Las pesadillas del Marabú

Irvine Welsh sabe escribir sobre muchas cosas, pero sobre todo de amistad y suburbios, de marginación y violencia y aquí tenemos todo eso y algo más que no es habitual en sus historias como es la fantasía como vía de escape.
Tenemos la vida dura de un muchacho en un barrio marginal, con padres marginales y sin posibilidad de escapar y cuando parece que lo logra todo vuelve al principio.
Buena descripción de los ambientes futbolísticos de los ochenta y noventa, con su violencia y drogas y, como siempre, la novela destila violencia por todas partes y este escritor no deja mucho a la imaginación, las descripciones son precisas, quizá en algunos casos demasiado precisas, reconozco que en el episodio de la chica, levanté varias veces la cabeza del libro.
Me ha resultado curioso la manera que tiene el autor de contar el interior del protagonista, como sale a la realidad o se sumerge dentro de sus recuerdos.
Personajes típicos de la época y de los barrios, pero me quedo con el padre, todos hemos conocido en nuestros barrios a un padre así, "más chulo que un ocho", personajes a evitar cuando eres un crío, pero Irvine lo ha convertido en uno de mis personajes favoritos por la manera de hablar, la manía de repetir las frases, las preguntas retóricas, un gran logro. Los hermanos del protagonista son caso aparte, cada uno con sus propias características, muy estereotipados, pero muy reales, al igual que el padre, los había en las calles.
Al autor hay que armarlo, sino las historias pueden parecer demasiado duras y exageradas y más cuando sus obras siempre tratan temas parecidos, pero ya lo he dicho antes, Irvine Welsh escribe sobre lo que sabe y conoce y a mí me gustan sus libros, al fin y al cabo soy también un chico de barrio.