Tuve suerte. Suplique ayuda y alguien me acogio.
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Tuve suerte. Suplique ayuda y alguien me acogio.
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Cuando dormia, tenia pesadillas; y cuando me despertaba, recordaba la situacion en la que me encontraba y lloraba.
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Me sentia mas triste de lo que jamas habia estado y mas solo de lo creia posible.
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Ni siquiera sabia cómo habia conseguido sobrevivir, ni tampoco imaginaba que la vida pudiera ser tan dura.
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Pero cuando Agnes se fue al cielo gatuno, hace un año, experimente un dolor que jamas habia creido posible. Me dolía tanto que creí que no me recuperaría jamás.
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Recuerdo que Margaret decía que las personas crecen. Unas veces crecen rectas y otras se tuercen, pero los seres humanos evolucionan y cambian a menudo. También decía que a veces es necesario que ocurra algo muy malo para que una persona florezca.
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Tampoco puede decirse que uno se llegue a curar por completo. Siempre queda una parte que sigue curándose, que sigue doliendo, pero acaba convirtiéndose en una parte de nuestra personalidad y acabamos aprendiendo a vivir con ella.
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Vi en ellos el mismo dolor que yo había experimentado. Y, por tanto, decidí quedarme con ellos por si me necesitaban, que es justo lo que haría cualquier gato decente.
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Y, de ese modo, yo había aprendido que la rabia y la infelicidad suelen ir de la mano.
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El sufrimiento formaba parte de mí: echaba de menos a Margaret con todas las fibras de mi ser y eso me causaba un dolor físico en el corazón. Pero había conocido el amor: el amor de mi dueña y de mi hermana gata y aunque solo fuera por ese amor, debía seguir adelante
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises