Frunció el ceño ante el primero que recogió. Miró a Kip de reojo. —¿Son… reales? —Sí, señor. —Kip por fin reaccionó y empezó a ayudar al comandante. Se incorporaron, y el comandante Puño de Hierro entregó a Kip un montoncito de cartas. Se quedó con una en la mano. —Es la primera vez que veo un original. ¿Funciona como aseguran? —Sí, señor. Si traza mientras la tocas, experimentarás lo que ocurrió. Cuantos más colores puedas trazar, más cosas verás. Puño de Hierro contempló el naipe que tenía en la mano. —Esta carta. Es mi hermano, ¿lo conoces? |