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Un poemario cargado de crítica antiespecista velada, no panfletaria, lo cual se agradece, que conecta al ser humano en su mundo más puro animal, sin caer en la humanización de otras especies, lo cual también se agradece. El lenguaje poético está muy cuidado y el estilo es muy sencillo, a medio camino del dibujo y la prosa poética. En este caso en la sencillez radica la potencialidad del poemario pues es lo que acerca a la empatía que se va desarrollando. Con base realista y cinceladas de licencias poéticas, valga la redundancia, habla de un lenguaje de la sensibilidad que nos aproxima a todas las especies, a comprendernos y comprender. Sin dar soluciones, solo aportando, sobretodo, la belleza de los detalles. |
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