La belleza del mal

Tras dos hojas que funcionan a modo de prólogo, la novela comienza, in medias res, con una escena impactante: una mujer llama desesperada a la policía. de fondo, se oye chillar a un niño pequeño. Una policía, que se encuentra cerca, se dirige al lugar de los hechos y, desoyendo todas las normas que ha de cumplir, decide no esperar refuerzos y entra en la vivienda. Encuentra sangre por todas partes, allí ha ocurrido algo muy grave.

Tras ese comienzo realmente impactante, la trama se desarrolla con avances y retrocesos continuos. Así, conoceremos a Maddie, una joven americana que daba clases en Bulgaria en la época en la que los Balcanes eran un polvorín. En la vecina Macedonia vive Joana, su íntima amiga, a la que Maddie visita cada vez que puede. Allí, en Skopie, conocen a unos chicos, entre ellos Ian del que Maddie se siente irremediablemente atraída. Comienza una historia de amor que tarda años en llegar a buen término pero que encuentra, en la actualidad, a Maddie y a Ian como un matrimonio con un niño pequeño llamado Charlie. Viven en el país de ella, en una granja aislada y tranquila en Kansas. Un lugar en el que no pasa nada… hasta que pasa.

La trama se desarrolla a través de saltos continuos en el tiempo. Es por eso que cada capítulo viene precedido de la fecha en la que ocurre. A veces, una fecha tan lejana como el año 2001 en el que todo empezó. Otras con expresiones tan crípticas como “dos semanas antes del asesinato” o “el día antes del asesinato”. No hay que ser un lince para saber que en esa familia ha ocurrido algo muy malo, que la mujer que llamó al teléfono de la policía pidiendo ayuda tenía que ser Maddie y el niño que gritaba Charlie. Pero, ¿qué les ha pasado? Y, ¿dónde está Ian? Y, sobre todo, ¿quién ha muerto? Porque pasarán muchas hojas, muchos capítulos, hasta que consigamos averiguar quién es la víctima. Obviamente, sin saber quién es la víctima, no podemos elucubrar sobre su asesino.

A través de capítulos cortos y con una estructura típica de thriller en la que abunda el diálogo, la autora juega al despiste presentándonos unos protagonistas y una trama en la que nada ni nadie parecen fiables. Por un lado, nos presenta una pareja que se ama desde que se conoció pero, ¿es, de verdad, una historia de amor perfecta? Por otro, nos presenta unos personajes de los que no puedes evitar dudar. Son muy pocos; prácticamente se limitan a Maddie, Ian y Joanna (porque lo único que tenemos claro es que el pobre niño no ha hecho nada, de los demás dudaremos continuamente). Entre esos tres anda el juego y no es difícil adivinar que son un tanto extraños. La autora intenta guardar un equilibrio entre caracterizarlos bien pero también reservarse la posibilidad de que tengan algo oscuro. Y es que, aunque nos hace dudar más de uno de ellos, nos presenta facetas de los otros que hacen que pensemos que tampoco no son mirlos blancos.

Hay dos narradores en esta novela. Uno es un narrador omnisciente que toma la palabra en los casos en los que nos cuenta qué hace Diane, la policía que investiga el caso. La otra narradora es la propia Maddie que, como os podéis imaginar, no es una narradora fiable. La autora nos hace dudar ocasionalmente de ella pero tampoco tendremos nada claro si es que nos esconde algo, o si es que está un poco transtornada o si nos dice la verdad. A Ian y a Joanna les veremos sólo desde su punto de vista, sabremos de ellos sólo lo que Maddie nos cuenta así que, ya os podéis imaginar, el lío está servido.

Me ha resultado entretenida y la verdad es que se lee fácil y sin ningún esfuerzo. Pero también he de decir que muchas cosas son previsibles y que el personaje de Maddie no me ha acabado de convencer. Por otro lado, me ha recordado bastante a otra novela que leí hace dos o tres meses y eso ha hecho que anticipase muchas cosas del final. Pero bueno, como típico thriller de verano, entretenido y absorbente, funciona.

Conclusión final

“La belleza del mal” es un thriller que se lee solo y que nos presenta a muy pocos personajes, planteándonos muchas dudas sobre todos ellos. Una novela entretenida y de fácil lectura.


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Pocas veces recomiendo un libro al principio de mi reseña. Estaba tan convencida que sería un thriller más de tantos que…, ¡qué malos son los prejuicios! ¡Qué alegría comprobar mi equivocación! A nuestra protagonista, Maddie, le asustan muchas cosas, algunas de ellas: cuando su hijo llora, los hospitales, los lagos o cuando su marido se enfada. Sus miedos me ponían nerviosa haciéndome sentir cierta intranquilidad en cada página. Pero todo comienza con una extraña llamada a la policía. En una casa bonita de esas que desde fuera rebosa paz y tranquilidad, y que está situada en un pequeño pueblo llamado Meadowlark (Kansas), en ella, un agente que se horroriza ante la cantidad de sangre que hay en el suelo y salpica los muebles. ¿A quién pertenece? Ese será el misterio principal de varios hilos a seguir tales como un matrimonio, un niño pequeño y una amistad de aquellas que no somos capaces de romper. ¿Quién engaña a quién?

Contada mayormente por la propia Maddie, nos llevará a diferentes escenarios. Países como Bulgaria y Macedonia donde conoció a su gran amiga Joanna y a su actual marido Ian. La autora hace un tremendo trabajo narrativo en esta parte contándonos las vidas de cada personaje, buscando la mayor realidad posible. le pone voz a cada uno de ellos, y aunque no somos capaces de escucharlos más que en nuestra imaginación lectora, nos asustan, nos intimidan, los sentimos vivos. Puede que algunos detalles sobren o no aporten nada al misterio, pero recomiendo leerlo despacio, con calma, pues en ellos se encuentra la llave para abrir esta escalofriante caja de pandora.

Estamos ante una trama que puede ser un tratado sobre la amistad y a la vez enlazar emociones psicológicas. Profunda y oscura, explora el tema del abuso. Bien escrita, la autora sabe sostener a sus personajes ricamente desarrollados mientras mantiene el suspense. Deseos, engaños y obsesiones enfermizas, todo bien equilibrado, nos preguntamos en qué momento algo hermoso se convierte en maligno. Contada desde diferentes puntos de vista, con saltos en el tiempo, leeremos pensamientos de sus protagonistas, mensajes escritos que nunca se enviaron, trozos que nos removerán por dentro y entenderemos la importancia de escribir algo y borrarlo luego ante la duda. ¿Qué hubiera podido cambiar si al final hubiese sido leído por su destinatario?

Mentiras, lagunas mentales en busca de la realidad, son pequeñas minucias que nos va dejando su autora para que seamos capaces de ver las manos mientras tantean el crimen perfecto. Personalidades fuertes, inseguras, moviéndose entre realidad y delirio, provoca ansiedad reconocer ese lado oscuro nuestro que creemos controlar o incluso esconder. Casi cuatrocientas páginas para averiguar qué ocurrió en esa casa, pues hay personas que se pasan la vida planeando, hay personas a las que amamos demasiado.

Una novela demasiado real.

Estamos ante un thriller psicólogico, y he de decir que me ha sorprendido lo bien tejido de la trama por parte de la autora.
Los hechos transcurren en varias lineas temporales, presente, y pasado (no muy lejano), que la autora va intercalando por capítulos, estructura que es necesaria para entender los acontecimientos que se desarrollan. La trama se va desenredando de una manera sorprendente, y he de decir que todavía estoy sorprendida por el desenlace.
Los personajes están muy buen construidos, tapando con un velo de misterio algunas partes de la vida y personalidad de estos, lo que ayuda a que en el desenlace te sorprendas aún más, parece algo evidente y típico en este género literario, pero hay autores más sutiles que otros, y esta autora sin duda ha conseguido esa sutileza.
La falta de comunicación en las relaciones, que hace que se llegue a la desconfianza es el tema central, aliñado por enfermedades mentales de más de un personaje.
Una obra en la que nada y nadie es lo que parece, y donde el lector hasta última hora no se percata de la realidad, cuando ya es demasiado tarde.
Un libro ligero pero que esconde temas de enjundía, como el de las enfermedades mentales no tratadas debidamente, o ignoradas por el entorno, y las duras consecuencias de estas. Temas como la guerra en países tercermundistas, o el funcionamiento de organismos de ayuda internacional, seguridad privada de lujo, el alcoholismo, etc.
Un libro que recomiendo para leer en un fin de semana como este, manta, libro y un buen café o te.