Aunque venciese la negrura, nunca se extinguiría la esperanza. Una vela, símbolo de otras muchas, había oscilado unos segundos para luego morir, pero desde la noche de los tiempos surgirían centenares de llamas que quizás no menguarían bajo ningún soplo. Así arde siempre el fuego solitario de la esperanza iluminando la oscuridad hasta la llegada del nuevo día. |