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Críticas sobre Stoner (33)
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Hefesto
 04 July 2020
Es fácil admirar a un hombre por sus hechos, por la huella indeleble que deje en la historia o por su legado. Nos enamora la épica de los combates desesperados, aquellos que, aunque acaben con la vida del personaje, nos hagan desear ser él. Sin embargo, es difícil detenerse y apreciar a quien no hace ruido, a quien no deja nada y cuya vida puede interpretarse como insulsa u ordinaria. Tal vez, ese ser discreto pueda representar todo un ejemplo de lucha (contra sí mismo o contra los demás), de honestidad y de pasión; alguien capaz de enfrentarse a su entorno laboral por defender los ideales de su vocación (en este caso la enseñanza), y de no defender sus propios deseos o necesidades por no dañar a su familia, aun siendo consciente de su error. Stoner es ese hombre.

Sin embargo, el causante de que el lector se sumerja en esta narración hipnótica y sea incapaz de soltarla, de que se enoje con su protagonista o se compadezca de él, de que odie a quien le dañó y ame a quien le dio su cariño o su amistad, es John Williams. Este autor, con una prosa sobria, elegante, efectiva, y unas descripciones físicas casi casuales que apuntalan la personalidad de cada personaje, logra transmitir una historia que es vivida en primera persona y, después de despertar muchos sentimientos encontrados, obliga a hacer balance sobre lo fútil de nuestra existencia, y a asumir en paz la derrota que acompaña siempre a la muerte. Una paz alcanzada gracias un último tercio de la novela cuya emotividad es difícil de igualar.

El texto comienza cuando el protagonista ya ha muerto y un narrador omnisciente advierte que leeremos sobre alguien sin importancia. Sin embargo, en muy pocas líneas nos atrapará un granjero que, sin proponérselo, llegó a la universidad donde descubrió su amor por la literatura. A partir de ahí, siguiendo los pasos que casi todo el mundo sigue, decide casarse, tener una casa y conformarse con su carrera académica sin necesidad de medrar. Crea un entorno que a otros podría parecerles anodino u opresivo pasados unos años, pero que para él es necesario a fin de poder sumirse en su mundo interior y vivir su pasión por las letras. Pero que nadie se lleve a error, Stoner no es un hombre frío; tarde o temprano otro amor hará que ruja, que todo tiemble, que se lamente y que desee haber hecho las cosas de otra forma.

Esta historia tan magníficamente construida no deja indiferente a nadie, y obliga a cuestionarse la importancia de las cosas. Nos enfrenta a la complejidad de las relaciones humanas tanto laborales como sentimentales y nos recuerda que los seres infelices generan infelicidad, y que ni siquiera aquellos que se dedican a enseñar, a formar personas, están libres de rencillas y crueles venganzas. Pero también, que siempre hay alguien al lado dispuesto a apoyarte y que algunos amores merecen ser vividos, lleguen cuando lleguen.

¿Aún crees que la vida de un hombre ordinario, no puede ser inspiradora?
Enlace: https://elyunquedehefesto.bl..
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Beatriz_Villarino
 10 December 2019
¿Por qué nos parece tan buena la novela Stoner? ¿Por qué no podemos dejar de leerla desde el principio si, a ciencia cierta, sabemos que no va a ocurrir nada extraordinario?

Habrá que reflexionar sobre este proceso de lectura al que nos enfrentamos.

El narrador, en tercera persona, es omnisciente. Como en la gran novela decimonónica comienza con una anotación biográfica del protagonista. de esta forma nos enteramos de que Stoner fue, simplemente, un profesor asistente de la Universidad de Missouri, en la que estudió y donde vivió hasta su muerte a los 65 años. No parece que nos encontremos ante un protagonista aventurero o inquieto y, sin embargo, una afirmación nos hace pensar en la posibilidad de que tras esa presentación se esconda alguien interesante, precisamente por la indiferencia que suscita «Un estudiante cualquiera al que le viniera a la cabeza su nombre podría preguntarse tal vez quién fue William Stoner, pero rara vez llevará su curiosidad más allá de la pregunta casual». Esta apatía que surge de la realidad inventada por John Williams es precisamente lo que despierta en el lector las ganas de saber más.

Y con este ánimo comenzamos a leer la vida de este hijo de granjeros que, gracias a la iniciativa de su padre y al sacrificio estoico de ambos, tuvo la oportunidad de estudiar. Con un esfuerzo ímprobo descubrió su verdadera pasión, la lengua y la literatura inglesas, y a su estudio dedicó toda su vida. Lo que le interesaba estaba en los libros, por lo que una vez que le ofrecieron ser profesor, no necesitó nunca salir del recinto universitario.

Así pues, de antemano, tenemos la certeza de estar ante un personaje moderno; es un antihéroe. No será, en su espacio, un modelo a seguir por nadie. Según van sucediéndose los hechos llegamos a la conclusión de que en las diferentes etapas por las que atraviesa se destaca lo efímero de lo bueno. Stoner es capaz de disfrutar de su esfuerzo personal y de la brevedad de la recompensa al tiempo que las humillaciones, los desplantes y los desprecios pueden no afectarlo. Nuestro antihéroe disfruta de su predisposición a la abstracción, a vivir en soledad, a autoanalizarse para luchar por lo que quiere y superarse.

Sus metas son de ámbito personal, pertenecen a su mundo interior, no tienen nada que ver con los objetivos que la sociedad propone como ideales, «Los ojos le ardían por concentrarlos sobre textos turbios, le pesaba la mente con lo que observaba y los dedos le hormigueaban […] pero se abría al mundo por el que en ese instante caminaba, encontrando cierto júbilo en él».

Esta superación personal, así como sus convicciones más profundas contrastan con la aceptación del fracaso en su matrimonio, una situación verosímil aunque marcada por un punto naturalista que deriva de la confrontación entre su crecimiento interior y el pretendido crecimiento externo de su mujer.

Los hechos se van relatando de forma lineal, con la excepción de algunas prolepsis de las que se vale el narrador para no crear en el lector falsas expectativas, «Ella continuó hablando y al cabo de un rato Stoner empezó a escuchar lo que decía. Años más tarde se daría cuenta de que en esa hora y media, de aquella tarde de diciembre, durante su primer lapso largo de tiempo juntos, le contó más sobre sí misma que ninguna otra vez».

Apenas hay diálogos, pero las descripciones minuciosas y detalladas al máximo nos adentran con precisión no sólo en la sociedad rural o urbana de EE.UU. sino en la etopeya de la clase alta de principios del XX y, por supuesto, en los retratos de los personajes.

Al igual que en la épica, primero, y en la novela realista después, el aspecto exterior es un aviso de la personalidad de quien lo ostenta; John Williams lo sabe y utiliza también este recurso: los rasgos angulosos, la tez blanquecina, la mirada trasparente, casi sin vida, de Edith se ajustan a su empobrecimiento personal; los hombros caídos de Stoner revelan su disposición al acatamiento; el aspecto sano y la calvicie incipiente de Finch lo delatan como gran emprendedor. Por eso una nube negra se instala en el ánimo del lector cuando aparece Lomax, «Era un hombre de apenas metro y medio de altura y su cuerpo estaba grotescamente deformado. Un pequeño bulto le salía desde el hombro derecho […] Después pudieron verle la cara. Era el rostro de un ídolo de masas».

La incursión de este personaje no es casual; la vida de Stoner quedará marcada por la actuación antitética de este hombre quien, sin saberlo, aporta al protagonista la fuerza necesaria para obrar con mayor determinación, orgullo y tolerancia, acordes a su propio interés, el único que lo ha movido siempre: buscar la belleza de la verdad y el placer de sentirse bien consigo mismo.

Aunque los diálogos hacen gala de un vocabulario coloquial, consiguen elevar la conversación a lenguaje literario; las expresiones poéticas, amenas o comparativas refuerzan las ironías, los silencios remarcan la personalidad pacífica y conformista de Stoner, y las frases inacabadas son un claro reflejo de la monotonía en su matrimonio,

—No me ibas a decir nada, ¿a que no? Desconsiderado. ¿No creías que tenía derecho a saberlo?
Durante un instante se quedó pasmado. Luego asintió. Si tuviera más fuerzas se habría enfadado.
—¿Cómo te enteraste?
—¿Qué importa eso? Supongo que todos lo saben menos yo. Oh, Willy, francamente.»

Los antónimos fijan la realidad en la que se mueven, deteriorada desde el origen; el matrimonio formado por Edith y William es el espejo que muestra los valores destacados de la clase burguesa y del proletariado. Para Edith, el individualismo, el materialismo es lo importante; nunca ha sido feliz ni ha desarrollado una personalidad estable porque eso es lo que ha vivido en su ambiente, el mismo que trasladará, en cuanto tenga ocasión, a su hija con resultados parecidos: personas vacías, amargadas, egoístas y carentes de moral. En este ambiente, la mujer lleva la peor parte porque el ansia de escalar socialmente no depende de ella sino de su padre o marido, consiguiendo por ello un malestar continuo que desemboca en apatía y acritud.

Por el contrario, Stoner es la manifestación de la honradez, la humildad y el esfuerzo; está lleno de aspiraciones espirituales. Ambos representan los problemas de una sociedad que casi deviene en universal: la dicotomía campo-ciudad, los diferentes ideales según el rango social y los problemas insalvables del matrimonio. «Muy pronto Stoner se dio cuenta de que la fuerza que atraía sus cuerpos tenía poco que ver con el amor. Copulaban con una fiereza que […] los separaba».

Pues, después de analizarla, ya sabemos por qué es Stoner una obra maestra y por qué Stoner es el héroe por definición: un hombre íntegro, incorruptible, que desea el bien.

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Guille63
 06 June 2023
La novela es bellísima, y Stoner, pues sí, es de esos personajes que se te quedan aquí, pegaditos para siempre.

En alguna de las reseñas que leí sobre esta obra se apuntaba como el tema del libro a la futilidad de la vida, y eso jugaba a su favor en lo que a mi interés por él se refiere. Pues bien, mi parecer es que es más bien una explicación de como esa vida fútil, sin grandes logros, con serios contratiempos incluso, puede ser llevada con una gran dignididad e incluso alcanzando la felicidad, o algo que se le parece mucho, durante amplios periodos de tiempo.

La felicidad es una posibilidad al alcance de muy pocas personas; Stoner es una de ellas. El estoicismo con el que Stoner encara su vida haría las delicias de un Marco Aurelio o de un Séneca. La templanza y la serenidad que parecen regir su vida (aunque estas parecen romperse en los últimos capítulos, tras la marcha de su gran amor, son felizmente recuperadas de nuevo... aunque no sin antes darnos alguna satisfaccción por fin) y que tanto nos perturba a sus lectores, que asistimos impotentes a los sinsabores de un matrimonio desgraciado, al injusto trato profesional que recibe, a la inexplicable desidia ante la monopolización de la vida de su hija por parte de su esposa, a la decisión que toma ante su gran amor, esa serenidad digo, es su gran fuerza ante esos embates de la vida que va encarando a medida que se presentan, nunca antes, con entereza y con una convicción que no será nunca más analizada ni, por supuesto, cuestionada (solo al final de su vida echa un cierto vistazo retrospectivo). Y todo ello no es algo que pueda aprenderse y tampoco es algo fácil de sobrellevar para los que comparten la vida con seres tan privilegiados.
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margazquez
 03 February 2020
Cuando el escritor Ian McEwan leyó "Stoner" dijo que estaba sorprendido de que una novela tan buena hubiera podido pasar tan desapercibida durante tanto tiempo. No le faltaba razón porque es lo mismo que está bullendo en el sentir general de los lectores que se están acercando a la novela del escritor estadounidense John Williams.

Yo me acerqué a la novela después de ver varias reseñas entusiastas de blogueros a los que sigo habitualmente, de no haber sido por eso igual me habría quedado en la mesa de los más vendidos de las librerías y me habría perdido esta soberbia novela (mis felicitaciones a Baile del Sol por contar con esta joya en su catálogo) de la que honestamente pienso que ni la portada tan anodina, ni el título, que no dice nada, le benefician en lo más mínimo.

Pero ¿de qué va "Stoner"? Pues mirad, os lo voy a decir con una frase de Tom Hanks, sí, el mismo, el famosísimo actor: “Se trata simplemente de una novela sobre un tipo que va a la universidad y se convierte en un maestro. Pero es una de las cosas más fascinantes que jamás he encontrado.”

Francamente, pese a todas las alabanzas que he leído de la crítica profesional sobre el libro, ninguna me ha parecido tan directa y acertada como la de Tom Hanks, porque en realidad eso es "Stoner", la historia de un tipo que se convierte en maestro, así de simple y así de fascinante.

Varias cosas me han llamado la atención de la novela. La primera es la pericia del escritor al condensar en tan pocas páginas toda la vida de una persona. Hay escritores que para eso mismo habrían llenado 1000 páginas y probablemente les habría quedado un folletín de mucho cuidado, pero este hombre ha sido capaz de hacerlo gracias al detalle preciso, al uso más que concreto (que no simple) de los sustantivos, verbos, adjetivos, adverbios... Una prosa eficaz, la más adecuada, la perfecta elección de las palabras y la perfecta conjugación de frases consiguen que se llegue a transmitir toda la vida de un personaje en un libro que no llega ni a las 250 páginas. Y eso no es solo economía del lenguaje, porque se puede economizar pero no acertar en la elección del vocabulario, es sentir que ninguna palabra podría haber sido más acertada que la escrita, sentir que ninguna otra expresaría de forma tan clara lo narrado. Desde aquí me gustaría felicitar también al traductor de la novela porque os puedo asegurar que no me he encontrado ninguna palabra ni expresión que sonara fuera de lugar, de manera que también un bravo para él.

"Stoner" es una historia sencilla, escrita de forma amena, entretenida, fluida, y además fácil de leer, y con todos esos atributos que para muchos ya serían suficientes para tildar una novela como de mediocre, siente el lector sin embargo que tiene en sus manos un libro con sabor a buena literatura, lo que demuestra que no hacen falta frases despampanantes para lograr una buena novela, lo que hace falta es talento y buena técnica, y sin duda John Williams los posee.

Pero la mayor genialidad de "Stoner" es precisamente su personaje, William, cuyo apellido da vida al título; y aquí sí que me atrevería a ir más allá. Para muchos las novelas de personajes son las buenas novelas de verdad, y si esto es así, "Stoner" es entonces una obra maestra. Y no deja de ser irónico porque el protagonista es un tipo de un gris apagado, anodino, triste, cobarde, resignado, acomodadizo. Un personaje que parece puesto para verlas venir y aguantarlas sin más, sin reaccionar, carente de interés y entusiasmo excepto por la literatura; con un carácter que parece impropio de una persona curtida en el mundo de las letras pero que no es sino un fiel reflejo de su pasado, herencia de sus padres, de esa tierra que le dejó para siempre una impronta de granjero del Missouri más profundo y deprimido.

Pero William Stoner es algo más, y ahí radica la grandeza del personaje, porque esa especie de acomodo también le sirve para encarar con una inmensa dignidad los palos que le da la vida (sublime cómo se enfrenta a su enfermedad), una persona que en un momento dado sí supo reaccionar al abandonar sus estudios de agricultura por los de literatura. Un personaje que en el fondo todo lo hace por amor, la causa más noble por la que se puede hacer algo en esta vida, amor a la literatura, sí, pero amor al fin y al cabo.

Además Stoner es un tipo íntegro y noble y lo demuestra, una vez más, por amor a su profesión. El ejemplo más claro de esa integridad se refleja en una de las escenas más soberbias, fascinantes y con más ritmo narrativo de toda la novela en la cual se enfrenta, aunque sea de un modo muy particular, por causa de un alumno a sus compañeros de departamento aun sabiendo lo negativo que eso puede resultar para su carrera. El amor a la literatura volverá a triunfar nuevamente sobre el amor carnal que siente por una amante en la que encuentra una vía de escape a su fracasado matrimonio. El amor, siempre el amor... pero en este caso al que siente como el más poderoso: su profesión, sus letras. El amor también está presente cuando conoce a su esposa, en la relación con su hija, un personaje que te encoge el corazón porque la sigues desde que nació y cuando ves en lo que se ha convertido, en otra víctima más de las circunstancias, sientes una lástima infinita.

El final del libro es una maravilla. Es un final tan esperado como trágico y tan emotivo que sobrecoge. Contenido como toda la prosa del autor pero narrado con tanta musicalidad, tanta poesía y tanto lirismo que el nudo en la garganta no hay quien te lo quite.

"Stoner" es una lectura triste pero entrañable, corta pero intensa. Soberbiamente narrada, reflejo de un estado de ánimo de eterna melancolía y con un desenlace sublime. de verdad, hacedme caso: "Stoner" es un prodigio.


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lavieenwords
 22 April 2022
Ojalá todos pudiésemos, al final de nuestra vida, mirar atrás sin arrepentimiento, con una sonrisa nostálgica, identificando a la perfección quiénes hemos sido, qué somos, qué es lo que quedará de nosotros cuando nos hayamos ido.
Ojalá todos, al llegar ese momento, hayamos tenido una gran pasión, un amor, un sueño materializado en un cuerpo, en unas manos, en palabras antiguas, en poesía.
Ojalá todos hagamos memoria con calma y que la balanza se incline del lado de la alegría.
Ojalá todos muramos sintiendo que hemos sido, básicamente, una buena persona.
Ojalá todos leáis Stoner.
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Acuario1960
 02 December 2020
El protagonista no es nadie relevante, la historia tampoco, y lo personajes son los que nos podemos encontrar por la calle o en el trabajo.
Y el autor consigue contarlo de una manera tan genial, tan expresiva, y con tanta delicadeza, que te engancha del principio hasta el final, consiguiendo, especialmente en el último tercio de la novela, llegar a emocionar.
Excelente novela, que convierte una vida cualquiera en una historia apasionante.
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Maestrat72
 11 June 2023
Stoner es un libro que te deja incómodo, que produce desazón. He leído alguna reseñas en las que se tilda al protagonista de débil. Yo creo que es justo lo contrario. Stoner posee una fortaleza fría, fundamentada en la razón, desapasionada. Quizás es eso lo que no nos gusta. Vivimos en una época en la que triunfa la posmodernidad más extrema y en la que la realidad es aquella que cada uno percibe. En esta época de verdades alternativas y de individualidad egocéntrica alimentada por las redes sociales se nos atraganta el acto reflexivo. Nunca Stoner deja de actuar en contra de sus principios. Su actitud me hace pensar en aquella persecución siempre infructuosa de la virtud estoica.
Stoner nos desnuda, nos pone frente a nuestra realidad. Es un espejo en el que nos vemos reflejados porque nos cuenta, ¡y de que manera! aquello que nos pasa a nosotros. En cada acto de Stoner hay una elección. Y nunca es fácil porque cada elección significa una pérdida. En la vida casi nada es blanco o negro. El gris predomina. Gris como la vida de Stoner. Gris como nuestras vidas. Y eso duele.
No, no creo que Stoner sea un cobarde. Stoner es uno de los nuestros.
¡Ah, si! El libro. Altamente recomendable. John Williams es un cirujano que abre a Stoner en canal y te muestra sus vísceras (que son como las tuyas) de forma magistral. Construye una novela en la que casi no pasa nada pero que no puedes dejar de leer. Eso sí, que no te pille en horas bajas.
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herbookss
 04 February 2022
Han dicho de "Stoner" que es "la novela perfecta" y "una obra maestra". Creo que esas son palabras mayores y, sinceramente, yo no diría tanto, pero sí que me ha gustado mucho.
El arte de narrar la vida de una persona normal y corriente, sin nada especial, en la que prácticamente no pasa nada destacable, una vida anodina, y hacerla interesante y emocionante, convertirla en una historia que te envuelve y crear un personaje inolvidable... eso es magia, y eso es esta novela.

William Stoner es un chico humilde, hijo de granjeros, que encuentra en la universidad y la enseñanza el sentido de su vida. Ya os digo, realmente no pasa "nada", simplemente vamos acompañando al protagonista mientras pasan los años y aprendiendo junto a él lo que le van enseñando las circunstancias y la vida.
Stoner es casi un antihéroe, le falta determinación, muchas veces te gustaría que actuara de otra forma, que espabilara, que tomara otras decisiones... pero no, no es el personaje que tú quieres que sea, es una persona normal, como cualquier otra, es lo que lo hace auténtico y real. Y esa realidad traspasa las páginas y no sabes cómo ni porqué pero te conquista poco a poco y cuando termina sabes que no vas a poder olvidarlo.

Para mí no ha sido esa novela perfecta pero sí es de las que hay que leer al menos una vez. Si aún no lo habéis hecho os la recomiendo mucho.
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sandey
 11 February 2021
No se como explicar lo que me ha hecho sentir el libro es un libro de un profesor y dice vale y a mi que pero puede atraparte, no se explicarlo, creo que nunca lo hubiera leido por iniciativa propia, aunque es lo bueno de pertenecer a club de lectura que te saca de la zona de confort, ahora le pongo esa nota pude que suba o baje con el tiempo, creo que es el libro que más me ha costado reseñar, no se que decir. Eso si la esposa me saco de mis casillas en multitud de ocasiones. Creo que es un libro que cada uno tiene que experimentar por si mismo y ver que es lo que le transmite
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raquelferviolin
 10 September 2023
Este libro es una obra maestra, de esas que siempre te guardas en la mesilla, y a la que cedes un pedazito de tu corazón. Una de las joyas de la literatura que con sencillez te sacude por dentro.

¿Cuál es la trama? ¿De qué trata? ¿Qué pasa? Son preguntas que te puedes hacer a medida que avanzas en la lectura. La respuesta es muy sencilla: Pasa la vida, eso es lo que pasa. A lo largo de poco más de 200 páginas nos adentramos en la vida de un profesor de Universidad, amante de su profesión, de la literatura y del amor. Un profesor que tiene una vida más allá de las aulas, que desea fervientemente educar, mejorar y fomentar el estudio en generaciones cada vez más distantes (no me quiero imaginar a este pobre hombre en un aula hoy en día...). La pasión de este profesor ante su trabajo provoca terribles confrontaciones y fracasos, tanto a nivel familiar como profesional, a los que pese a tenerlo todo en contra, busca solución; es solo un hombre no influenciable que busca luchar por sus ideales, su inquebrantable moral y su sueño de seguir emprendiendo su viaje a través de los libros.

Es un libro absorbente, me ha durado menos de 24 horas, pero he disfrutado cada página, cada pensamiento de este hombre, y tanto la prosa fluida como el guión tan, pero tan bien estructurado, me han generado esa ansia de leer que hacía mucho tiempo no tenía.
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