El año del verano que nunca llegó

La erupción de un volcán en una pequeña isla de Indonesia,arrojó tal cantidad de azufre y cenizas a la atmósfera que produjo un cambio climático notorio que se dejó sentir en diferentes partes del Planeta,sobre todo en el verano de 1816.
Este hecho peculiar fue lo que,a la postre,mantuvo a Bayron,Shelley,su mujer Mary y Polidori,encerrados durante tres días consecutivos en una villa a orillas del lago Lemán en Ginebra y culminó con la creación de dos obras cumbres de la literatura de terror:"EL VAMPIRO" y "FRANKENSTEIN".

Compré este libro con muchas ganas pero,a la hora de empezar a leer tenía muchos reparos,la fama de ensayista y poeta que precede a Ospina me hacían pensar que quizá la lectura me resultara larga y complicada.Todo lo contrario,cuando ya llevaba más de 100 páginas, caí en la cuenta que esta obra era calificada de ensayo por muchos,pero mi sensación no era esa.Yo estaba leyendo (y he leído) una novela y además, realmente entretenida.
Ospina, navegando por internet, se entera de los hechos acaecidos en villa Diodati y queda tan fascinado con la historia que decide escribir un libro.
Aprovechando sus viajes a Londres,París, Roma y Ginebra,por motivos de trabajo,investiga sobre el tema,visita lugares,lee sobre los personajes.Raya casi en la obsesión con el asunto.
Nos va presentando sus descubrimientos a medida que él mismo los conoce.
Conoceremos villa Diodati y su historia.
Descubriremos cosas sorprendentes sobre Byron, Shelley, Mary, Polidori y Clara Clairmont, hermanastra de Mary ,a la postre,artífice de esta especial reunión.
Iremos haciendo este recorrido guiados por la maravillosa prosa de Ospina, hasta llegar a esos tres días que fueron uno solo,en los que la lectura de "Phantasmagoriana", un libro de relatos de fantasmas y la posterior proposición de Byron de que todos escribieran un relato propio,llevó a la creación de " EL VAMPIRO" de Polidori y "FRANKENSTEIN" de Mary Shelley.
Conocía poco de Byron,menos de Shelley y de Mary,pues que escribió Frankenstein.Y no hablemos de Polidori, yo creía que el primer vampiro literario era el de Stoker, pues no. Quizá por eso he disfrutado tanto de la novela ,enterarme de todas estas cosas sobre estos personajes reales ha sido fascinante.
Al repasar opiniones después de terminar la lectura,he encontrado algo curioso,este libro o gusta muchísimo, como es mi caso,o aburre.Parece que no hay término medio.
Personalmente lo recomiendo si dudar.Pero esto es sólo mi opinión.

Un libro inclasificable. El propio autor se pregunta si es una novela, un diario de viaje o un ensayo. Y, de verdad, poco importa saberlo, porque el relato nos toma de la mano y nos lleva por los viajes que Ospina hace para dar conferencias y seminarios a lo largo de tres años. Pero esos viajes los sorprenden obsesionado con algo que descubrió en la Ciudad de Buenos Aires y que lo fue enredando hasta hacerlo escribir: lo que ocurrió en la Villa Diodati (Cologny, Suiza) durante los tres días de 1816 que fueron noche y se gestaron los dos monstruos más citados de la literatura y del arte internacional: la Criatura de Frankenstein y el Vampiro.

Recorreremos detalles de las vidas de Lord Byron, de John Polidori, de Clare Clairmont y de Mary y Percy Shelly. Pero, también, recorreremos detalles de lo que Ospina va elucubrando sobre el por qué de esos mitos que nacieron en esas vacaciones oscuras.

Ideal para quienes quieran leer Frankenstein o Drácula, o cualquier otra cosa relacionada con ellos; obviamente, para quienes quedamos “re manija” después de leerlos. Y para quienes quieran saber un poco más de la relación entre el arte y la sociedad de cada tiempo.

¿Por qué cuatro y no cinco estrellas de valoración? Porque, de por momentos, la enumeración de detalles nos marean y estiran cosas que podrían resolverse más sintéticamente.

La banda que las editoriales acostumbran a colocar sobre las guardas, estrangulando los volúmenes, y de las que hay que deshacerse inmediatamente antes de leer los libros y por supuesto antes de leer las propias bandas (yo no lo hice en esta ocasión), proclamaba que se trataba de “una novela fascinante sobre la creación del mito de Frankenstein”; afirmación que de ninguna manera responde a - y por supuesto no consigue abarcar en su totalidad - la realidad del libro, mucho más rica. La obra que yo he leído no es una novela, o mejor no es sólo una novela. Una corriente de poesía atraviesa el texto, congelando, entibiando o abrasando al lector a su antojo. También el llamado ensayo (si es que, como leí cierta vez, el ensayo equivale a una obra que propone u ofrece un proceso de reflexión) está muy presente, aún diría que casi omnipresente. Está desde luego el relato histórico, apenas novelado, la biografía, y también la novela, por supuesto.
Mi opinión es que el autor propone tres relatos, en el sentido de tres corrientes narrativas que fluyen en general paralelas, pero también encontrándose y separándose de nuevo a lo largo de las páginas: uno de ellos se refiere a las circunstancias que hicieron posible, o que determinaron, aquella reunión - “la reunión” - en Villa Diodati a orillas del lago Lemán. El segundo en el orden que me marco ahora, es el relato de la propia investigación que, durante años, tuvo ocupado a Ospina tras las huellas de los personajes históricos, investigación que condujo – dirigió - su creación literaria y que desentrañó las historias vitales de estos personajes, sus relaciones y los propios hechos. Por último, pero no último, el relato en sí; el nacimiento de los monstruos, los antecedentes y las consecuencias; insospechadas algunas, propicias o nefastas otras, pero casi siempre sorprendentes. El romanticismo naciente en toda su furiosa y apasionada crudeza.

Llegué a este libro pensando que abundaba en Villa Diodati y Mary Shelley, y apenas lo toca de una forma bastante superficial. Sin embargo, es tanto lo que aquellos tres días contuvieron para la posteridad que se degusta suave, llenando de magia lugares comunes, grandes nombres, casualidades y efectos mariposa. de lo mejor de este año. Pero sólo lo recomiendo para cualquiera muy muy fan del romanticismo inglés o de alguno de los genios que se reunieron en Villa Diodati aquel año sin verano.

Demasiado énfasis en los de siempre: Byron y Shelley,que -lo siento mucho por los intentos del autor-pero se comieron los mocos ante una niña de 18 años con una imaginación viva y especial. La PRIMERA (lo remarco porque es que menudo debut) obra de Mary Shelley fue lo mejor que salió de aquella noche. Mujer, joven, época romántica, entre varios hombres y aún así se los comió con patatas. BRAVA Mary Wolstonecraft. Genia. Y Polidori, plantando la semilla de otro personaje que sigue "vivo"... los dos menos posibles, los dos menos probables, por los que nadie apostaría, los no famosos, rompiendo las barreras del tiempo y dejando atrás a quien gozó de fama y prestigio en vida. Irónico.