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Aviso: esta reseña contiene spoilers sobre la primera parte de la saga. Tras los acontencimientos del primer libro Grace se debe acostumbrarse a unos cambios inesperados, por un lado su propia naturaleza, y por otro, la existencia de Hudson. Su intento de sacrificio final ha causado la vuelta de Hudson al mundo de los vivos y Grace y sus amigo/as deberán buscar la forma de eliminarlo de nuevo. A ello se añanden búsquedas peligrosas, Juegos a vida o muerte y los descubrimientos que Grace debe hacer sobre sí misma. Este segundo libro me ha enganchado más que el anterior, en parte por la revelación final en la que nos cuentan quién es Grace realmente y la importancia que ello tiene. Añadirle eñ hecho de que debe ir aprendiendo poco a poco a manejar sus habilidades nos da una visión más cercana de las mismas. La introducción de personajes nuevos acelera la trama, más aún al tener a Hudson, del que descubriremos que no todo era lo que se nos contaba, y que ha pasado a ser mi personaje favorito. Las partes de Jaxon me han seguido dando pereza, con toda esa aura de chico atormentado que debe proteger a todo el mundo y que no sabe delegar. Eso y que se han introducido demasiadas ramas dentro de una misma historia cuando alguna de ellas podía aplazarse un poco, sobre todo porque se condensa en la misma semana casi la parte más densa de la trama. Sin embargo, los giros que se dan en los capítulos finales son muy inesperados y te dejan con la necesidad del tercer libro y con la sensación de que en esta saga nadie va a estar a salvo. Quien no entrase todavía en este universo se está perdiendo una gran adicción de fantasía. Colibrí. |
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