Una cosa le agradezco, y es el haberme enseñado a aprender por mí misma, leyendo y estudiando, y a escribir con letra clara. Y el haber mantenido vivo el deseo de saber.
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Una cosa le agradezco, y es el haberme enseñado a aprender por mí misma, leyendo y estudiando, y a escribir con letra clara. Y el haber mantenido vivo el deseo de saber.
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El mundo está cambiando. Ya no es un lugar solo para hombres.
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¿Quién te ha abierto los ojos? Nadie. La experiencia. Más tarde o más temprano, todos acabamos por tenerla.
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Tienen la cara de querer hacernos creer que la esclavitud falló por culpa nuestra (…) Como si nosotros no hubiéramos tenido el talento necesario para hacer que funcionara.
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Pero una cosa le agradezco, y es el haberme enseñado a aprender por mí misma, leyendo y estudiando (…) Y el haber mantenido vivo el deseo de saber.
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“Tiempos duros” es una frase que los ingleses usan mucho al hablar de África. Y uno olvida con facilidad que, de no ser por ellos, en África no habrían sido tan duros los tiempos.
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¿Por qué canta la gente cuando está cansada?
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El mundo está cambiando, respondí. Ya no es un lugar solo para hombres.
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Le miro a los ojos y veo que tiene miedo de mi. Me alegro de que sepa lo que es eso.
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Tienes que luchar, Celie, me dice. Yo no puedo hacerlo por ti. Tienes que luchar tu misma. Yo no contesto. Pienso en Nettie, muerta. Ella luchó y se escapó. ¿Y para qué? Yo no lucho, yo me quedo donde me mandan. Pero sigo viva.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises