El jardín de los nuevos comienzos

-Lo entiendo. Pero a veces estas cosas pasan ¿No? Como cuando estás en invierno y todo está gris y apagado y de pronto dos días después ya es primavera y todo florece y se llena de vida. Una vez que a la naturaleza se le mete una idea en la cabeza, tiende a seguir adelante con ella...
-¿Me estás diciendo que somos como la primavera? ¿Una mero fenómeno de la naturaleza?...
-No, solo digo que quizá no está tan mal dejar que la naturaleza tome las riendas de vez en cuando

A veces las cosas nuevas son dolorosas. En ese sentido, la jardinería es como la vida

Me arrepiento amargamente de haber pasado tanto tiempo discutiendo con él. Si pudiera cambiar el tiempo que malgasté recogiendo calcetines y quejándome por otro beso, o incluso por cinco minutos sentados a solas y en silencio, tomando un café en la sala de estar, lo haría sin pensarlo

Samantha iba a su clase, coleccionaba figuritas de Littlest Pet Sho y podía recitar los nombres y evoluciones de trescientos Pokémon, o sea, que eran amigas para siempre

No supe cómo acabar la frase. ¿Por qué tenía que ser tan difícil? Yo era mujer, ella era mujer, las dos trabajábamos en una editorial, las dos ovulábamos, sudábamos, comíamos helados y nos sentíamos culpables por ello, leíamos People en la cola del supermercado, nos preguntábamos qué pensaban los demás de nosotras. No tendría que haber sido tan difícil que nos relajáramos

Soy ilustradora. Ya sé que suena romántico, parece que trabajo sentada bajo algún árbol inmenso con una paleta de acuarelas sobre las rodillas iluminada por la luz tamizada del sol. Pero lo cierto es que paso el día sentada en una silla de oficina, destrozándome la espalda, trabajando delante de un ordenador. Lo que sí es cierto es que vivimos en el sur de California y tenemos sol

Llegó un momento en el que permanecer bien protegida en el capullo, era más doloroso que el riesgo de florecer.