Madre soltera

“A una mujer
si alguna vez se hace madre,
o no
en las puntas de los dedos
tienen que crecerle garras”

Este es sólo un fragmento de uno de los poderosos poemas que llenan las página de “Madre Soltera”.

Un recorrido por la maternidad, por el lado más crudo de ser madre, la parte más humana, la que no te enseñan en las redes sociales, la realidad de la que muchas mujeres no hablan.

En un poemario pasional y descarnado, la autora no se guarda nada, y habla de esa parte mala de ser madre, esa parte que a veces parece no existir pero que, en efecto, existe.

Es un poemario crudo, honesto, lleno de sentimiento, cada palabra está escrita desde las entrañas, no para echar en cara ni para quejarse, si no para abrir los ojos a algo que mucha gente no sabe: ser madre no es un mundo ideal.

Todas esas sensaciones que una mujer vive y atraviese no solo a lo largo del embarazo y durante el parto, si no por el resto de su vida como madre. Esos días en los que desearía mandarlo todo a la mierda, y no ser madre, ser solo ella.

Este tipo de lecturas son las que más disfruta. Me encanta cuando la sinceridad prima en una obra. Y en esta, en particular, te sientes muy identificada como mujer y las que seais madres, seguro que mucho más.

No hay un solo verso que no esté escrito con el corazón, porque la autora hace eso: abrir su corazón y su alma, abrirnos los ojos a su realidad, la realidad de, seguramente, miles de madres solteras, que deben enfrentarse a una crianza llena de altibajos.