SoledadM26 October 2017
La aparición de los díoses homéricos produce, más que la de ningunos otros dioses, la impresión de ligereza, al par que de eternidad, propia de la aurora. Y como el alba, son anuncio y realidad. Aparición de una luz prometedora que llega despuès de una larga espera angustiosa y que parece traer consigo un reino imprecedero. Los instantes que preceden a la salida del sol declaran más la luz, con su tenue claridad, que la apariciòn del astro rey que encuentra ya la atmósfera preparada, la oscuridad deshecha. Es la leve, ligera claridad del alba, tímida luz, aùn vacilante, la que deshace las sombras de una batalla sin violencia alguna, donde la simple aparición de la luz en su más tenue vibración es suficiente para arrojar las tinieblas al pasado, haciéndolas no sólo desaparecer, sin olvidar ; su recuerdo vendrá más tarde, cuando la concentrada luz solar agonice. De los dioses griegos p44. + Lire la suite |