Night

Creo que uno nunca puede reseñar un libro como éste. ¿Queda algo más por decir? Incluso el autor, Elie Wiesel, menciona en la introducción que años después de ser liberado del campo de concentración, no podía escribir su experiencia porque no sabía que decir, cómo decirlo y si valía la pena. Uno solo puede imaginar la perdida de fe en la religión, en la humanidad, en la vida misma después de sobrevivir a un campo de concentración.

El autor fue enviado a Auschwitz en 1944 cuando apenas era un adolescente y apenas un año y medio antes del fin de la guerra. Fue separado de su madre y su hermana pequeña el primer día de llegada pero vivió con su padre hasta 1945, cuando éste falleció a causa de la disentería y los malos tratos.

Actualmente, las historias del sufrimiento de los judíos y otras minorías están muy bien documentados y los conocemos con lujo de detalles -y en este sentido, la historia de Elie no es distinta pues lo que narra es algo que hemos visto en fotos, en películas y en museos en honor de las víctimas. Pero cuando este libro se publicó por primera vez, el mundo estaba aún en negación, desconocía el alcance del nazismo y quizá este periodo oscuro quería dejarse atrás. Entonces fue cuando Wiesel supo que tenía que hablar y compartir lo vivido. El daño, la humillación y la pérdida jamás podrían ser subsanadas pero estas historias debían contarse por duras que fueran, para no olvidarlas. Lo que se narra aquí me hizo en varias ocasiones concluir un párrafo y sentirme a disgusto, sentir el dolor de las víctimas -empatía por lo injusto que fueron sus vidas. Honestamente no sé si yo hubiera podido sobrevivir tanto dolor y pérdida.

Creo en verdad que libros como este siguen siendo relevantes y que es nuestra obligación asegurarnos que todo mundo, particularmente las nuevas generaciones, los continúen leyendo, para no olvidar. Más de 60 años después del Holocausto sabemos que siguen habiendo crímenes contra la humanidad en varias partes del mundo a pesar que se prometió que nunca más. ¿Olvidamos? Parecería que sí pero quizá porque olvidamos compartir estas historias que generan empatía. Un libro como Night es impactante, no solo por la descripción de lo sucedido sino porque vemos como estas experiencias niegan nuestra humanidad -tanto en la víctima como en el opresor. Porque no es sólo lo que la víctima sufrió sino también cómo otro ser humano fue capaz de tanta crueldad. Es ver lo peor de nosotros mismos y en realidad no querer volver a ser eso: sean 6 millones o 1 sola persona, nadie debe pasar por lo que sucedió durante el Holocausto, el apartheid, los desplazamientos en África, o las desapariciones en México.