Desencajada

Una mujer de 25 años relata sus sentimientos después de dejar su país, Ucrania, con cinco años de edad.
Recuerda a la niña que tuvo que criarse sola porque sus padres tenían que buscarse la vida trabajando para su subsistir .
Es una mujer que se siente, apartada, fuera de lugar.
El mensaje del libro está claro, nadie tendría que dejar su país por obligación.
Aún así yo he percibido a una mujer con una depresión brutal que se siente fuera de todas partes, sin saber que hacer. Quizá porque ha tenido que madurar a marchas forzadas, quizá porque es demasiado pequeña para adquirir las responsabilidades que le dan y las lleva de lastre de por vida. Está perdida y se busca a sí misma.
Una lectura diferente e interesante.

“La migración también puede ser una enfermedad. al igual que la pérdida de un ser querido, la migración es un duelo. Pierdes la lengua. Pierdes la cultura. Tu identidad. Tus amigos y tu familia. Tu estatus e incluso sufres la pérdida de la tierra. Lloras los paisajes y el clima” ~ Desencajada de Margaryta Yakovenko.

Emigrar no es solo cambiar de lugar, es, también, cambiar de vida, mudar incluso de piel. Se dejan atrás lugares, sabores, olores; se dejan atrás rutinas, amigos, sentimientos. Se carga la maleta con recuerdos que no volverán a ser iguales porque no se regresa al mismo sitio nunca más. Has cambiado tú y han cambiado los que se han quedado. Así, la persona queda desencajada. “La Ucrania a la que creo pertenecer murió en cuanto yo me fui de aquí y ahora es un lugar mitológico que solo yo recuerdo”, señala Yakovenko.

Este es el principal mensaje que me ha transmitido esta historia en la que la protagonista siente su existencia dividida entre la Ucrania que dejó atrás cuando su padre emigró hacia España, arrastrando con él a su madre y a ella, y la vida que tiene en el nuevo país en el que aun se la considera extranjera. “Partir es partirse”, señala y en esa situación “desencajada” uno no sabe dónde encaja. “Uno es del lugar donde están sus muertos”.

Todo cambia y no sólo la situación laboral de su familia –su padre pasa de ser ingeniero a trabajador en el campo o la construcción, y su madre deja de ser enfermera a lavandera–, sino también la estructura de la misma. “A los 8 años ya sé algo que ellos no saben”, explica refiriéndose al idioma. “Leo libros que ellos no entienden; escribo textos que nunca lograrán descifrar del todo”. El idioma tiene un papel especial en esta historia ya que la autora finaliza con una palabra rusa que expresa un sentimiento y es, además, ese bilingüismo un motivo también de ruptura.

Un libro con mucho trasfondo que es mejor que descubráis por vosotros mismos. Es cortito. Poco más de 100 páginas que son una delicia leer.

Es difícil hablar sobre "Desencajada", es una novela de apenas 137 páginas, pero intensa, dura, y lo que más choca, real, tan real que llega a doler, a removernos todo por dentro con más de una situación.

Margaryta Yakovenko nos trae una historia sobre la migración, sobre la suya, la de cualquier otro, o en ciertos aspectos, sobre la vida de cualquier persona.

Daria Kovalenko Petrova es real, y seguro que más de uno nos sentiremos identificados con lo que nos cuenta, con lo que siente.

Podríamos decir que "Desencajada" es un grito a la sociedad. En dónde descubrimos que unos papeles para una solicitud, en este caso para la nacionalidad española, pueden estar meses y meses en la mesa de un funcionario. Pero a golpe de dinero y con el contacto de la persona adecuada, en nada y menos, el trámite queda realizado. Así sin más, el dinero lo puede todo.

Daria nos transmite cómo se siente cuando considera que muere su yo anterior, su parte ucraniana, al recibir los papeles de nacionalidad española.

En la historia se van alternando los capítulos del presente, con los recuerdos de Daria de cuando era pequeña. Lo poco que recuerda de su vida en Ucrania, cuando viajó con su madre a España para reunirse con su padre. Cómo todo era nuevo para ella, el mar, la arena, y cómo, pensando que era por poco tiempo, al final se quedaron en España.

¿A qué le podemos llamar hogar? ¿A la casa en la que hemos crecido? ¿Y si esa casa ya no está, o está a miles de kilómetros? ¿A la casa donde empezamos una nueva vida? ¿A la que compramos/alquilamos con nuestra pareja con una idea de familia y futuro?

Es difícil decirlo, difícil descifrar cómo nos podemos sentir, y en este caso lo podemos aplicar seamos emigrantes o no. Ese sentimiento de soledad, de angustia, de no pertenecer a ningún sitio que tiene Daria, que nos transmite de una manera tan viva... seguro que más de uno lo hemos sentido alguna vez. Porque también es posible sentirse extraño en la tierra que te ha visto crecer siempre.

Daria también nos cuenta su vida de pequeña en España, el colegio, las dificultades económicas, cómo siendo tan pequeña traducía a sus padres, ayudaba a su madre en la compra porque ella no se aclaraba con el idioma. La necesidad de madurar, de crecer, cuando aún tendría que estar jugando con muñecas o en el parque con otros niños.

El viaje que realiza a su casa en Ucrania, para encontrarse consigo misma, para poder poner un punto y aparte, y comenzar nuevamente.

Margaryta Yakovenko nos hace plantearnos ciertas situaciones de nuestra vida. Sobre todo, el dar importancia a lo que realmente la tiene. El sentirnos bien con nosotros, el querernos, el respetarnos... un sinfín de ideas y sentimientos que va a provocar que en más de una ocasión tengamos que parar la lectura de "Desencajada" para pensar sobre lo que leemos y sobre nuestra actualidad.
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Desencajada es un libro diferente, creo que no todo el mundo puede entender o quiere entender lo que intenta transmitir el libro. El libro es narrado por la protagonista, Daria, es narrado desde un unto de vista adulto hechos actuales y del pasado.

Daria nació en Ucrania durante la década de los noventa, y se verá obligada a emigrar junto con sus padres. Daria cuenta lo que significó para ella emigrar, como era su vida antes y después, y como se siente con ello.

El libro trata así tanto temas actuales como pasados sobre la emigración y la situación al inicio del nacimiento de Ucrania. El libro describe como era la vida en Ucrania cuando la protagonista era pequeña, es decir, en la década de los 90, ella lo percibe como un país gris, desencantado, sin oportunidades... y como eso repercute en la sociedad, mostrando a sus dos padres como un reflejo de la sociedad de la época.

A su vez Daria narra como fue su llegada a España, como intentó integrarse en la sociedad, y hace una crítica sobre como las personas del país tratan a los inmigrantes. También trata temas como la añoranza de un hogar, y lo sola que pasó su infancia porque sus padres tenían que trabajar sin descanso.

Creo que es un libro que está muy bien, con un mensaje muy claro. Sin embargo, no creo que sea un libro que le vaya a gustar a todo el mundo por el simple hecho de que se critican muchos aspectos de la sociedad reales, que en ocasiones nos negamos a ver.

Qué interesante ha sido descubrir a Margaryta Yakovenko! Conforme iba leyendo su novela no podía evitar pensar en cuánto había de autobiografía y cuánto de ficción. Un libro con tintes sociales y políticos a través del cual ese aborda un tema tan importante como es la emigración.

Desencajada nos cuenta la historia de Daria, una joven ucraniana que desde una edad muy temprana partió de su país natal a España junto a su familia en busca del sueño por tener una vida mejor. Narrado en primera persona, la protagonista irá haciendo saltos temporales para mostrarnos una historia llena de recuerdos y vivencias. Nos contará cómo era la vida de su familia antes y después de decidir emigrar, una historia repleta de reflexiones sobre la situación migratoria, el proceso de adaptación, el choque cultural y las dificultades a las que tienen que hacer frente como la precariedad laboral.


Yakovenko narra de forma clara y contundente, pero a la vez se percibe cierta delicadeza que me ha hecho conectar rápidamente con la protagonista, a la que en numerosas ocasiones tenía ganas de abrazar. Una lectura muy recomendable que te hace reflexionar sobre cuál es nuestra posición ante la inmigración como sociedad pero también de manera personal.




“Como la mayoría de las cosas, hemos aceptado demasiado pronto que el sedentarismo debe ser la forma de vida a la que aspiramos. Estamos cómodos con un sistema que distingue entre autóctonos y forasteros porque eso nos da la seguridad de formar parte del grupo. Nosotros y ellos. Los autóctonos suelen ser hospitalarios cuando el peregrino es un viajero de paso pero no cuando es un emigrado. En cuanto quieres establecerte en el país al que emigras, te conviertes en una amenaza. Un cuerpo ajeno entrando en el sistema inmune. (…). Analiza las políticas migratorias de un país y sabrás el grado de civilización al que han llegado sus ciudadanos. Su compromiso con la humanidad. Sus niveles de empatía. Busca si acoge, si integra o si tolera.”
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