Quién sabe si mañana seguiremos aquí

Breve, duro y enternecedor que se lee en un suspiro.

Libro redactado a modo de diario o pensamientos de nuestro protagonista, un asesino en serie afectado por el alzheimer.

Con su exquisita prosa el autor nos transporta a la mente de esta persona. Una mente que se va desdibujando, que recuerda perfectamente los asesinatos cometidos hace 25 años y cada día le es más complicado recordar el corto plazo. Si vamos perdiendo nuestros recuerdos pasados y los recuerdos futuros -lo que tenemos que hacer a corto plazo-, ¿Qué queda de nosotros? Un instante, un presente vacío sin historia. Si solo recordamos lo acontecido hace muchos años ¿Somos responsables de nuestros actos a corto plazo?. El autor casi consigue que dejemos de lado que es un asesino en serie para centrarnos en la persona, en la pérdida de identidad de este enfermo.

¡Qué cruel es esta enfermedad, que arrasa y no distingue ni entre ricos y pobres, ni entre buenos y malos!

Cualquiera que haya tenido cerca a un enfermo de Alzheimer verá lo bien que lo ha plasmado el autor.
En las primeras fases eres consciente de que olvidas o confundes algunas cosas, como los primeros relatos que parecen coherentes. Hay días mejores y otros peores, como esos breves apuntes que con sus espacios en blanco nos transmiten tanto. Llega un momento en que la enfermedad avanza tanto que es imposible mantener una conversación coherente.

No sabía muy bien lo que me iba a encontrar en este libro. Me ha sorprendido y lo he disfrutado, casi más por como lo cuenta que por lo que cuenta.

Valoración: 8/10
Lectura: diciembre 2021