El retrato de Dorian Gray

¡Oh! No podría explicárselo. Cuando quiero a alguien muchísimo, no digo nunca su nombre a nadie. Es como renunciar a una parte de él. He aprendido a amar el secreto. Parece ser la única cosa que puede hacernos la vida moderna, misteriosa o maravillosa. Cuando salgo de esta ciudad no digo a nadie a dónde voy. Si lo hiciera perdería todo mi placer. Es una costumbre tonta, lo confieso; pero en cierto modo parece aportar romanticismo a la vida de uno ¿Me figuro que debe usted creerme loco rematado?

Incluso el recuerdo de una alegría tiene su amargura, y la memoria de un placer, su dolor.

La mayoría de la gente muere de una indigestión de sentido común y descubre cuando ya es demasiado tarde que lo único que nunca lamentamos son nuestros errores.

el espíritu silencioso que mora en bosques sombríos y camina sin ser visto por campos abiertos, mostrándose, de repente, como una dríade, y sin temor, porque en el alma que la busca se ha despertado ya esa singular capacidad a la que corresponde la revelación de las cosas maravillosas; las simples formas, los simples contornos de las cosas que se estilizaban, por así decirlo, adquiriendo algo semejante a un valor simbólico, como si fuesen a su vez el esbozo de otra forma más perfecta, a cuya sombra dotaban de realidad

Es triste pensarlo, pero sin duda el genio dura más que la belleza. Eso explica que nos esforcemos tanto por cultivarnos. En la lucha feroz por la existencia queremos tener algo que dure, y nos llenamos la cabeza de basura y de datos, con la tonta esperanza de conservar nuestro puesto.

No existen libros morales o inmorales. Los libros están bien o mal escritos. Eso es todo.

Los libros que el mundo llama inmorales son los libros que le muestran su propia vergüenza.

En la actualidad la mayoría de la gente muere de una indigestión de sentido común y descubre cuando ya es demasiado tarde que lo único que nunca lamentamos son nuestros errores.

La belleza, la verdadera belleza, termina donde comienza la expresión intelectual. El intelecto es de por sí una exageración que destruye la armonía de cualquier rostro.

《La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella. Si se resiste, el alma enferma, anhelando lo que ella misma se ha prohibido, deseando lo que sus leyes monstruosas han hecho monstruoso e ilegal.》