El libro del dia del juicio final

La segunda campana guardo silencio. Y la primera continuó sola, firme, lentamente. Como si se tratara de un funeral. Sonaba como la muerte de la propia esperanza

Yo, al ver tantos males, he puesto por escrito todas las cosas de las que he sido testigo. Para que las cosas que merecen ser recordadas no perezcan con el tiempo

No dejo de preguntarme si Dios esta aquí también, pero separado por algo peor que el tiempo, incapaz de atravesar esa barrera, incapaz de encontrarnos

para que las cosas que deben ser recordadas no perezcan con el tiempo y desaparezcan de la memoria yo, al ver tantos males y todo el mundo al alcance del Maligno, como si ya estuviera entre los muertos, yo que espero a la muerte he puesto por escrito las cosas que he presenciado

todo su ser volcado hacia el interior en una batalla con un enemigo completamente desconocido y contra el que no tenía defensas.

Desde luego, el sonido era pavoroso, pero el silencio es aún peor. Es como el fin del mundo.

Dios nos ayudaría si pudiera, pero..
-¿ Pero qué? ¿No puede oírnos? ¿Se ha marchado? ¿No existe?
-No puede venir

Lo primero que tiene que aprender un médico ,es a no ser demasiado duro consigo mismo, cuando pierde un paciente

Quizá ella no se merezca el perdón, pero tampoco se merece esto, su cuerpo envenenado, pudriéndose, y apenas puedo condenarla por culpar a Dios cuando yo la culpo a ella. Y nadie es responsable. Es una enfermedad.

Yo quería venir, y si no lo hubiera hecho, habrían estado solos, y nadie habría sabido nunca cuán asustados, valientes e irremplazables eran.