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María Ángeles González-Cotta Fernández (Traductor)
ISBN : 8415979908
128 páginas
Editorial: Impedimenta (11/06/2015)

Calificación promedio : 3.5/5 (sobre 10 calificaciones)
Resumen:
John Durham, un elegante caballero neoyorkino, regresa a París con la intención de casarse con su amiga de la infancia, Fanny Frisbee, recién separada del lujurioso marqués de Malrive. A pesar del amor que ambos se profesan, madame de Malrive decide renunciar al prometedor matrimonio, pues teme que la puritana familia de su marido se oponga a su divorcio y que un posible escándalo perjudique el buen nombre de su hijo. Durham decide recurrir a la cuñada de su enamora... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (11) Ver más Añadir una crítica
Celia_0504
 31 December 2023
Y cierro el año con una autora que me encanta y que me hubiera gustado leer este 2023, ya que tengo varias obras suyas pendientes. Por desgracia no se ha dado el caso, así que mató el gusanillo de Edith Wharton cerrando diciembre con una novelita suya muy corta, de menos de cien páginas. Y como siempre, esta escritura no defrauda.

Recién llegado a Paris con su familia, John Durham está decidido a casarse con Fanny de Malrive, de soltera Frisbee, una americana que se casó con un francés y cuyo matrimonio está irremediablemente roto. El problema es que su familia política se opone radicalmente al divorcio y existe la posibilidad de que se queden con el hijo de Fanny, siguiendo las rígidas costumbres sociales imperantes en el viejo continente. Para tratar de conseguir que acepten el proceso, John pedirá ayuda a Madame de Treymes, la cuñada de Fanny. Pero la escala de valores entre el americano y la francesa y las diferencias ideológicas entre dos mundos chocarán irremediablemente.

En este texto, la Wharton da una clase intensiva de cómo hacer una novela redonda en pocas páginas. de cabo a rabo todo el libro es prácticamente perfecto, con una historia sencilla y costumbrista y unos personajes muy bien trabajados y matizados. Siempre me maravilla la capacidad de esta autora por escribir libros tan bien hilvanados con tramas tan sencillas, de las cuales saca todo el jugo posible gracias a su buen hacer como autora y a su inteligencia narrativa, con la que consigue crear retratos psicológicos complejos y profundos de sus personajes . Su pluma es elegante, pulcra y fluida. Incluso, aunque estemos en un trabajo tan breve, pausado, se toma el tiempo para mostrarnos todos los vericuetos del argumento y a sus protagonistas compulso seguro pero tranquilo. Con una economía de medios serena consigue hacer obras realmente envolventes y con una increíble calidad literaria. Leerla siempre es una autentica gozada.

En el caso de esta historia, maneja un tema que conocía muy bien: las diferencias entre la vieja sociedad europea y las nuevas clases ricas que burguesas norteamericanas; la manera en que la primera trataba de sobrevivir al empuje de la segunda, la cual deseaba imitar ese mundo de rancio abolengo, árboles genealógicos con siglos de antigüedad y un código de normas y valores aposentados en la tradición y la unidad cuyos matices y profundidad los americanos no podían llegar a captar ni comprender. La inocencia, individualidad y ligereza americana se contraponen dramáticamente con ese mundo milenario y anejo, en el que lo que importa es el buen nombre de las familias, la tradición y el bien común. Cosas como la felicidad de un solo sujeto o el amor auténtico son perfectamente desechables si es por algo que se considera más grande e importante. Estas diferencias se manejarán a lo largo de la novela con precisión médica por parte de Wharton. Y es que, como sigo más arriba, la autora sabía muy bien de qué hablaba. Nacida en una de esas familias ricas americanas, Wharton vivió la mayor parte de su vida en Europa, en París concretamente, después de su separación de un banquero bostoniano.

El amor y el odio que Wharton sentía hacia Europa, y la crítica que no por ello dejaba de hacer a los americanos afincados en las grandes capitales europeas es una dicotomia que se luce en esta novela como nunca, demostrando hasta qué punto la autora vivía entre dos aguas y como eso forjó su producción bibliográfica y , seguramente, marco su manera de ver las cosas. Es perfectamente capaz de hablar de la rigidez y arcaísmo del sistema que rige a las viejas familias europeas, de representarlo como un cruel ente de piedra. Pero eso no le hace caer en que los ideales americanos sean mejores. Hay una gran carga irónica en la forma en que demuestra como sus compatriotas afincados en Europa son ridículos por sus sencillos planteamientos y llana forma de comportarse, por la forma en que piensan que con dinero pueden suplir los siglos de antigüedad de una sociedad de la que hablan con displicencia, pero que en el fondo se mueren por entrar en ella. Como americana de clase alta afincada en el viejo continente, trató muchas veces en sus novelas la diferencia entre la patria natal y la de adopción, la manera en que los dos mundos chocaban, las diferencias abismales entre sus componentes. Unas diferencias que se difuminan ante ciertos aspectos, como la importancia económica o la necesidad de mantener las apariencias de cara a la galería. El que el concepto de apariencia diferente en su forma y contenido en ambas sociedades, es lo menos importante lo que al final nos viene a decir Wharton es que hay mucha hipocresía en los dos mundos que contrapone, las cuales representa sin dejar sin que ninguna de las dos partes sea superior a la otra. Cada una de ellas tiene sus propias luces y sombras.

En las obras de esta autora, suele darse algún tipo de triángulo que generalmente sucede entre un hombre y dos mujeres; por una de ellas el protagonista siente auténtica atracción, mientras que la otra es el camino que las convecciones sociales y su situación personal le marca. En “Madame de Treymes” sin embargo, todo parece a favor del amor de John Durham por Fanny, En un momento determinado, parece que su relación podrá llegar a buen puerto y que nada se opone a ella. Pero esa oposición está soterrada a lo largo de toda la historia. Christiane de Treymes no es tanto un impedimento romántico como la representación de una ideales familiares, religiosos y sociales que se convertirán en el muro que ponga el peligro el amor de John y Fanny. Como tantas mujeres en los triángulos de Wharton hay algo muy atrayente en el personaje de madame de Treymes, entre ella y John hay una cierta atracción e interés que nunca llega a tomar tintes románticos o sexuales, que más bien puede definirse como la atracción que ejerce ese mundo que no se conoce y que es tan diferente al tuyo, entre una mujer que por su complejidad y los secretos que esconde su forma de pensar y actuar tiene algo de atrayente e intangible. de ahí que se forme una suerte de rivalidad contra el americano y afable John, inocente, con altas convicciones morales y sencillo, quizás uno de los personajes de Wharton más honorables. Incluso en la forma de comportarse y pensar de estos dos personajes y en su relación (que da lugar a un sutil combate intelectual y moral entre dos contendientes gigantescos) se puede ver muy bien las diferencias entre el viejo y el nuevo continente, ellos representan como nadie los dos sistemas .

Mientras el de ella tiene siglos de antigüedad, el de John tiene algo infantil, algo sencillo y directo, que por ello conmueve. Y eso hace que el final de la historia resulte más dramático y melancólico. Quizás el lector moderno le pueda parecer un poco estúpido y simple, pero hay que entender que nosotros ahora vivimos en un mundo mucho más globalizado, en el cual dentro de occidente, las diferencias entre países han terminado por difuminarse. Antes las cosas no eran así, el diferencias eran mucho más encorsetadas e impermeables. Es ahí donde radica el puro y simple drama de esta historia. Ni John ni Treymes juzgan con justicia el mundo de su adversario, pero sobre todo no juzgan bien el carácter del otro y hasta que punto está marcado por su entorno y por la ideología de su mundo. de ahí viene la hecatombe, desencadenada en una última escena rítmica y fulgurante, sazonada por un dialogo entre los dos protagonistas que va desmadejando todo lo que ha ido cociendose a fuego lento en la páginas anteriores. Después de la tranquilidad que ha tenido la novelette hasta sus últimas páginas, la agilidad de ese desenlace ayuda a que su melancolía impacten con todos sus matices en el lector. Es el culmen de unos duelos dialécticos que han sazonado toda la trama, genialmente llevados, y que obligan al lector a poner los cinco sentidos en ellos. Los diálogos están sazonados de dobles, significados, de sutiles estratagemas, de pequeños engaños y de frases extrañas que solo van cobrando sentido a medida que la tramaba desarrollándose. El tema central de la historia se maneja con ambigüedad a lo largo de la misma, y no es hasta su final que uno puede unir todas las piezas que la autora ha ido desperdigado por el camino y juntarlas para crear el puzzle completo. al final todo es una guerra por amor, principios y honorabilidad que no llega a buen puerto. Quizás, porque los dos mundos son demasiado diferentes para poder unir, la única forma de terminar con esta contienda, es que uno de ellos termine por absorber irremediablemente al otro.

En “Madame de TreymesEdith Wharton presenta unos personajes, una situaciones que son típicas en muchas de sus obras. Siempre hay una hipócrita alta sociedad plagada de convencionalismos que resulta asfixiante, una historia de amor dramática, personajes con una complejidad inconmensurable que poco a poco vamos descubriendo, el choque entre dos concepciones sociales antagónicas. Pero que eso esté almacén habituales en su producción, sus grandes habilidades narrativas y su inteligencia a la hora de manejar todos esos aspectos nunca deja de sorprender al lector. Cada una de sus historias tiene algo único y especial que se consigue pese a la sencillez de sus recursos literarios, lográndose se lean con gran placer interés, y dejen algo lector con algo en lo que pensar.

Para finalizar, me gustaría desearos una feliz salida del año 2023 y una feliz entrada en el 2024. Espero que el año que viene esté cargada de cosas buenas para todos vosotros en todos los sentidos, buenas lecturas incluidas.
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Inquilinas_Netherfield
 16 December 2017
Edith Wharton es de esas autoras que poco a poco, hay que ir leyendo y conociendo toda su obra. A Wharton no hay que acercarse solamente por su excelentes tramas, por la complejidad de sus personajes o por el costumbrismo sobre el que asienta casi toda su bibliografía, sino porque, simple y llanamente, escribía maravillosamente bien. Leer a esta señora es un lujazo, y es una pena que siempre haya estado a la sombra de algunos de sus coetáneos. Y quien dice algunos, dice uno en concreto: Henry James. Ambos eran grandes amigos, coincidieron en una época de grandes cambios sociales que luego se vieron plasmados en sus obras, pero James, para disgusto de sus muchos detractores, siempre ha sido objeto de mayor gloria literaria.

¿Por qué saco a colación a James? Porque esta nouvelle me ha parecido jamesiana hasta la médula. Y no solo porque lo ponga en la sinopsis, obviamente, es que es verdad. Leyéndola me venía constantemente a la cabeza, por ejemplo, otra nouvelle de la última etapa de James, Julia Bride, que también trata sobre la reputación de las mujeres a principios del siglo XX, aunque desde otra perspectiva. Aun así, la cadencia pausada y descriptiva, la dicotomía americano-europea tan presente en la obra de Henry James, incluso el aire de la historia en sí misma, como digo, son totalmente jamesianos. Pero que no se me asusten los que huyen de la prosa de este autor: a diferencia de él, Edith Wharton no parece empeñada en ahuyentar a sus lectores, y su prosa, lejos de ser retorcida y enroscarse sobre sí misma (ejemplo de esto sería la propia Julia Bride), se lee con gusto y sin atragantamientos. Es más, se lee con fruición.

La historia nos traslada a París a principios del siglo XX, donde el neoyorquino John Durham se ha enamorado de una amiga de la infancia, Fanny Frisbee, con quien desea casarse. Pero Fanny, ahora madame de Malrive, se ha separado de su marido, y está en una especie de limbo. No puede volver a casarse si no se divorcia, y la familia de su esposo ni se plantea el divorcio porque no está bien visto socialmente... y aun en el supuesto caso de que se lo concediesen, Fanny perdería a su hijo, quien pasaria a vivir con el padre recibiendo una educación que ella no quiere, y ella misma se vería expuesta a un escándalo ante la burguesía parisina, de la que quedaría desterrada.

Todo pasa por convencer a su familia política (puritana, estricta, rígida... hipócrita) para que le conceda el divorcio permitiéndole además quedarse con la custodia de su hijo. Aquí es donde entra en acción madame de Treymes, cuñada de Fanny y aliada favorable a su causa... o no... o sí. O no. Menudo personaje la Treymes. Porque la misión de John es convertirla en su topo dentro de la familia, pero muy pronto nos daremos cuenta de que su inocencia, rectitud y honradez van a chocar de frente con la taimada y manipuladora mentalidad de una alta sociedad francesa que mira por encima del hombro a los americanos... y que los subestima.

Os parecerá que he contado mucho pero no. Tened en cuenta que es una nouvelle y que consta de unas cien páginas de longitud, por lo que nos metemos en materia muy pronto. Como siempre digo, me maravilla la facilidad que tienen algunos autores para contarte en apenas unos cuantos capítulos una historia que da para un libro con el doble o el triple de páginas. Sin fisuras, y con una trama completamente armada. Y además Wharton lo hace como solo ella sabe hacerlo, con descripciones precisas, intimistas y evocadoras, mucha ironía y retazos de sentido del humor, diálogos soberbios y unos personajes ambiguos concentrados a la máxima potencia en jugar su papel dentro de la historia para dejarte su esencia en la cabeza cuando cierras el libro.

Nos recuerda la traductora en su prefacio que Wharton está considerada la historiadora social más perspicaz de la literatura norteamericana (a lo que solo puedo decir amén), y a eso hay que añadir que el tema que trata en esta nouvelle, tan presente en buena parte de su obra, tiene tintes autobiográficos. Ella misma fue una mujer divorciada que tuvo que pasar por el penoso proceso de volver a sumergirse y ser aceptada en una sociedad burguesa rígida y estrecha de miras, lo que la convierte en una artista de primera fila que, a base de ironía y cortinas a medio abrir, pinta en Madame de Treymes un fresco realista sobre la situación de las mujeres divorciadas y con cierto estatus social a principios del siglo XX.

Pero es que además, tal y como le pasaba a James, amaba y odiaba a Europa a partes iguales, y esos encontronazos entre americanos y franceses, que se buscan para lo que les conviene y se rechazan para todo lo demás, son una constante en la historia. de hecho la base sobre la que levanta la trama es precisamente la percepción que madame de Treymes tiene sobre el carácter norteamericano, el cual pretende utilizar sin saber juzgarlo por ser tan distinto al suyo. No prevé las consecuencias ni las reacciones de quien tan alejado está de ella moralmente, y esto da lugar no solo al embrollo sobre el que gira la trama, sino a las mejores escenas del libro. Aun así, los americanos también se llevan su ración de crítica, no creáis. Wharton tenía para todos.

Las conversaciones entre el neoyorquino Durham y la sofisticada madame de Treymes son maravillosas. Son como duelos en los que a base de palabras y miradas escrutadoras como bisturíes, ella siempre sale ganando. Lees lo que dicen, e intentas adivinar lo que no porque sabes que también está ahí si rascas un poco. Nuestra susodicha madame esconde tantas capas que intentas ver a través de ellas en las palabras que no están escritas para saber a qué atenerte. Inmersa en su propio juego, astuta, se hace la dueña absoluta de la historia, aunque la autora de vez en cuando te recuerde que es de su cuñada, madame de Malrive, de quien tendrías que preocuparte. Pero te da igual. Treymes es quien maneja la trama y al resto de protagonistas y lo que quieres es que aparezca y haga de las suyas.

No quiero decir nada más, salvo que el final que esperéis no es el que encontraréis. Nada de resoluciones fáciles ni anticipatorias. Madame de Treymes y John Durham mantienen su pulso hasta la ultimísima página, y Wharton, como James, no era una autora de finales cómodos para sus personajes. le gustaba llevarlos hasta las últimas consecuencias, y dejarlos ahí, al cerrar las páginas, rumiando sus faltas, llorando sus penas, lanzándose hacia un futuro incierto. Un final magnífico, intrigante y turbio.

Cómo me gusta esta autora.
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lectoraempdernida
 24 March 2023
#MadameDeTreymes de #EdithWharton (1907) 📖 @australeditorial 📚

Principios del siglo XX, París. John Durham es un americano enamorado de Fanny, otra americana que pasó a ser Madame de Malrive al casarse con de Malrive, entrando así en una familia francesa de la alta sociedad. Fanny y su marido llevan un tiempo separados, este es un poco pendenciero, la familia de él lo sabe y mantiene a Fanny y a su hijo con ellos. Pero Madame de Malrive vive en un mundo muy alejado de sus costumbres americanas, rodeada de apariencias y verdades truncadas, lo que parece sincero no lo es en absoluto, y la verdad siempre hay que buscarla en aquello que precisamente no dicen. Ella también está enamorada de Durham, pero necesitan el divorcio para poder casarse, y ella sabe que eso no será nada fácil: la religión y cultura de su familia política es contraria totalmente al divorcio y, además, no está dispuesta a abandonar Francia y dejar a su hijo allí, siendo absorbido por toda esa influencia francesa tan distinta a la que a ella le gustaría darle (aunque sea a medias). Durham intenta buscar una solución, está dispuesto a vivir en Francia por ellos y no ve por qué no se le iba a conceder el divorcio, cuando todos conocen su situación... Para buscar una aliada decide entablar relación con la cuñada de Fanny, la hermana de de Malrive, Madame de Treymes, la cual no lo dejará indiferente, ni él a ella. ¿Serán capaces de conseguir la libertad que tanto anhelan gracias a la influencia que pueda ejercer la insondable Madame de Treymes?

Qué bien escribe esta autora. Me encanta su estilo elegante, en el que aprecio muchísima inteligencia, y también me gusta cómo trata la temática central de esta nouvelle: esa lucha cultural, ese enfrentamiento entre los ideales franceses de la alta sociedad del momento con los de los americanos.

Qué pena que aunque se tengan intenciones similares, cada cual vea la misma cosa de modo tan diferente, absorbidos por lo que les rodea y por lo que le han enseñado; que sea tan difícil salirse del redil de los ideales de la sociedad a la que se pertenece, aun cuando la felicidad y la de otros a los que se quieren dependan de ello.

¡Reseña completa en el blog! 💯
Enlace: https://lectoraempedernida88..
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rae77
 19 August 2022
"Madame de Treymes" de Edith Wharton
Ésta novela corta está ambientada en Francia a principios del siglo XX. Allí conocemos a John Durham, un norteamericano que está decidido a vencer todas las dificultades para poder casarse con una amiga de la infancia. Fanny de Malrive, es una joven norteamericana casada con un disoluto marqués francés del que vive separada. Ambos quieren conseguir el divorcio, pero en esta difícil situación aparecerá Madame de Treymes, la cuñada de Fanny. Está mujer representa todo lo engañoso de la alta aristocracia francesa. En un juego de mentiras y medias verdades, la felicidad de Durham se verá comprometida de una manera que no puede ni imaginar.
*Ésta novela corta se lee en un rato y te deja un regusto amargo. Es una historia dolorosa y dura para sus protagonistas pero contada de una manera bellísima. No es el amor lo más importante, sino las maquinaciones de Madame de Treymes, aunque ella sólo sea la cabeza visible de una sociedad que ahoga y aniquila cualquier atisbo de felicidad. Lo más importante es que te mantiene atrapado para saber lo que pasa y está muy bien escrito.
*Curiosidades:
-Me ha llamado la atención que Edith Wharton, al igual que Henry James, juega aquí con la contraposición entre la encorsetada vieja Europa y la nueva y libre América.
-Edith Wharton sabía muy bien de lo que hablaba cuando escribió esta novelita, ya que apenas unos años más tarde ella misma se divorciaría de su marido, teniendo que soportar esa doble moral que tan bien recoge en esta historia.
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marta_lo
 29 January 2021
Nos encontramos ante una novela corta o novelette de Edith Wharton. Aunque su título es el nombre de uno de los personajes, yo no consideraría a Madame de Treymes como la protagonista del libro. Es cierto que tiene cierta influencia e importancia en la historia, pero los protagonistas para mí han sido Durham y Fanny.

Bien es cierto que al ser de poca extensión, no se puede disfrutar tanto la narrativa de la autora como en sus novelas La casa de la alegríaLa edad de la inocencia o Estío, aunque este último no me pareció tan sorprendente como los dos anteriormente citados. Aunque disponemos de varios personajes interesantes, me hubiera gustado que la autora hubiese ahondado más en su interior para descubrir un poco más de alguno de ellos.

Como siempre, Wharton critica a la sociedad de su época, en este caso concreto a la sociedad francesa, la cual prefiere que un marido sea infiel a su esposa una y mil veces antes de separar al matrimonio. Me ha parecido en algunos momentos una crítica exagerada, incluso un poco ofensiva. También hace una crítica interesante a la Iglesia y su influencia en la educación de los niños.

Aunque la lectura me ha gustado, no me ha terminado de llenar. Quizá sea por la corta extensión de la misma, pero me han faltado acontecimientos, situaciones diferentes, y se me ha quedado más bien como si fuera un solo capítulo de una gran novela. Igualmente, me ha parecido un libro agradable de leer, además de recomendable.
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Citas y frases (2) Añadir cita
marta_lomarta_lo29 January 2021
Mi hijo ya solo me pertenece a medias, porque la Iglesia tiene la otra mitad, e intentará echar mano de mi parte tan pronto como empiece su escolarización.
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NoniNoni10 August 2023
Nada había de temible en madame de Treymes, excepto tal vez el discreto pero crítico examen al que sometió a los invitados de su cuñada, dispensándoles la imperturbable atención con la que un espectador civilizado observaría un campamento de aborígenes.
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Videos de Edith Wharton (2) Ver másAñadir vídeo
Vidéo de Edith Wharton
Nacida en el seno de una rica familia de Nueva York, la popularidad y el respeto de sus pares, a ambos lados del Atlántico, no bastaron para que los académicos suecos tuvieran en cuenta a Edith Wharton (1862-1937) para otorgarle el Premio Nobel.
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