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Después de leer Los amigos y Viaje a la costa, y que ambos me parecieran maravillosos, tenía entre miedo y ganas de leer La casa del Álamo porque no pensaba que una autora pudiera mantener ese nivelazo en todas sus obras. Y la respuesta parece que es afirmativa, porque La casa del Álamo es otro super éxito de Kazumi Yumoto. Ya puedo decir tranquilamente que junto a Murakami y Mishima, Yumoto forma parte de la trinidad de mis autores favoritos. Pocos me hacen sentir lo que estos tres, siendo tan sumamente diferentes entre ellos, aunque suelan hablar de temas similares como la soledad, la muerte o el duelo. En el caso de la casa del Álamo nuevamente vamos a sumergirnos en una historia tierna y sencilla, pero con una profundidad que te sobrecoge. Kazumi es la reina de la sencillez, y siempre consigue con pocas páginas y con escenas cotidianas del día a día transportarnos a otros cuerposa, a otras vida y otros sentimientos, haciéndonos formar parte de ellos. La historia comienza cuando Chiaki recibe la llamada de su madre. Esta le contará que la casera de la antigua casa donde fueron a vivir al morir su padre, acaba de morir. Chiaki decidirá regresar a la casa del Álamo. El libro nos va a llevar a través del sufrimiento de una niña al morir su padre, como trata de superar el duelo, y como esto repercutirá en su vida futura. La Chiaki mujer, sigue arrastrando esa vieja herida hace años producida. El libro, como siempre con Kazumi, es triste, directo y sencillo. Pero siempre te deja un sentimiento esperanzador al acabarlo. El final de este me ha gustado especialmente |
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