Tiene un estilo de narrar que me encanta, pero no creo que sea del gusto de cualquiera. La autora proviene del mundo del teatro y eso se nota en su pluma. El lenguaje es cuidado, elegante, desprovisto de artificios. Los diálogos son indirectos, (del estilo ella dijo, él dijo), tienen su encanto, aunque a veces puede suceder que te pierdas un poco. Me gusta su manera de interrumpir el discurso con detalles aparentemente insignificantes, que nos dicen mucho sobre los protagonistas. No hay una gran historia con principio y final, sino que consiste en diferentes escenas cotidianas de una serie de personajes. (Este tipo de historias pequeñas siempre me han encantado.) Deja a la vista los secretos que la gente oculta, la vida que se esconde detrás de la vida. Son escenas que muestran sin contar, que hablan de nada y de todo. Retazos de vida. Al final, las historias de todos confluyen, todos están entrelazados, sus vidas están entrelazadas. Este es un libro sobre el ser humano y sus miserias, y eso siempre deja un sabor agridulce, como la vida misma. Recomendable para los que valoran las historias costumbristas. No apto para buscadores de acción desenfrenada. + Leer más |