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Crítica de MaiteMateos


MaiteMateos
06 February 2021
Se dice que fue la lectura del Ulises de James Joyce, publicado en 1922, lo que impulsó a Virginia Woolf a escribir La señora Dalloway, novela vanguardista publicada en 1925. Las dos tramas se circunscriben al marco temporal de un solo día narrado con un largo monólogo en el que impera el flujo de conciencia. Pero fuera lo que fuera lo que sintió Virginia Woolf al leer el Ulises, fascinación o más bien abominación según sus diarios personales, lo cierto es que fue una lectura que la impresionó hasta el punto de impulsarla a crear una obra que superara a la de Joyce en sus formas estilísticas y que bien puede considerarse su obra maestra, pues donde en el Ulises es puro caos, en La señora Dalloway se convierte en puro orden, según algunos críticos, que enseguida elogiaron a la novela por su afán experimental, mientras que el Ulises fue mucho más controvertida y generó tantas críticas negativas como positivas, aunque hoy día se considere una obra genial al alcance de pocos. La verdad es que yo aún no he sido capaz de leer más de una tercera parte del Ulises. Se cuenta que Virginia Woolf tampoco pasó de la página 200, pero es un reto para el que yo aún estoy a tiempo, espero.
Con todo, La señora Dalloway también tiene fama de ser una lectura densa y difícil, como lo son muchas de sus obras, pero es simplemente una lectura diferente, de ritmo lento, con sutiles “flashbacks” al pasado y repentinos cambios de perspectivas narrativas, a las que no es tan difícil habituarse con un poco de atención.
A través del personaje reflector y principal de Clarissa Dalloway, el monólogo narrado y el monólogo interior oscilan entre la tercera y primera persona y los diálogos narrativos son muy escasos.
Pero lo realmente notable de la novela es su contenido. La historia nos narra un día de la vida de Clarissa Dalloway, una mujer de clase alta londinense de 52 años. Todo transcurre pues en un día del mes de junio que ultimará en una fiesta de la que Clarissa será la anfitriona. de su mano y de sus pensamientos, así como de los pensamientos de los numerosos personajes con los que ella se irá cruzando directa o indirectamente, recorreremos el Londres de entre guerras. de esta manera, a través de un continuo fluir de pensamientos, veremos plasmada la estructura social de la época y el papel que jugaba en ella la mujer en función de su edad y situación económica. Asistiremos también a la perspectiva que se tenía del colonialismo, de los trastornos mentales y sus tratamientos y las secuelas de la guerra, tema éste último presentado por el fascinante personaje de Septimus Warren, el alter ego de Wirginia Woolf en la novela, que regresa traumatizado de la II Guerra Mundial.
De hecho, en el personaje de Clarissa se concentran todos los males del patriarcado. La señora Dalloway, publicada durante la fervorosa lucha del movimiento sufragista es realmente una novela de denuncia contra los decadentes valores victorianos. Sus personajes, ya sean fuertes, aparentemente felices y equilibrados, intensos, difuminados o atormentados ostentan todos una coraza emocional para aparentar y ocultar la realidad de sus yoes reprimidos, como el yo de la misma Clarissa, que en su aparente vida de convencional felicidad conyugal se oculta una auténtico sentimiento de sexualidad reprimida, una sexualidad alejada de la normativa, una sexualidad doblegada y reflejada en su relación con una amiga del pasado llamada Sally Seton…
Enlace: https://maitemateos.wordpres..
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