La señora Dalloway es una historia romántica y cuenta con la peculiaridad de estar dotada de un agudo análisis psicológico de los personajes, algo común en toda la obra de Virginia Woolf. Ambientada en la sociedad inglesa de 1923, la acción se desarrolla en un solo día, algo que provoca en el lector la sensación de estar viviendo en tiempo real los acontecimientos que se narran. Clarissa Dalloway, dama de la alta sociedad londinense, mujer de cincuenta y dos años, da una fiesta en su casa y ultima los detalles para que la recepción que ofrece a sus invitados resulte perfecta. El reencuentro inesperado con Peter Walsh, con quien mantuvo una relación sentimental en el pasado, la lleva a analizar las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida. Clarissa Dalloway podría ser otra mujer, llevar otra existencia, pero se ha convertido en un ser superficial y dependiente, que se ha rendido a su destino. El inventario de lo que fue y lo que no ha podido ser se salda con la nostalgia, sentimiento que la invade al recordar a Sally Seton, amiga de juventud y primera experiencia amorosa de Clarissa, que representa el amor puro y desinteresado. al compararlo con su matrimonio, este se le antoja algo horrible. La autora da voz a las mujeres de su tiempo, las retrata con sus particulares inquietudes, con sus sueños y pasiones. Las mujeres desean realizarse como personas, como individuos independientes, sin embargo, viven a través de los hombres, desencantadas, sumisas y profundamente infelices. La Primera Guerra Mundial y sus consecuencias también se hallan presentes en la novela. |