Punto de Fuga

Continúa Peter la narración de su vida en el punto en que la dejó en su primer libro: "Adiós a los Padres". Se independiza de sus padres y se establece en Estocolmo donde vive su amigo Max, con el que coincidiera en Praga. Quiere librarse de todo tipo de ataduras y afirmará ante Max:
"Negué ante Max mi pertenencia a una familia, igual como había negado mi pertenencia a una nación y una raza"
Pero Max tiene deseos de ir a Nueva York y establecerse allí y abandonará pronto la ciudad. Conoce al también pintor Anatol con el que entablará un vínculo de amistad. Edna irrumpirá en su vida, chica de buena familia que a Peter le produce alejamiento. Sobrevivirá a base de trabajos en granjas y aserraderos de madera. Tendrá una niña con Edna, pero su relación no será lo esperado por Peter, que ve a Edna con una mentalidad muy infantil, alejada totalmente de los intereses artísticos de Weiss. Expondrá en exposiciones, pero la pintura no parece llenarle y se planteará ser escritor, que en un viaje a París le hará reafirmarse en su deseo de encaminarse a la escritura, pero si tendrá certeza de que será en su lengua alemana de origen que es la que domina y siente.
Peter escribe de manera muy cercana sus memorias de aquellos tiempos convulsos de la Segunda Guerra Mundial y años posteriores, que si bien en Suecia se vivía alejado de ese maremágnum, Peter confirma que todavía se vivía de alguna manera, con costumbres ancestrales.
Escrito entre 1960 y 1962, refleja de manera minuciosa en muchos apartados su periplo vital de aquellos años, llenos de dudas e incertidumbres dominados por una insatisfacción existencial, que parece no tener fin; aunque el cierre del libro parece abrirse a un futuro menos oscuro.