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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
29 November 2021
Leí por primera vez a Jeanette Winterson en diciembre de 2019 en Días de Navidad, libro de temática obviamente navideña del que no os pude hablar porque un virus estomacal me tumbó por aquellas fechas (de que quise recuperarme ya no tenía mucho sentido hablar de él). Aun así lo recomiendo desde aquí aprovechando la ocasión, porque además me permite hablaros de algo que ya disfruté mucho de su autora en aquel momento: su versatilidad. Cada relato de ese libro era completamente distinto al anterior en tono, estilo, fondo y temática. No se adhiere a una sola forma de contar las cosas, no tiene un estilo de esos que te hacen identificarla al primer vistazo... es una caja de sorpresas y eso hace que adentrarte en su obra sea toda una aventura porque no sabes cómo te va a contar la historia. Por eso tenía muchas ganas de leer La mujer de púrpura, donde Winterson toma los juicios reales por brujería que tuvieron lugar en Lancashire en 1612 como base de su historia: no sabía cómo me lo iba a contar, pero sabía que fuera como fuese, me iba a gustar. Y no me equivocaba.

Como os decía, estamos en 1612. Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia reina sobre unas tierras en las que es tan malo ser católico como ser tachado de practicar la brujería. Papismo y brujería, brujería y papismo... Este es el lema repetido hasta la saciedad por el representante de la corona en esta historia. Por si fuera poco la trama se ambienta unos años después de la infausta Conspiración de la Pólvora, en la que unos cuantos católicos a las órdenes de Guy Fawkes intentaron saltar por los aires el Parlamento (y de paso buena parte de Londres) para acabar con el rey, su familia y una gran representación de la aristrocracia protestante. La cosa salió mal (Remember, remember, the 5th of November!!) y muchos de los conspiradores huyeron hacia Lancashire, que acoge por tanto dos conspiraciones: la de las Brujas y la de la Pólvora. Y es que en la zona de Pendle se dice que hay brujas, y al comienzo de la historia ya hay unas cuantas acusadas pudriéndose en los calabozos a la espera de juicio, y otras cuantas haciendo planes para sacarlas de allí. También vive en la zona Alice Nutter, una viuda rica, hermosa, muy independiente y con un pasado y un presente que nadie conoce pero que están ligados irremediablemente a todo lo que está ocurriendo. Aun así, y dada su posición social, parece intocable... pero nada es lo que parece, al menos en esta historia.

**AVISO: YO HE LEÍDO EL LIBRO SABIENDO EL FINAL DE LOS PERSONAJES PORQUE ESTOY MUY FAMILIARIZADA CON LOS JUICIOS DE LANCASHIRE, PERO SI TENÉIS PENSADO LEER EL LIBRO, NO CONOCÉIS LOS HECHOS Y NO QUERÉIS SABER DETERMINADOS DETALLES QUE PODÉIS CONSIDERAR SPOILERS, OS RECOMENDARÍA NO LEER LA RESEÑA :) **

Tal y como digo al principio, los juicios de Lancashire son reales y de hecho son los juicios por brujería más famosos de la historia de Inglaterra y de los mejor documentados: once personas perdieron la vida en ellos. Cuando os hablé de Cuentos de brujas de escritoras victorianas (1839-1920) os comenté que en la (para mí) mejor parte del libro (la de no ficción), contábamos con las palabras de E. Lynn Linton sobre los juicios por brujería en Inglaterra, donde no podían faltar los de Lancashire. Como no os puedo reproducir todo lo que dice sobre estos hechos, os traigo los que considero más relevantes para la historia y que tienen que ver con Alice Nutter. Esto es lo que dice Linton sobre ella en su crónica:

... y también a ella la ahorcaron; y a continuación, a Alice Nutter -una dama adinerada que vivía en Rough Lee, cuyos familiares esperaban ansiosos su muerte, por cuanto podía reportarles algunas propiedades de las que se veían privados mientras viviese, y que mantenía una antigua disputa con el juez Nowell a causa de una linde entre sus tierras-. Alice Nutter, a quien uno habría considerado muy a a salvo de ese castigo, fue señalada por la joven Jennet como cómplice y llevada a juicio con escasas posibilidades de salir con bien de él [...]; así pues, la pobre Alice Nutter, de Rough Lee, aquella dama distinguida, fue ahorcada junto a aquella cuadrilla de gente andrajosa, y sus familiares pasaron a ocupar su sitio, plenamente satisfechos de su astucia

Y es que la protagonista principal de la novela es Alice Nutter, la acusada y ejecutada que más dudas y preguntas ha despertado siempre al estudiar los juicios por brujería de Lancashire, ya que rompe por completo con el estereotipo de las demás reas. Como veréis en ese fragmento, la muerte de Alice Nutter se considera fruto de rivalidades y envidias de gente que quería quitársela de encima para obtener un beneficio, y Jeanette Winterson decidió poner el foco sobre ella en su novela y convertirla en su protagonista. de todos modos la propia autora lo dice desde el principio: respeta los hechos históricos y el trasfondo religioso que imperaba en aquel momento, pero también se toma muchas licencias para contar su historia porque, a diferencia de los juicios reales de 1612, aquí sí hay brujas, hechicería y tratos con el Caballero Oscuro. Estamos ante una novela que cuenta hechos reales pero ficcionados y con altas dosis de fantasía y de elementos sobrenaturales, y creo que Winterson hace un muy buen trabajo dándole a cada cosa su sitio.

Por tanto, el mundo que Winterson crea tiene varias vertientes. Una es la real, esa en la que el trono inglés estaba ocupado por un rey paranoico cuyas únicas obsesiones eran la brujería y la religión católica, y a erradicar ambas cosas se dedicaba en cuerpo y alma (y si podía conjugar ambas cosas en esos exterminios, tanto mejor). Lancashire fue además refugio y escondite para muchos de los participantes en la llamada Conspiración de la Pólvora, y una de las razones que se esgrimen para la celebración de los famosos juicios por brujería fue precisamente sacar de sus escondrijos a estos conspiradores. En esa vertiente real también tienen una predominancia absoluta los hechos cronológicos y documentados de los juicios celebrados en 1612, a los que la autora se ciñe escrupulosamente aunque los hile y entreteja a su manera. Y luego está la otra vertiente, la que depende por completo de Winterson, la que ella realmente quiere contar y donde despliega una imaginación y una habilidad puntillosas para que todo cuadre en un mundo totalmente paralelo donde los elementos fantásticos y sobrenaturales van de la mano con la alquimia, la ciencia y la superstición.

Todo esto funciona porque Winterson es una muy buena contadora de historias. Coge todos los personajes reales de los juicios y añade unos cuantos de su cosecha, e imagina relaciones entre estos personajes que no están basadas en ningún hecho real y añade unas cuantas tan improbables como llamativas de cara al lector (¡Shakespeare hace un cameo, oigan!). Si hablamos de la ambientación, las escenas de violencia son una constante durante toda la narración, y por eso me veo en la obligación de avisar que, si sois muy escrupulosos con estos temas, Winterson os puede hacer pasar un mal trago: no ahorra tinta para describir actos que, por muy desagradables que le resulten al lector, no dejan de ser menos reales y acordes a la época, ya sean métodos de tortura, mutilaciones, prostitución de menores o violaciones. Las mujeres (sobre todo si viven en la marginalidad) lo pasan muy mal en esta novela y el lector lo pasa mal con ellas, pero en una historia ya escrita como esta por aquellos que la vivieron en sus carnes hace 400 años no tiene cabida el color de rosa. Hacerle sitio sería faltar a la verdad, y aun así probabalemente las cosas fueron incluso mucho peor de lo que aquí se cuenta.

Curiosamente la autora otorga el contrapunto a tanta oscuridad verídica con más oscuridad, pero en este caso mágica. No puedo ni debo contaros mucho sobre este aspecto de la novela porque si tenemos en cuenta que la historia real es la que es y que la autora la respeta totalmente (es decir, que mueren quienes tienen que morir y viven quienes tienen que vivir), las sorpresas de la trama vienen del mundo sobrenatural que construye Winterson, de las relaciones personales que sus personajes establecen con figuras históricas reales, y de como todo eso confluye para dar forma a un relato tan sorprendente a ratos como cruento en otros, pero siempre adictivo.

¿De dónde viene esa mujer de púrpura del título? La Alice Nutter que vemos en la novela es una mujer que guarda muchos secretos: algunos de ellos (como esa juventud que parece no abandonarla nunca a pesar de rondar ya la mediana edad) la llevarían a la horca, y otros son fruto (en su mayor parte) de su inteligencia y sus estudios e investigaciones con elementos químicos: el color púpura que creó hace años le ha hecho rica y lo lleva siempre que puede. Aun así, y esto es una apreciación personal, es una pena que no se haya mantenido el título original del libro porque está lleno de simbolismo con respecto a los juicios de Lancashire originales. Ese Daylight Gate del título original (el Portal del Crepúsculo que luego se nombra muchas veces en la traducción) hace referencia a ese momento entre dos luces, cuando no ha caído del todo la noche, en que la vieja Demdike (primera acusada en los juicios reales) decía que se le aparecía el demonio en forma de niño. Jeanette Winterson asocia este símbolo sobre todo con el personaje de Alice Nutter, pero la referencia está ahí y no se ha mantenido en la traducción del título. Lo dicho, una pena (soy una tiquis de la vida, lo sé, lo llevo lo mejor que puedo).

Capítulos cortos, frases contundentes, ritmo firme, diálogos e interacciones soberbios y una narración que no sabe lo que es dar rodeos: dice lo que tiene que decir cuando lo tiene que decir sin que sobre ni falte ninguna palabra. ¿Lo recomiendo? Sí, por supuesto, sobre todo si os interesa el tema, pero advirtiendo de lo explícito de muchas escenas en cuanto a su crueldad. A mí me ha gustado mucho, y buena parte de la culpa la tiene la propia forma de contar la historia de Jeanette Winterson: directa, estimulante y efectiva. Apenas tiene 190 páginas, y aun así se las apaña no solo para contar todo lo que quiere contar, sino para dar forma a unos personajes que te acaban importando y con los que acabas sufriendo. Vemos mucha miseria en este libro, miseria de esa que se llevaba tatuada en la piel porque no había milagro divino que te sacara de ella, y vemos sobre todo una época llena de claroscuros en la que los desvaríos de un rey sembraron su reino de oscuridad, miedo, ponzoña y muerte, elementos que muchos desalmados usaron de manera inhumana y cruel en su provecho. Si a todo eso le añadimos hechicería, supersticiones y tratos con el demonio contado con agudeza, talento y buen juicio, pues nos sale algo tan meritorio como La mujer de púrpura.
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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