De la mano del protagonista, un poeta venido a menos, vamos de paseo por el camino que suele transitar para inspirar su escritos; nos va hablando de todo lo que ve, personas, animales, tiendas, productos, no deja nada sin comentar, hasta lo más mínimo lo tiene presente, lo que siente, su resentimiento con los demas, con la vida, su disconformidad ante cualquier situación, todo crítica y menosprecio, nada a favor... y así, poco a poco, y quizá era lo que el autor quería, me fue saturando de tanta carga negativa, de tanto descontento, de su propia depresión; tanto así que deseando estaba llegar al final del trayecto Hay paseos inolvidables y otros que se recuerdan precisamente por todo lo contrario; la compañía vale mucho, en este caso, no fue la más acertada |