El día que él volvió

En este libro de Penelope Ward vamos a conocer, en dos tiempos distintos, a Raven y Gavin. Los veremos durante el verano de sus vidas, cuando se conocieron y vivieron un amor efímero que destacaba por ser secreto y prohibido, y también diez años después, tras todo ese tiempo sin verse y reencontrándose gracias al destino.

Nos encontramos con una trama, como he dicho, dividida en dos tiempos y que se lee en un abrir y cerrar de ojos. Seremos testigos de cómo nuestros protas se enamoraron un verano entre esperanzas, confesiones y sueños, de cómo la vida (y otros elementos) complican su relación, cómo todo acaba y cómo diez años después se reencuentran y comprueban si sus sentimientos siguen vivos o no. Ha sido un viaje de emociones, sin embargo tengo alguna que otra objeción: me ha parecido que la primera mitad ha sido bastante plana y carente de emoción, y que la historia es un cliché con patas. Eso sí, la segunda mitad me ha gustado mucho.

Los personajes al principio me parecían poco destacables, pero a medida que ha avanzado el libro les he ido cogiendo cariño. Raven es diferente, cauta y sincera, y Gavin es tierno, atrevido y se mueve por impulsos. Ambos son sus respectivos soplos de aire fresco y se compenetran a la perfección. Me hubiese encantado que todo el libro hubiese sido como la segunda mitad para así disfrutarlos por completo.

Y no puedo olvidarme de los secundarios: Marni, Weldon, Paige, Renata, Ruth, Gunther, etc. Son personajes muy importantes tanto para el libro como para los protas.

De la pluma de Penelope Ward poco tengo que objetar. Me parece que es toda una autoraza capaz de hacerme leer sus libros en un suspiro y enamorarme con sus historias y sus personajes. Ward es una apuesta segura, siempre.

En resumen, es un libro sencillo y previsible, pero que se disfruta; un libro sobre el amor prohibido, las segundas oportunidades y la valentía que debemos tener frente al amor. Lo recomiendo mucho especialmente si queréis algo ligerito para leer en un fin de semana.