Y desapareció la oscuridad entre las filas de camas, una oscuridad que parecía tornarse cada vez mas profunda y cerrada mientras Eliza la observaba, como si todas las sombras de la Tierra convergiesen en ese mismo punto, haciendo desaparecer la luz capa tras capa como los puñados de tierra lanzados sobre un ataúd. Habían acudido a por él, y habían acudido a por ella y habían llegado del espacio exterior y habían salido de todo lo que respiraba. Se bebió lo que le quedaba de tequila de un trago y fue a por otro.
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