El ruiseñor y la rosa

Cuando las letras llegan a tus sentidos en forma de música a pesar de ser mudas en el silencio de su lectura.

Cuando el orden de las palabras crea una armonía, que es pura poesía con independencia de si riman, sueñan o trinan.

Cuando un escritor te atrapa con su melodía, sus palabras van cayendo una a una en tus sentidos, y su compás, recorre cada fibra, cada nervio, cada impulso e incluso es capaz de modificar la sinfonía del corazón...cobra todo sentido.
La magia de la lectura.

Oscar Wilde tuvo en sus dedos el lenguaje de la belleza universal, haciendo del ruiseñor y la rosa (y de tantos otros) un cuento inmortal.

Un canto al dar sin esperar nada más (y nada menos) que la felicidad del prójimo a cambio y a su vez, el triste sonido de la indiferencia, del rechazo pagado gota a gota con sangre hasta el último suspiro.

Con tan pocas cosas Wilde construye uno de los cuentos más completos de la literatura y del amor.

Una fábula válida para todos los públicos, tan dulce en su prosa como amarga en su sabor.

Un pequeño cuento con tantas capas como estados de ánimo y formas de verlo, ¡inocente y no!

¡La simpleza y la belleza en perfecta comunión!

Lo queramos o no, los clásicos lo son porque trascienden y perduran, para bien o para mal a lo largo de los siglos.

Este relato nos narra cómo un estudiante manifiesta su amor por una mujer que le ha prometido bailar con él una noche a cambio de una rosa roja, pero no tiene forma de conseguir dicha flor. Cuando un ruiseñor escucha su lamento, hace lo imposible por conseguir esta rosa roja para el joven, hasta el punto de sacrificar su vida para obtenerla.

Es un cuento bastante triste donde se nos muestra la diferencia entre el verdadero amor y el amor platónico, a través del estudiante y el ruiseñor. Nos narra el sufrimiento por el no cumplimiento de las expectativas del enamorado y el sacrificio del pajarillo para ayudar al joven a conquistar a su amada. Wilde critica la superficialidad de las personas a través de la rosa como pago y la supuesta amada aguardando al estudiante.

Un ruiseñor oye los lamentos de un estudiante, este se queja porque una chica no quiere ir al baile con él si no le regala una rosa roja. Pero no hay en ningún jardín ninguna y solo parece haber una manera de que esta crezca y el ruiseñor está dispuesto a dar lo que sea por el amor de los jóvenes.

Esta historia se publicó en 1888 y es muy corta, creo que no llega a las diez páginas. Su lectura me recordó la de El príncipe feliz, ahí también aparece un pájaro (golondrina en lugar de ruiseñor) y de su espíritu de sacrificio.

Es un cuento adecuado para los más jóvenes pero también para mayores, ideal para leer a los niñxs antes de dormir a pesar de su final, pero es que bien se puede sacar una buena moraleja de lo leído.

Es un relato bien escrito y a pesar de su longitud es de esos cuya lectura recordaremos. Así pues un relato tierno, con algo de tristeza en sus páginas pero recomendable de todas maneras.

Hace muchísimo tiempo que no leía cuentos y fue grato volver a quedarse con ese regustillo de las enseñanzas y moralejas que dejan los cuentos de hadas, aunque en este caso me han resultado algo tristones y dramáticos

Con una crítica hacia a la superficialidad de las personas, lo poco que merece la pena hacer sacrificios por quien no se lo merece, pero aún así lo damos todo a sabiendas de que nuestro esfuerzo no será recompensado y con el consabido desgaste que eso supone

Los sentimientos, lo que llevamos dentro, la esencia de cada uno es los que nos diferencia de los demás... Lo exterior, las apariencias terminan siendo una ilusión. Lo grande de las personas está en la bondad y en el cariño con las que se hacen las acciones

Que de nada nos vale tener si no somos capaces de disfrutar y compartir. Un regalo, un gesto, una acción debe halagar tanto a quien lo recibe como a quien lo da

Es bueno tener presente estas enseñanzas en el mundo en que vivimos, dejarnos de tanto tener, y aprendamos a dar un poquito más

Lectura imprescindible, si bien no se cuenta entre las reconocidas, para cualquier aficionado a la literatura romántica y a la obra de Wilde.

Escrita en la prosa breve, sencilla, elegante y delicada que le caracteriza, adopta un tono melancólico y desesperado al narrar la historia de un protagonista que sufre las falsas esperanzas de un amor más platónico que realizable.

El sacrificio por una pasión conmovedora, presente en su cuento gemelo "El Príncipe Feliz" y aquí simbolizado por el ruiseñor ante la rosa (válgase su título), ahonda en las raíces más profundas del dolor provocado por el engaño y el desengaño de una frágil promesa tomada como muestra inequívoca de amor pasional.

En apenas ocho páginas Wilde logra componer una historia tan bella como conmovedora, que bien pudiera servirse como referencia modélica del refinamiento esteticista y de los últimos recodos del romanticismo decimonónico.