Creo que esta es la primera vez que me cuesta tanto reseñar un libro y no porque no me haya gustado si no todo lo contrario. Me ha gustado tanto y me ha hecho sentir tantas cosas, tantas, que no sé ni por donde empezar. Me senté a leer este libro virgen completamente porque aunque no os lo creáis nunca he visto la película y siempre he tenido ganas pero son de estas cosas que por una u otra causa acabas aplazando. Así que cuando la editorial me brindó la oportunidad de leer esta historia aprovechando su re-edición (sencilla y preciosa, por cierto) ni me lo pensé. ¿Sabéis esas veces que un libro te abraza y te rodea como una manta reconfortante? Pues así, tal cual. El color púrpura se te mete directamente bajo la piel, dejándote expuesta y vulnerable desde el momento que lo abres y lees la primera página. Estás allí y no puedes estar en ningún otro lado que no sea allí. Incluso cuando no estás leyéndolo. Celie es uno de los personajes más fuertes que he conocido en la literatura. A través de cartas, unas dirigidas a Dios y otras a su hermana Nettie, nos cuenta su historia de violación, pérdida y matrimonio forzado. Dondequiera que su vida la lleva se encuentra con hombres a los que han enseñado desde la cuna a maltratar y menospreciar a las mujeres para establecer sus propios y frágiles egos. Si bien afirman ser el sexo más fuerte, dejan que sus madres, hermanas, hijas y esposas se ganen la vida, trabajen para obtener alimentos, vivienda y educación. El mundo de Celie, basado en la sumisión, cambia cuando se encuentra con dos mujeres que se niegan a inclinar la cabeza, que luchan por su derecho al orgullo individual y la felicidad, Shug y Sofía. Este libro es un poderoso himno a las mujeres de todo el mundo y a través de loa historia de Nettie y Celie, de Sofía y Shug, aborda los difíciles temas políticos de la misoginia, la sexualidad reprimida, el colonialismo, esfuerzos misioneros, el racismo, la violencia doméstica y la pobreza. A pesar de las terribles circunstancias de la vida en el sur profundo en los años 1930 y 1940, es un libro sobre la alegría de vivir. La vida no es solo felicidad roja o tristeza azul, ¡es púrpura! Pocas veces he sentido un color que se exprese tan fuertemente en las emociones. El mensaje que Alice Walker nos envía a personas de todo el mundo es positivo: hombres y mujeres pueden definir sus propios roles, pueden desarrollarse, aprender y cambiar para mejorar. Los roles de género no son estáticos, y hay momentos de paz y amistad para cualquiera que se atreva a salir del patrón de dominación que destruye la libertad de elección tanto para hombres como para mujeres. Una joya de libro, recomendadísimo para todo el mundo. |