El increíble viaje de Alexander von Humboldt al corazón de la naturaleza

Alexander von Humboldt es sin duda alguna un personaje único en su tipo y que merece toda la admiración que le sea dada. Todavía me cuesta entender por qué la historia lo condenó por tantos años al olvido y, sobre todo, por qué no le presté la atención que merece antes, pues por muchos años para mí solo fue un nombre más en la larga lista de individuos involucrados en la historia de la Biología con algún que otro aporte notable. Estaba muy lejos de comprender el ser espléndido que fue y del que todavía me maravillo y espero seguirlo haciendo muchos años más.

Si bien de nuevo Andrea Wulf (Nueva Delhi, 1972) vuelve a Humboldt como personaje principal de su libro, la primera diferencia que hay entre este libro —una suerte de novela gráfica de no ficción— y La Invención de la Naturaleza (Taurus, 2016) es el hecho de que acá contamos con un Humboldt que nos va narrando sus propias aventuras, un narrador activo que procura dar la sensación de aventura a cada tanto y que permite que todo fluya de forma fenomenal. Esta es la única comparación que voy a hacer entre ambos títulos sobre el mismo tema de la misma autora, pues los dos son obras completamente diferentes que tienen objetivos muy diferentes, por lo cual sería injusto hacer más comparaciones y decir cuál es mejor, los dos son diferentes y captan ideas de forma diferente; por lo que, entre los dos, ¡Me quedo con los dos!

Desde el punto de vista gráfico, la novela se construye con las viñetas preparadas para el libro mezcladas de forma muy inteligente con fragmentos de las notas, publicaciones e ilustraciones del propio Humboldt, grabados y pinturas de la época y un par de reconstrucciones de sitios, planchas botánicas y otros arreglos que completan el ambiente del libro. de esta forma se deja sobre el papel la metáfora de diario de viaje adornado con los descubrimientos del día a día y contado por el dueño en persona.

De los dos largos viajes que hizo Humboldt en vida, el libro se dedica exclusivamente al vivido en tierras americanas entre 1799 y 1804 y que lo llevaría desde Cumaná, en Venezuela al interior del Orinoco, a la Habana, al alto Andes, a México e incluso al recién nacido Estados Unidos, esto solo por mencionar algunos de los puntos del itinerario de su viaje. A lo largo del viaje y conforme van apareciendo en el mapa los lugares visitados, se abre espacio para mencionar los grandes hitos de Alexander, colaboraciones, personas con las que compartió y personajes sobre los que influyó de una u otra forma; pues estos no son pocos y son de tan variadas ramas del conocimiento que es fácil impresionarse al ahondar en la lista.

Esto ya lo mencioné en su momento en la reseña de la Invención de la Naturaleza que les dejo acá: https://es.babelio.com/livres/Wulf-La-invencion-de-la-naturaleza-El-Nuevo-Mundo-de-A/41624/critiques/64543

pero quiero volver a dejar explicito pues es un dato que nos ayuda a comprender el nivel de comprensión de la naturaleza que tenía Humboldt, pues no creo que alguien que no hubiera tenido una macro visión del planeta en su cabeza como la tenía él haya sido capaz de influenciar-inspirar a personajes de la talla de, Goethe, Simón Bolívar, Charles Darwin, John Muir, Albert Gallatin, John Lloyd Stephen y William Hicking Prescott, solo por mencionar algunos de los que se tienen registro de haber mencionado a Humboldt como parte de sus lecturas y admiración.

A diferencia del título anterior, acá hay más espacio para la estancia de Alexander en México que fue igual de fructífera que las hechas en otros países de América y del que, debido a la brevedad de la mención en el otro libro, no tenía recuerdo alguno. Otro ejemplo de lo bien que se completan los dos libros.

Como parte de los datos más destacables del libro sobre el genio que fue Humboldt vale la pena destacar unos cuantos, que no son menores ni hoy ni en su época y que si se miran al detalle son maravillosos. Los voy a mencionar sin orden de importancia alguno y los invito a que investiguen más sobre ellos bien sea en los libros de Wulf o en algún otro lado, porque seguramente los llevarán detrás de uno y otro tema interesante:

• Si bien Humboldt no alcanzó la cima del Chimborazo (ubicada a 6263,47 metros sobre el nivel del mar), al alcanzar los 5875 m s. n. m. se hizo merecedor al record de altitud, que rompió Gay-Lussac en 1804 subiendo a más de 7000 m s. n. m. en un globo aerostático.
• Las observaciones en la región de los llanos venezolanos de la palma de moriche y de como sus frutos atraían a pájaros y monos, como la tierra que se acumula a su alrededor retiene más humedad que cualquier otro lugar en el llano y da cobijo a insectos y gusanos lo llevaron a dilucidar el concepto de especie clave, una especie clave para el ecosistema como lo es la piedra clave para la estructura de un arco.
• Volviendo al Chimborazo y sus observaciones alrededor del pico lo llevaron a concluir que existe cierta conexión entre la naturaleza a nivel global, que subir una cumbre en el ecuador es igual a desplazarse hacia los polos y que plantas sometidas a similares condiciones climáticas en lugares diferentes del mundo, exhiben similar arquitectura. ¿Se alcanzan a imaginar la bastedad de un pensamiento del tipo mientras se observa allá abajo tantas cosas esperando por ser descubiertas?
• Con sus datos cartográficos fue capaz de corregir la posición del continente americano, ubicado erróneamente durante muchos años más al sur de lo que está en realidad, fue capaz de ubicar el ecuador magnético de la Tierra y de desmentir la existencia de un sistema montañoso que separara la cuenca del Orinoco y del Amazonas, eso junto con el reconocimiento del río Casiquiare, un brazo que conecta ambas cuencas y que había sido datado por Manuel Román en 1744. Esto, convirtió a Humboldt y a Bonpland en los primeros europeos en navegarlo.
• A su regreso a Europa, contaban con un total de 60000 especímenes de plantas pertenecientes a 6000 especies, de las cuales se estima que 2000 eran nuevas para la Ciencia —para la época se estima que había reporte de 6000 especies clasificadas por los botánicos europeos—. El mayor colector de ejemplares de su época.

Y una larga lista de etcéteras que puede ser igual de largo que un libro completo, o que la vida del mismo Alexander. Lo cierto de todo esto, es el hecho que sigue intrigando a tantas personas a lo largo del mundo y que sienten la misma admiración por las ideas de él, que han sabido envejecer muy bien y que hoy más que nunca tienen eco en nuestra sociedad: ¿Cómo un personaje como Alexander von Humboldt, todo un Polímata —así con mayúscula y todo— haya sufrido cierto olvido por parte de la gente de a pie?

De forma espléndida Wulf ha hecho equipo con Melcher y han unido dos mundos que estuvieron de la mano durante mucho tiempo: la crónica de viajes por terra ignota y las ilustraciones de lo que allí habitaba para sumergir al lector en un viaje al corazón de la naturaleza y enaltecer la cualidad que mantuvo activo a Humboldt a lo largo de su vida: La curiosidad.

Nota al pie:
Humboldt lleva más de 200 años recalcando la importancia de cuidar los bosques y diciendo que la riqueza de un pueblo no está en la explotación de betas de minerales dentro de sus territorios, sino en lo que se puede producir sobre sus campos.