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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
07 July 2020
Hace dos años y medio compartí con vosotros mi opinión sobre La peste escarlata, novela postapocalíptica de Jack London publicada en 1900 en la que se nos mostraba el mundo tras los efectos devastadores de una pandemia. Durante las últimas semanas, y a pesar de que ya tiene mucho tiempo, esta reseña ha estado entre las diez más leídas del blog (me ha sorprendido más que nada porque hasta ahora era de la opinión de que el trabajo que realizamos al escribir las opiniones en los blogs es, por desgracia, bastante efímero), pero supongo que la situación que hemos vivido invitaba a bucear en internet en busca de historias de esa temática. El caso es que durante estos tiempos raros he leído Las crisálidas, publicada en 1955 y que pensaba que partía de la misma premisa, pero no. En realidad ni leí la sinopsis con antelación, simplemente llevaba tiempo detrás de leer algo de John Wyndham, un autor clásico de ciencia ficción, y me decidí por este libro, sin más. El caso es que sí estamos ante una novela postapocalíptica, pero tanto la causa que provoca este mundo alternativo como lo que sucede en él no tienen nada que ver con La peste escarlata. Os cuento.

No se sabe con exactitud el tiempo que ha transcurrido desde la Tribulación, pero sin duda son cientos de años. David vive en una granja en Waknuk (situada aparentemente en la región de Labrador, lo que ubica al lector en Canadá), y pertenece a la familia más importante del distrito, del que su padre es el mayor terrateniente y algo así como su líder religioso; Joseph Strorm lleva la fe grabada en los huesos y se muestra insensible e intransigente con todo aquello que no cumple la Norma, que define la imagen de Dios. Las cosas que no tienen aspecto normal son Ofensas; las personas que no tienen un aspecto acorde a la Norma son Blasfemias. En conjunto, todas son consideradas Desviaciones, y las Desviaciones son hijas del Diablo y deben ser eliminadas. Algunas están a la vista y no pueden esconderse, otras no. Si te pillan con una anormalidad física, te esterilizan para que no procrees y te mandan a los Márgenes a que te mueras de hambre, así que más vale que no te pillen... Cuando David descubre que lo que a él le parece totalmente normal le convierte a ojos de los demás en un mutante, sabe que debe callar para salvar la vida; su propio padre no dudará en entregarlo a las autoridades si se entera. Solo su tío lo sabe, le ruega encarecidamente que nunca hable con nadie sobre el tema, pero las cosas se complican.

"Bueno, todas las partes de la definición son igual de importantes, y cuando una niña no encaja en la norma, entonces no es humana, y eso significa que no tiene alma. No está hecha a imagen de Dios, es una imitación, y en las imitaciones siempre hay algún defecto. Únicamente Dios crea seres perfectos, por eso, aunque los desviados se parezcan mucho a nosotros, no son seres humanos auténticos. Son otra cosa muy distinta [...] Las Desviaciones son obra del Diablo: las envía a vivir entre nosotros para tentarnos y alejarnos de la Pureza. A veces es muy listo y hace una imitación casi perfecta, por eso tenemos que estar siempre alertas al defecto, por pequeño que sea, y denunciarlo inmediatamente cuando lo vemos. ¿Lo tendrás en cuenta a partir de ahora?"

Jamás se dice en la novela porque sus personajes ni lo saben ni sabrían ponerle nombre, pero si hacemos caso a todos los indicios que aparecen en la historia, la Tribulación que lo cambió todo fue probablemente una guerra nuclear (más que un desastre único, dado que son diversas partes de la Tierra las que parfecen estar afectadas). El modo en que hablan de lo que imaginamos fueron zonas cero (enormes, gigantescas zona cero), el modo en que la situación parece mejorar conforme te vas alejando de esas zonas, cómo el paso de los años parece repercutir en que algunas áreas se vayan recuperando, las mutaciones que afectan tanto a los seres humanos como a la vegetación y la fauna animal, el hecho de que haya lugares alejados de esa zonas cero donde parece que la vida ha transcurrido de una manera totalmente distinta... Todo parece concordar con las secuelas y consecuencias de una confrontación nuclear. A esto mismo me refería en el primer párrafo con lo de que estamos ante una historia postapocalíptica que nada tiene que ver con una pandemia viral. Eso por un lado. Por el otro somos testigos de lo que realmente quería contar Wyndham en la novela: que el ser humano es obtuso, tiene miedo de lo que es diferente y vive en una rueda eterna de ceguera y fanatismo que le hace caer una y otra y otra vez en los mismos errores sin importar catástrofes intermedias ni siglos mediantes.

Aun así Wyndham plantea en Las crisálidas algo sobre lo que London también profundizó en La peste escarlata: la involución del ser humano y de la sociedad tecnológica e industrializada tal y como la conocemos. ¿Qué sería del mundo si todas aquellas personas con los conocimientos científicos necesarios desapareciesen de la faz de la tierra? Se tardarían muchas generaciones, muchos cientos de años, en volver a poner un avión en el aire, un tren sobre unos raíles o un coche sobre una carretera, por poner un ejemplo. de hecho y para empezar, si las personas con los conocimientos adecuados desapareciesen, se tardarían cientos de años en inventar ese avión, ese tren o ese coche. La novela asienta gran parte del misterio que rodea todo lo que no sea el distrito de Waknuk en la incapacidad para viajar a otras zonas del mundo donde no se sabe lo que está pasando, si viven igual que ellos, si sufren las mismas mutaciones... están aislados, y así han estado desde que la Tribulación cayó sobre los Antiguos (los Antiguos=nosotros, nuestra civilización), retornándolos a una época muy anterior al siglo XIX ya industrial.

Yo diría que la novela está dividida en dos partes muy evidentes. En la primera mitad se nos presenta el marco social en el que viven los personajes, donde unos creen firmemente que la Tribulación fue un castigo divino para los Antiguos y otros, los menos (y siempre en secreto si no quieren ser linchados por blasfemos), se preguntan qué fue realmente la Tribulación, porque algo no cuadra en las explicaciones que les dan. Solo los últimos tres siglos están registrados en dos únicos libros, y más allá de eso todo son leyendas e historias que van pasando de boca en boca. Por eso esta primera parte es una parte más filosófica, con reflexiones a mi modo de ver muy acertadas y coherentes dado el grado de desconocimiento de los personajes, más allá de presentar la trama en sí misma, la mutación de David y la concatenación de hechos que conducen hacia el giro a mitad de historia con una tensión que va in crescendo conforme avanzan las páginas. La segunda mitad es más aventurera, con más acción y más sorpresas (si cabe). Los personajes centrales salen de Waknuk y se enfrentan a lo desconocido, y de esta parte poco más os puedo hablar. Bajo mi punto de vista las dos partes se complementan a la perfección, pero nada en la primera parte te hace pensar en lo que va a derivar la segunda, y ahí radica uno de sus puntos fuertes: que no sabes hacia donde te va a llevar la historia.

No os quiero contar mucho más sobre la trama porque debéis descubrirla por vosotros mismos y sorprenderos con lo que va ocurriendo en ella. Ni siquiera os voy a decir qué desviación/mutación tiene David, porque en el libro transcurren sus buenas treinta páginas antes de que se descubra y en la sinopsis han tenido el buen tino de no anticiparlo. Pero sí quiero comentar antes de finalizar que lo que hace Wyndham en el libro es, básicamente, retorcer el supuesto concepto de normalidad precisamente para poner en entredicho el concepto en sí mismo, al tiempo que reflexiona sobre el fanatismo religioso, el miedo de los seres humanos ante lo que no comprenden o no es como ellos, y lo efímera que puede ser la sociedad tal y como la conocemos así como la fragilidad de las bases sobre las que se asienta.

La prosa de Wyndham es ágil, pulcra y muy sugerente en algunos pasajes, y a mi parecer realiza una construcción de personajes fantástica en lo que se refiere sobre todo a los personajes principales. David narra en primera persona y eso hace que él sea el rey de la función, pero hay dos personajes más que no he nombrado que, aún conociéndolos solo a través de David, resultan auténticos y no sufren ninguna distorsión subjetiva. Wyndham quiere entretener al lector pero también quiere hacerle pensar, y por eso la primera mitad del libro está enfocada a enfrentarle con un mundo nada imposible, un mundo intolerante, autoritario y opresivo en el que no se puede expresar el libre pensamiento y en el que no está permitido ver (o querer ver) más allá de lo que se tiene delante... un mundo donde sus habitantes llevan cruces bordadas en la ropa y carecen de la inteligencia suficiente que les permita evolucionar más allá de su sociedad caduca. Quizás, si hablamos de calidad literaria, la segunda mitad no esté a la altura de la primera y carezca de su tono reflexivo y laborioso, pero todo nos lleva hacia ese final y es el que tiene que ser.

Yo he disfrutado mucho de la lectura y me he quedado con ganas de leer algo más de este autor.
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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