Aquellos que piensen que pueden ser religiosos sin controlar sus impulsos o sin practicar la benevolencia en su sentido más amplio tienen que admitir que la práctica de sus obligaciones religiosas se rige tan sólo por principios egoístas. ¿Cómo se les puede llamar buenos? El ejemplo de toda bondad iba por el mundo haciendo el bien. Encerradas en sí mismas, las monjas tan sólo pensaban en gratificaciones menores. Además, llevaban a cabo diversas intrigas con el fin de agilizar ciertos trámites en los que tenían puesto el corazón. Como, por ejemplo, obtener cargos de confianza o de poder para evitar así los puestos más sumisos o con más carga de trabajo. En resumen, cuando ya no podían ser ni esposas ni madres se proponían ser superioras y se convertían en las criaturas más egoístas de este mundo. Las pasiones reprimidas avivaban sus apetitos y también aquellas pasiones mezquinas que no persiguen sino su propia gratificación. ¿Era esto aislarse del mundo? ¿Habían superado las vanidades o evitado las vejaciones de ese mundo? + Leer más |