes que se encuentran allí se convierten en sospechosos potenciales. A pesar de lo intrusivo de su presencia allí, urge descubrir la identidad del responsable de la muerte del lego, por eso el abad le encarga la investigación al ayudante de notario. Solo si identifica al asesino accederá a entregarle los restos del insigne personaje…



De la mano de un narrador omnisciente, con un estilo narrativo sencillo y fluido, una prosa elocuente, y un dominio de la parte dialogada sobre la narrada, "El monasterio" se articula en siete grandes bloques que se corresponden con los días en los que transcurre toda la acción. Aunque cuenta con un inicio intrigante y un marcado ritmo, su cadencia acaba ralentizándose a medida que avancemos en la lectura, para acabar intensificándose conforme nos acercamos al desenlace. En esta nueva novela de Luis Zueco me esperaba una mayor dosis de suspense, porque en La ciudad hubo tantos crímenes que me temí que hasta el apuntador acabara sucumbiendo a manos del asesino. Aquí solo hay un crimen y en ocasiones la tensión narrativa se difumina a favor de la ambientación, el aspecto más reseñable de este libro. Nadie como Luis Zueco para recrear, con todo lujo de detalles, el contexto histórico, político y social del momento. Consigue crear un tapiz elocuente con minuciosas descripciones de los dispares escenarios, lo que contribuye a que el lector se traslade, sin esfuerzo alguno, hasta un espacio de hermosura singular, sumergiéndonos en los extensos dominios del monasterio. Dominios que no se circunscriben solo a los edificios que hay intramuros, sino a la población que depende de este enclave, cientos de siervos a su cargo, granjas, acequias, talleres o molinos. Un lugar que más que un cenobio parece una gran ciudad fortificada y que aspiraba a ser una ciudad celeste, situada en uno de los parajes más aislados y peligrosos de todo el reino, azotado por una contienda civil entre los dos reyes castellanos. Recrea el entorno con tal realismo que te parece estar paseando por el claustro, meditando en recogimiento, mientras presentas tus respetos ante la multitud de sepulturas que hay diseminadas por todo el complejo, o pudiendo degustar una caliente sopa de legumbres acompañada de vino aguado en el refectorio tras purificarte las manos y los pies en el lavatorio del patio, o no poder evitar que las fascinantes y oscuras gárgolas, con sus rostros deformes, enturbien tus sueños en una gélida y humilde celda.



En lo que respecta a los personajes, el autor se sirve de ellos para focalizar la acción y mostrarnos la cotidianidad tras los muros del cenobio en pleno siglo XIV, las labores que desempeñan cada uno de ellos en un microcosmos regido por la regla de San Benito y la férrea orden cisterciense. Unos personajes que me han resultado fríos y pincelados en su justa medida, lo suficiente para perfilar su personalidad o entender sus miedos a que se descubran los secretos que ocultan, sembrando la duda en el lector a la vez que crean cierto halo de misterio. Gracias a las pesquisas llevadas a cabo por su protagonista, descubriremos que el monasterio es un enjambre de conspiraciones en las que el lector se verá atrapado. Monjes tan asépticos en su comportamiento público que son de lo más variopinto en privado. Son hombres, simples mortales con sus vicios y las más bajas pasiones propiciados por la ambición, la avaricia o la venganza y que sucumben a las tentaciones. Y algunos de ellos cargan con un oscuro pasado sobre su espalda.




Sintetizando: Luis Zueco ha logrado crear con "El monasterio" un thriller de ficción histórica de fácil lectura pero de ritmo dispar. Una obra de riguroso trasfondo histórico que invita a realizar una visita para empaparte de la solemnidad y la grandeza de este cenobio, situado en un enclave mágico y lleno de leyendas y en la que se revela lo peor del ser humano. Una obra en la que se ponen de relieve temas de muy diversa índole como los beneficios que la congregación obtiene con la comercialización de su producción vinícola, el uso de las reliquias para adoctrinar a un pueblo inculto y siempre dispuesto a creer cualquier cosa cuando más desesperado está, o el papel de la mujer en una sociedad patriarcal que las infravalora, considerándolas seres ignorantes y débiles, relegadas al matrimonio. Déjate envolver por la grandeza de un enclave místico si te apasiona esta época histórica y no conoces el microcosmos de la orden cisterciense.
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