Artemisa

Tenía muchas ganas de leer algo más de Andy Weir después de lo mucho que me gustó El marciano y lo bien que lo pasé leyéndolo. Aunque también había cierta preocupación por si acaso el autor no conseguí volver a crear algo tan ingenioso como su primer libro. Bueno, esta historia es diferente a El marciano pero os mentiría si no dijera que me lo he pasado muy bien disfrutándola.

Esta vez la acción se queda más cerca de nuestro planeta, nos vamos a la Luna donde existe una única ciudad, Artemisa y donde vive nuestra protagonista Jazz. Pero la vida allí no es fácil a menos que tengas mucho dinero. Y para tener dinero Jazz se dedica a pequeños trabajos de contrabando que la facilitan la vida.

Pero un día le ofrecen un gran negocio, algo que la puede “retirar” de sus trabajillos fuera de la ley y darle estabilidad y tranquilidad. Valiente y arriesgada como es acepta y prepara su golpe. Pero no todo sale como esperaba… y esto desencadenará una sucesión de acontecimientos que la llevan al centro de una gigantesca conspiración por el control de recursos en la Luna.

El autor nos da un montón de detalles sobre cómo es vivir en la Luna. Las restricciones que sus habitantes tienen, la estructura de la sociedad, lo diferente que es el asentamiento allí respecto a la Tierra. Incluso tienen un sistema monetario, los slugs, que es equivalente a la entrega de un gramo de carga de la Tierra a la Luna (“Sube a la Luna Un Gramo").

Jazz no es astronauta, pero es una superviviente. Es irreverente, deslenguada, atrevida y, sobre todo, divertida. Tiene una forma ocurrente y chistosa de explicarte toda la tecnología que la rodea y la que utiliza en su aventura, haciendo que entiendas bien de lo que está hablando sin resultar demasiado “académico”.

Su personaje es el de una joven de 26 años, de ascendencia musulmana pero no practicante, que ha aprendido el oficio de soldador de su padre pero no quiere seguir sus pasos a pesar de admirarle y, en secreto, sentir que le está decepcionando.

Los secundarios son los que creo que quedan algo desdibujados al lado de la arrolladora Jazz. Tenemos a Ammar el padre de Jazz, al magnate que la contrata, Trond Landvik, a la administradora de la Luna, a Dale un amigo de Jazz pero que ahora están distanciados debido a una traición, a Kelvin, su amigo terrestre por correspondencia y contacto en sus contrabandos, y a Martin Svoboda, un ingeniero que ayuda a Jazz con tecnología para sus “trabajos”. Y aunque cada uno de ellos adquiere protagonismo en determinados momentos de la trama, ninguno parece demasiado cercano a la protagonista que siempre se mantiene algo alejada de todo el mundo.

El por qué no es tan impresionante como El marciano, en mi opinión, puede ser porque en esta aventura, a pesar de los muchos peligros que afronta Jazz a lo largo del libro, no tiene la misma carga de tensión que el anterior. Aquel era un libro de supervivencia y este es más un thriller de ciencia ficción.

Entretenida desde el principio hasta el final, con un ritmo rápido, con revelaciones y sorpresas muy creíbles (o al menos yo me las he creído…), con giros inesperados y una acción imparable. Creo que no se le puede pedir mucho más a un libro para que sea divertido y lleno de momentos interesantes.
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