Cuando la tierra se vuelve de plata

El tránsito de dos vidas que se unen y enriquecen hasta ser tocadas por la tragedia. Esta historia, ambientada en una Nueva Zelanda desigual, machista y xenófoba, inicia con el despunte del siglo XX y llega hasta la Gran Guerra. La autora nos cuenta, por una parte, las vicisitudes de los inmigrantes chinos sometidos a la discriminación y los prejuicios de una sociedad que apenas los considera algo mejores que los perros, condenándoles a la segregación y la injusticia; del otro lado, una mujer y con ella todas las mujeres de la época sometidas al poder del varón, dueño y señor de sus vidas. En ambas culturas, china y occidental, las mujeres tienen un rol de soporte familiar y ninguna posibilidad de decidir sus vidas. Varias líneas y voces narrativas nos dan cuenta de un conmovedor relato, capaz de mostrarnos el dolor de las pérdidas y las injusticias y sin embargo, alejada del sentimentalismo folletinesco que busca la lagrima fácil. Altamente recomendable por la alta carga de sensibilidad y denuncia social amén de una cuidadosa prosa.