El cártel

“El mal existe y el término entraña horrores que no podían ni imaginar.”

Esta novela, como su antecesora El poder del perro, es un espectáculo del horror, tan sangrienta y despiadada como lo pueda ser la fantasía de Juego de Tronos, pero con el añadido de terror que le otorga el atributo de la realidad, la constancia de que todo esto ha sucedido y sigue sucediendo al ladito nuestro, de que todo se hace por dinero, por poder y hasta por mera diversión o placer.

Esta segunda entrega se centra en la historia de los Zetas, exsoldados adiestrados por EE.UU. para combatir los movimientos izquierdistas de Centroamérica reclutados por uno de los cárteles para garantizar su seguridad y que pocos años después formaron su propio cártel, el más violento, feroz y cruel jamás visto.

Su táctica era sencilla, cometer actos excepcionalmente brutales y sanguinarios contra cualquiera que mostrara la más mínima oposición, igual daba que fueran hombres, niños o mujeres, sembrando un terror en las poblaciones que les garantizaba la obediencia de todos sus habitantes, incluidos policías, soldados y políticos: mujeres violadas mil veces pasaban a ejercer la prostitución en favor de los Zetas, niños reclutados a la fuerza como sicarios o torturados y asesinados si no aceptaban o no valían para el oficio, personas quemadas vivas en bidones de gasolinas, pieles arrancadas, desmembramientos sucesivos hacha en mano, desplazamiento de pueblos enteros cuyas casas eran después repobladas por adeptos al cártel… Entre 2007 y 2014 se estiman que hubo en México más de 150.000 muertos y más de 50.000 desaparecidos relacionados con el narcotráfico, siendo incontables los negocios cerrados, los puestos de trabajo perdidos, las personas desplazadas. Trágicamente irónico fue el hecho de que la guerra contra la droga que inició Felipe Calderón empeoró aún más la situación, llegando a ser, a pesar de todo, tremendamente impopular. El círculo perfecto.

“La tan cacareada guerra contra la droga es una puerta giratoria: eliminas a uno y otro pasa a ocupar la cabecera de la mesa. Eso no cambiará mientras el apetito insaciable por la droga siga ahí. Y sigue ahí, en el gigante que habita este lado de la frontera.”

El estilo de la novela no puede ser más acertado, muy ágil, con numerosos y potentes diálogos, frases simples, secas, casi telegráficas, insertadas en cortos párrafos que se van sucediendo y son culminados en puntos y aparte con otras frases más cortas aún, más tajantes, más sentenciosas; así, una y otra vez, como una letanía, como una oración fúnebre sin fin. Un lenguaje muy periodístico en el que abundan los grandes titulares, no en vano la obra está dedicada al más del centenar de periodistas asesinados durante este período.

Puede que no sea literatura con mayúscula, pero estos libros son necesarios. Como el propio autor afirmó en una entrevista: “El periodismo te proporciona los datos, pero la ficción te cuenta la verdad.”

Solo le pongo un pero a la historia, un pero que quizás sea un tributo que el autor tuvo que pagar para poder publicar: que EE.UU. solo tenga su ración de culpa en ser el gran consumidor sin el cual el narcotráfico del sur y el centro de América no existiría, o al menos no con las dimensiones que conocemos. No parece haber policías americanos corruptos, no parecen existir políticos relacionados con el narcotráfico, no hay empresarios norteamericanos colaboradores, algo que a mí se me antoja imposible.

Una última queja, más cercana y tangencial, es que Winslow relacionara la película de Guillermo de Toro “El laberinto del fauno” con el fascismo italiano cuando en realidad se trata de la posguerra civil española.

Es muy duro reseñar un libro que te ha marcado tanto como a mi éste, pero lo voy a intentar.

Primero fue El poder del perro, considerada por muchos como la mejor novela del autor (Y el "guerra y paz" del narcotráfico) y ahora algunos de sus personajes vuelven a la carga con una nada despreciable secuela que, en mi opinión, se sitúa a la inalcanzable altura de su predecesora.

El Cártel no es solo una novela de ficción, porque ni siquiera se ajusta del todo a esa categoría. Es un homenaje a todos los periodistas asesinados en México, gente cuya única culpa era hacer su trabajo.
En la obra conocemos algunos de los Cárteles de la droga más poderosos, incluso narcotraficantes de los que hoy en día resulta difícil no haber oído hablar en los medios pero enmascarados tras nombres ficticios para que la obra solo sea un fiel reflejo de la realidad sin dejar de ser ficción. Su poder es tal que todos los cuerpos de la ley entran de algún modo en su juego de poder, siendo vícitmas o verdugos, perseguidores o cómplices. Resulta inquietante comprobar hasta qué punto vivimos en un mundo de corrupción donde nunca sabes quién dice la verdad.

Pero centrémonos en la novela y no en el inmenso y fascinante mundo que nos relata, que al fin y al cabo, es el nuestro. Sus personajes brillan con una maestría solo propia de un genio como Winslow. Es así, sabe definirlos, sabe dotarlos de alma hasta tal punto que el propio lector puede averiguar sus intenciones y deseos, por oscuros y retorcidos que sean. Se hacen odiar, se hacen querer, resulta fácil pasar páginas pendiente de lo que va a pasar con ellos. Normalmente no me hago listas pero en esta ocasión necesité recurrir a una libreta para apuntarlos todos, porque son muchos, muchísimos los personajes que vamos conociendo y me resultaba mucho más sencillo poder recordar quiénes eran y a quiénes estaban conectados si lo iba esquematizando poco a poco. Ahora, con esa hoja en mi mano, soy consciente del inmenso mundo que Winslow nos ha regalado en una única novela. Magistral.

Una de las cosas que más he disfrutado es la magnífica forma con la que su autor te mete de lleno en la escena como si lo estuvieras viviendo en primera persona, donde no sobra una sola frase y cada pequeña aportación está llena de tensión. Es de esas lecturas que inevitablemente disfrutas y nunca quieres que acaben.

Y supongo que estáis esperando al momento en el que ponga pegas y diga lo que no me ha gustado... pero cuando disfruto tanto de una lectura me parece un insulto intentar encontrarla defectos (De ahí la nota que la he dado y que veréis más abajo, porque sí, soy así de generosa). Solo podría decir que duele, duele mucho ver la suciedad del mundo reflejada entre estas páginas, ver como el gobierno juega con nuestras vidas como las de simples títeres o piezas de un tablero de ajedrez, cabezas de turco prescindibles para alcanzar un fin. Duele que nos hablen de las consecuencias de la droga, de todo lo que causa y siembra a su paso, y sin embargo sean los primeros en beneficiarse de ella y no tener ningún interés en detener su tráfico.

El cártel es una novela de las que no escapas sin secuelas. Sientes que acabas de sobrevivir a una guerra y que el mismísimo infierno te ha pasado por encima. No es fácil sumergirse en algunas de sus páginas sabiendo que están basadas en acontecimientos reales, sucesos tan crudos y despiadados como Don Winslow los narra. Pero tampoco es fácil resistirse a la tentación del saber más, de comprender un poco mejor el mundo en el que vivimos y crecer como personas. Porque si quieres un libro que te haga pensar y hasta produzca un cambio en ti, ese es El Cártel.

Tampoco diré que sea una lectura apta para todos los paladares, porque no lo es. Como todo en la vida depende de gustos, aunque sí creo firmemente que es una obra a la que cualquiera debería dar una oportunidad. Defiende con honores el género y no deja a nadie indiferente, aunque repito, algunos pasajes pueden resultar fuertes o demasiado violentos para los lectores más sensibles.

No es para ti si no te gusta el género. Pero... ¿Y si te gusta la novela negra? Sin duda es tu libro. ¿Te gustan las historias que no dan tregua? Es tu libro. ¿Te gustan los personajes que logran clavársete en el corazón y retorcerlo hasta hacer zumo? Es tu libro. ¿Te gusta leer?
Genial.
Es tu libro.
Enlace: http://elcuervodealasrotas.b..

La guerra contra la droga no trata de evitar el tráfico de narcóticos, sino de elegir al patrón que mueva el dinero y los intereses en la dirección adecuada. La corrupción que rodea al mundo del narco no se basa en escoger si se coje un sobre, eso es obligado, se trata de escoger quien te da el sobre. Y en medio del caos que desatan los narcos, son los pobres los que más sufren sus consecuencias.

En la segunda entrega de esta trilogía, parece que sólo queda como opción escoger Guatemala o Guatepeor.

Ests entrega da voz a los campesinos, a los pobres, a los periodistas, a la guerra sucia, a la venganza y a la brutalidad de una guerra auspiciada por gobiernos e intereses económicos.

Siguiendo con la saga de El poder del perro, Don Winslow nos sigue mostrando las atrocidades derivadas del tráfico de drogas. La muerte, el sufrimiento y el riesgo están a la orden del día. de hecho, justamente cuando lo estaba leyendo (recientemente) salió una noticia de que había aparecido un periodista asesinado…

Además de las torturas, el castigo, la confianza, las alianzas… Te hace una inmersión total e incluso en algún momento llegas a sentir el miedo o el “asco” de algunas escenas.

Desde el primer día que empecé con este autor, hay una frase que me sorprende (no forma parte del libro pero si del preámbulo) que le dicen: solo en pensar que el 10% de lo que hay en el libro puede ser real uno ya se escandaliza, a lo que Don Winslow contesta, pensar que más del 90% lo es, es aun peor…

Segunda parte de El poder del perro y bajo mi punto de vista mejor que la primera, si bien hace mucho tiempo que leí aquella y, dada la calidad de esta, es posible que me esté dejando sorprender por la novedad. En un estilo muy directo que a veces recuerda a James Ellroy se nos describe una vez más las guerras entre los cárteles de la droga mexicanos, sin ahorrarnos ni un ápice del horror y el salvajismo de un enfrentamiento despiadado.

Lo que más te descoloca es que solo con que el 50% de lo que se cuenta fuera real ya es para echarse a temblar. El autor reconoce que es una obra de ficción, pero basada en una profunda investigación. Está dedicada a más de un centenar de periodistas asesinados o desaparecidos en Mexico.