Hermana muerte

Hermana muerte es un texto de gran belleza, pero muy breve, acerca de nuestro irrevocable final: la muerte. El autor hermana a la muerte con la soledad y el sueño, creando un vínculo fuerte entre los tres y el propio narrador. A través de la presencia de cuatro muertes en la ciudad, el narrador de esta historia critica a la sociedad y la banalidad de la que es capaz. A veces da la sensación de que es un simple mortal, pero otras podemos ver que es algo mucho más profundo, casi igual a la propia muerte de la que habla.

Aunque este relato está escrito a principios del siglo XX, me ha parecido muy actual por esa crítica de la que hablo: cómo el día a día, nuestra rutina, se impone como barrera contra la sensibilidad y nos hace más fríos. Ni qué decir de las imágenes de violencia a las que estamos ya acostumbrados desde pequeños en la televisión e Internet, lo cual parece sensibilizarnos hasta límites insospechados.

Thomas Wolfe da uso de un vocabulario muy amplio que supera todas las expectativas, uniendo adjetivos y sinónimos para crear un lenguaje rebuscado y ornamentado, pero que en conjunto no termina de agobiar ni cansar. Las frases complejas y largas, extremadamente largas, son la mayoría en este texto, y sorprende por ello el hecho de que sea breve. No obstante, aun dando una falsa sensación de longitud, al acabar de leer esta novela se queda algo corta, en mi opinión.

Aunque el tema de la muerte es omnipresente en este libro, la belleza que evoca Wolfe a través de este lenguaje trabajado hace que por un momento la veas de otra manera, que empatices incluso con ella y aceptes que es el destino de cualquier ser mortal.

El relato me ha parecido precioso, aunque sea cruento en algunos puntos, pero ha sido tan breve que sinceramente se me ha quedado corto. Ese lenguaje del que he hecho hincapié me ha cautivado y me ha parecido poco para lo que me hubiese gustado leer. Obviamente, volveré a leer al autor, porque me ha dejado con ganas de más, pero este libro, como digo, me ha sabido a poco.