Nos vemos en el museo

Esta novela me sorprendió mucho y también me gustó.

Primer y único libro de su autora, escrito a los 70 años (debería lanzar otro, lo hizo muy bien).

Tina ha perdido a su amiga, con la que hizo una promesa desde la universidad, de visitar al hombre de Tollund (momia en perfecto estado que data de la edad de hierro) en el Museo de Silkeborg en Dinamarca. Por el dolor de su pérdida, escribe al museo recibiendo respuesta a los pocos días y se entabla una relación por correspondencia entre ella y un profesor a cargo de la momia.

Lo que comienza con un interés antropológico, se va acercando, y el resultado es que de dos personas desconocidas, surge una intimidad epistolar, casi terapéutica, donde se cuentan sobre su vida y deseos, intercambiando incluso temas delicados sobre la familia de cada quien, opinando y aconsejando en algunos casos.

Lo hermoso es que ves a sus personajes cambiar, le acompañas en un proceso de liberación y autoconocimiento impresionante. Y lo más lindo es que las palabras son el puente. El camino y el resultado. La magia transformadora de la palabra está en explosión todo el tiempo. Es el lenguaje, su uso, el canal utilizado por estas dos personas para hallarse hacia sí mismos y hacia los demás. Demostrando su autora que somos consecuencia de la palabra dicha, o incluso de la no expresada. Que puede el lenguaje ser destrucción o reparación, en dependencia del uso que le demos. Poderosa arma utilizada en este escenario para "salvar" dos almas que necesitaban escapar de la soledad. OJO: se puede estar rodeado de gente y aún seguir solo.

Muy lindo libro. Me ha encantado.

Tina y Bella, siendo jóvenes estudiantes compartían el sueño de viajar hasta Dinamarca y visitar el Museo de Silkeborg para ver el Hombre de Tullond, una momia de la edad de hierro encontrada en una ciénaga. Ese sueño quedo relegado.
Nos vemos en el museo nos lleva a conocer la relación que establecen sus protagonistas, Tina y Anders, a través de un cruce de cartas por correspondencia.
Todo empieza cuando Tina Hopgood que vive en una granja en Inglaterra, le envía una carta al profesor Gob, al Museo de Silkeborg en Dinamarca. Pensaba que no recibiría respuesta, pero en su lugar lo hace el jefe de conservación del Museo, Anders Larsen.
A medida que vayamos leyendo, no solo iremos conociendo más a los protagonistas, sino tambien, a sus familias, el lugar donde viven, sus sueños y su pasado.

Iremos observando como el trato que se dan en la cartas, empieza de lo más formal hasta llegar a un trato más directo y personal.

Los protagonistas encuentran la forma de desahogo, al contarle a ese amigo nuevo desconocido, algo que nunca se habían atrevido a contar, que les escucha y no les juzga a primeras.
A través de este cruce de cartas, dos personas desconocidas irán tejiendo un camino lleno de pensamientos, de dudas, anhelos, confesando sus miedos, las perdidas, sus pensamientos, su vida con los hijos, anteponiendo sus deseos y como ciertos sucesos inesperados (embarazos, enfermedades, infidelidades) pueden alterar su vida.
No solo hablaran de sus vidas cotidianas, sino también de historia, cultura, música y folclore.
Al final, cada uno irá abriéndose interiormente, construyendo una amistad sincera.
Una buena historia se apoya sobre unos buenos personajes y esta historia no podía ser menos. Si te atrapa su lectura, es debido a sus protagonistas dotados de personalidad propia.
Tina se casó muy joven con su Edward. Vive por y para la granja en la que vive, junto con su familia. Se encarga de cocinar, de mantener el hogar, cuidar a los animales, de las cosechas de la granja. Después del fallecimiento de su amiga Bella y de iniciar la correspondencia con Anders, no se había puesto a pensar que era lo que quería en su vida.
Anders, es un hombre triste desde la muerte de su esposa. Vive solo y dedicado a su trabajo en el museo.
La autora ha sabido muy bien darle un estilo propio de narración a cada personaje, dándole una característica propia, muy intima y personal. Observaremos como evolucionan, así como sus hábitos, sus gustos, su vida.
Dos personajes muy diferentes que van poniendo su camino en forma de carta y lo que el nexo inicial que tenian en común, puede ser la oportunidad perfecta para reconstruir una nueva vida.
El estilo de la autora es cercano, sencillo e intimo gracias a este formato epistolar. Nos acerca de primera mano, de forma intima los pensamientos de cada personajes. Es una lectura sencilla, sin giros inesperados ni complicaciones, pero a su vez profunda. Una lectura para cogerla y no soltarla hasta su final.
El cuento del “Hombre del Trapo” me parecido precioso.
Nos hace reflexionar sobre la importancia de lo que nos rodea en la vida y la persona que somos y de lo que queríamos. Como son las frambuesas que no cogimos a tiempo y siguen en la mata. Y, como aún tenemos la oportunidad de recoger aquellas frambuesas que vemos en el camino.
Con una edición muy cuidada, es una novela intimista sobre la vida, las amistades inesperadas, en como las casualidades pueden llegar a cambiarnos la vida y que nunca es tarde para hacer aquello que quieras.
En definitiva, Nos vemos en el museo es una lectura que he disfrutado mucho, donde te hace reflexionar y que con un final que me ha sorprendido, me ha parecido muy bonito y adecuado. Una lectura que me ha echo recordar mi viaje a Dinamarca y con ganas de volver y visitar el museo. Una lectura que os recomiendo totalmente.

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En Nos vemos en el museo, Anne Youngson nos sumerge en una novela epistolar y cercana, en la que dos personas, desconocidas y distantes en el espacio, entablan una relación terapéutica y liberadora a través de sus cartas y, al tiempo que profundizan en los pensamientos, miedos o decisiones mutuas, recorren un camino hacia el interior de su propia realidad y existencia. Es una historia de toma y daca (ahora yo te cuento y tú me contestas, y viceversa), en la que se nos revela el modo en que las palabras son de alguna forma el camino y la vía hacia ellos mismos y hacia los demás.

Tina Hopgood vive en su granja de East Anglia, Inglaterra. Un día, debido a un triste suceso en su vida, le envía una carta manuscrita de lo más extraña al profesor Glob, del Museo de Silkeborg en Dinamarca. Recibe una respuesta a los pocos días, y este será el comienzo de una relación en la que los protagonistas se abren, cuentan y ofrecen un poco de sí mismos en cada una de sus cartas, que incluyen comentarios y confesiones que más parecen realizados a un terapeuta, y que ayudan a profundizar y entender las causas y las consecuencias que han construido sus vidas a lo largo de los años.

Uno de los puntos más interesantes de la novela es el modo en que evoluciona la forma de tratarse entre ellos conforme se van conociendo y contando sus intimidades. Así que si nos fijamos en la forma de saludar de Anders Larsen (pues así se llama el remitente que contestó a la primera carta y que es el Conservador del Museo de Silkeborg, Dinamarca), pasamos de Estimada señora Hopgood a Querida señora Hopgood, de ahí a Mi querida Tina, luego Querida Tina para terminar con Querídisima Tina. Por su parte, las despedidas empiezan por Saludos, avanzan a Con mis mejores deseos, evolucionan a Gracias por compartirla conmigo, para derivar en Tu amigo, Con amor o Con mi amor, siempre. Y lo mismo ocurre con la señora T. Hopgood, aunque eso no os lo pongo y solo os lo dejo caer por si os pica la curiosidad como a mí.

A través de la diferente correspondencia vemos como dos desconocidos dejan de serlo; comparten sus rutinas, sus sueños, sus profesiones, sus estados de ánimo, sus familias...

Y es que, a pesar de sus trabajos, allegados o vecinos, nuestros protagonistas encuentran en su remitente a ese amigo-confidente al que se le puede revelar todo, que siempre está ahí, que responde a tus preguntas, dudas y anhelos, que se entristece por lo malo que te ocurre al igual que también celebra contigo lo bueno que te sucede.

Tina Hopgood y Anders Larsen han encontrado el canal para que sus mensajes más íntimos (esos que no se atrevían a desvelar a nadie) encuentren una voz que los escuche, los comprenda y les ofrezca la objetividad que una tercera persona, desconocida y lejana en la distancia, puede darles.

En Nos vemos en el museo disfrutamos de este formato tan peculiar, cercano e íntimo que es el epistolar, y gozamos de una prosa bella y elegante. También recorremos diferentes lugares de Gran Bretaña y Dinamarca, viajamos a la Edad de Hierro por medio de distintos yacimientos arqueológicos, vivimos los pasados y presentes de los protagonistas y también atisbamos algo de sus futuros.

Anne Youngson nos regala una novela profunda, un análisis de la cotidianidad que los diferentes sentidos recogen y las palabras interpretan.

Una novela preciosa.

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🏔 Ambientación. Por un lado tenemos a Tina en una granja en Inglaterra y por otro lado, a Anders en un museo de Silkeborg en Dinamarca. Ambas localizaciones van a tener importancia a lo largo de la historia para poder comprender a nuestros protagonistas.

👀 Tina, es madre, esposa y granjera que en este momento siente bastante pesar por la muerte de su mejor amiga Bella, con la que quería ir a visitar el hombre Tollund que se exhibe en el museo donde trabaja Anders, un arqueólogo que vive en soledad tras la muerte de su mujer hace años.

📨 Una novela epistolar que me ha llevado a muchos recuerdos pasados. Creo que podría denominarse tranquilamente una novela Feelgood.
Tina envía una carta al museo intentando calmar su tristeza sin esperar respuesta pero para su sorpresa, si que la recibe. de ésta comenzarán una correspondencia asidua.

📮 Es curioso como a lo largo de las páginas ves que se está forjando una amistad que les lleva a compartir una serie de confidencias y reflexiones sobre su vida, de las que no habían sido conscientes antes. Vamos a encontrarnos con penas, alegrías, historias familiares, curiosidades…

📩 Nos van a hacer cómplices en cierta manera de la intimidad con la que te abres como una flor para alguien que sin saberlo, mejora tus días, por lo que se convierte en alguien esencial en la vida del otro.

❌ Lo que menos me ha gustado es que por momentos se me ha hecho lento el ritmo de la narración. al final, quizá por el contenido de las cartas, he sentido que el ritmo aumentaba y que no me quería perder ni una coma.

Nos vemos en el museo de la escritora británica Anne Youngson es una entrañable novela epistolar que nos relata la amistad que se forja por correspondencia entre Anders, el conservador del Museo Silkeborg en Dinamarca, y Tina una granjera, madre y esposa británica que está muy trista tras el fallecimiento de su mejor amiga Bella. Un sueño de juventud que compartían era acudir a este museo danés para ver en persona al Hombre de Tullond, una momia real que data de la Edad de Hierro encontrada en una ciénaga de Dinamarca. Ambas siendo estudiantes supieron de su existencia y se sintieron muy intrigadas, pensando que sería emocionante hace una escapa lejos de la fría Inglaterra. Más de cincuenta años después Tina y Bella se conformaron con sus anodinas vidas y dejaron ese sueño relegado. Dejándose llevar por un conato de melancolía, Tina escribe a aquel profesor gracias al cual supieron de la momia, pero quien responde es Anders quien le confirma que el profesor hace mucho que murió. Ambos empatizan con el otro, ya que Anders hace un par de años que quedó viudo y lleva una vida solitaria sólo ocupada por la gestión del museo. Poco a poco en sus cartas, ambos personajes comparten cosas cada vez más íntimas y personales, cosas de su vida cotidiana y de quienes los rodean. Tina encuentra en Anders a un confidente y en su relación un modo de sanar su pérdida, pero también descubrirá que le importa mucho, quizá demasiado.

No sé por qué esta novela llamó mi atención, pues se aleja mucho de lo que suelo leer. Sin embargo, pese a su ritmo pausado y la normalidad de los acontecimientos que nos narra, su lectura se me hizo muy amena y grata. Su trama es muy sencilla, sin demasiadas pretensiones, pero logra llegar al lector y que quieras conocer más acerca de ellos y sus circunstancias. Debo confesar que me picó mucho la curiosidad la historia del Hombre de Tollund, del que no recordaba haber oído nada antes y sobre el que indagué un poco en internet.


Nos vemos en el museo de Anne Youngson es una novela epistolar de lectura muy amena y grata que se saborea sin sobresaltos y que encandilará a los amantes de este género. ¡Mil gracias a Ediciones Maeva por el ejemplar!
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