Una novela apasionante. Sin duda con un extra de motivación para los admiradores de Emily Dickinson, ya que la utiliza como punto de partida y acompañamiento de una trama brillante. Worrall desgrana el mundo del coleccionismo, las casas de subastas y su relajada ( o inexistente) ética, las estafas, el mirar para otro lado de algunos expertos, la histeria coleccionista desatada como otra forma de consumo salvaje -centrada exclusivamente en la posesión-, y el valor disparado hasta rozar la imbecilidad de cantidad de piezas para jolgorio y lucro de casas de subastas, falsificadores, galerías y otros intermediarios. Dedica la novela abundantes páginas a dos figuras dispares pero apasionantes: Emily Dickinson, la mayor poeta americana y Joseph Smith, fundador de la Iglesia mormona, el movimiento religioso más poderoso espiritual y económicamente de los Estados Unidos. ¿Y el nexo entre los dos? Mark Hoffman, el mayor y mejor falsificador de documentos históricos conocido hasta la fecha. Un hombre inclasificable que pasó de coleccionista a falsificador y de falsificador a asesino, sin apenas levantar una sola sospecha. Un artista que a punto estuvo de dinamitar la Iglesia mormona creando falsos documentos fundacionales que desbarataban sus premisas y que fue capaz de falsificar más de 100 caligrafías de personajes históricos como Lincoln, Dickinson o Daniel Boone. La poeta y el asesino es una crónica/thriller fantástica, documentada de forma exquisita que narra el ascenso y caída de Mark Hoffman, que sin embargo no figura como único villano de todo el despropósito que mueve miles y miles de millones en este negocio. Absolutamente imprescindible para cualquier interesado en el arte, sea cual sea su forma, y en la locura contemporánea que ha distorsionado su valor a fuerza de ceros. Vibrante,revelador y fustigador de la estupidez humana. + Leer más |