La muerte de Virginia

Esta no es la historia de Virginia, ni de la muerte de Virginia. Esta es la historia del hombre con el que compartía sus ideas y sus preocupaciones, el que la sostuvo en las innumerables ocasiones en las que la escritora cayó; del ser humano preocupado por el hombre y por la guerra, del escritor que no tenía tiempo para escribir. Es la historia de una editorial y de un trabajador incansable; del idealismo.
Este libro es la voz de Leonard y su sentir, la fuerza arrolladora de un hombre que supo estar y supo marcharse. Y aunque no fuera capaz de mantener a Virginia de este lado de la vida, sí supo hacerla feliz; esperando, observando, atento a cada cambio, siendo el apoyo fundamental en el que cualquier alma libre desearía descansar.

En esta narración en primera persona realizada por #LeonardWoolf -autor que en ese momento ya tenía más de 80 años-, el marido de la gran Virginia cuenta de manera minuciosa la terrible lucha de la escritora contra la locura que culminó con su suicidio. “La muerte de Virginia Woolf” es el primer capítulo del quinto y último volumen de la Autobiografía de Leonard, quien además nos ofrece el testimonio de unos años terribles -los primeros de la Segunda Guerra Mundial- que acabaron con la civilización moderna.

En un perfecto equilibrio entre los hechos narrados y el juicio personal, Leonard nos adentra en su trabajo en #HogarthPress, la pequeña editorial independiente que fundó junto a Virginia en 1917 y que continuó cuidando varios años después de la muerte de ésta; su actividad política en las comisiones parlamentarias a las que seguía vinculado con el partido laborista; su visión, como judío, de lo que supuso el nazismo en Europa; su apoyo incondicional a la liberación de la mujer; y la vida londinense durante los bombardeos de la guerra.
Es probable que, de no haberse casado, Leonard sólo hubiera sido uno de esos caballeros intelectuales que trabajaron para el colonialismo en su juventud y que acabaron detestándolo. de hecho, él mismo afirmó que lo mejor de su vida -y muy ligado a su relación con Virginia- fue su dedicación a la escritura y su tarea de editor, gracias a la cual ambos pudieron editar a muchos amigos, entre ellos a T. S. Eliot y la primera edición europea, en 1923, de “La tierra baldía” (The Waste Land).

Leonard enterró las cenizas de Virginia debajo de uno de los dos olmos entrelazados en su patio trasero a los que habían apodado "Virginia y Leonard", y marcó el lugar con una placa de piedra grabada con las últimas líneas de su novela “Las olas”: “Against you I fling myself, unvanquished and unyielding, Oh Death! The waves crashed on the shore.”
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Leonard woolf escribe con una lucidez admirable. Menuda pareja. Me parecen dos bestias de la naturaleza. Feministas, adelantados a su tiempo. Ojalá hubiera más señores como Leonard Woolf, ojalá todas tuvieramos tal compañero. La carta de despedida de Virginia me parece de una ternura infinita, incluso en tales momentos. Leonard Woolf es un gran narrador, indagaré más en su obra...